Irun - Lo intentó con todas sus fuerzas y hasta el último momento, pero no pudo ser. Al Bidasoa le pesaron mucho los siete tantos de diferencia del partido de ida, además de la baja añadida de Jon Azkue. A las conocidas ausencias de Barthe y Mikel Zabala se unió la del central oriotarra. Como consecuencia del encuentro de liga en Puente Genil, sufre dos fisuras en los huesos de la mano derecha. Imposible contar con él, si no era arriesgando mucho. No merecía la pena con todo lo que le queda al equipo por delante.

A pesar de ello, el conjunto de Jacobo Cuétara peleó hasta el último suspiro por lograr la remontada. Derrotó a los polacos (24-19), quedándose a dos goles de la machada. Le hubieran bastado, porque los irundarras marcaron seis más en Plock. En Artaleku se vivió un partido apasionante, de los que gustan y hacen época. No faltó nadie y de casi nada, incluso un arbitraje incomprensible, exasperante, desquiciante y bastante sibilino. Los colegiados daneses decidieron quince exclusiones, que en este deporte significan una barbaridad. Se equivocaron en demasía y, desde luego, pocas veces en favor de los locales.

El Bidasoa hizo muchas cosas bien. Por ejemplo, defender como si en cada acción le fuera la vida. Si en el primer tiempo, dejar en doce goles a los polacos ya era mucho, en el segundo solo encajó siete. Demostración indiscutible de la eficacia de un 6-0 que se convirtió en 5-1 con Kauldi Odriozola bordando otra vez un partido de videoteca. Tanto esfuerzo no se reconoce solo con aplausos. Pequeños detalles terminaron por decidir la eliminatoria, porque en los momentos decisivos del partido, prioritariamente en el segundo tiempo, faltó acierto en la terminación de las jugadas. Eso y tres balones a los palos en el primer periodo influyen en la suerte de la contienda, a lo que debe sumarse el valor del rival.

El Wisla es un equipo más poderoso que el Bidasoa, con más peso y envergadura. Encontró en los siete goles de Zoltan Szita el antídoto a la contención de los irundarras. El lanzamiento exterior del húngaro fue letal. No varió prácticamente nada respecto al partido de ida. Xavier Sabaté decidía dos cambios en cada situación. Si contaba con Mindegia y Szita para las acciones de ataque, Susnja y Stenmalm les suplían en defensa. El resto permanecía invariable. Eso le valía al Plock para controlar el partido desde el pitido inicial. (0-3, 3-6). Aprovechaban las exclusiones de los amarillos. Antes del minuto 15, Kauldi, Leo, Tesoriere y Sergio de la Salud se fueron dos minutos al banquillo lo mismo que Susnja y Sulic. La consecuencia del trajín arbitral se tradujo en ventaja polaca que el Bidasoa trató de neutralizar sin conseguirlo, llegando al descanso (10-12).

del 10-12 al 14-12 El paso por vestuarios le sentó muy bien al equipo guipuzcoano. De salida, un parcial formidable (4-0) cambió el signo del marcador. Tres goles de Esteban Salinas y uno de Crowley desataron al público de Artaleku, que al grito de “Sí se puede”, no dejó de animar y empujar a los suyos. Al Wisla se le frunció el ceño, porque fueron por detrás hasta el 18-18 cuando quedaban poco más de diez minutos para el final. Un penalti transformado por Sergio de la Salud (19-18) devolvió la ventaja y el atasco a los dos conjuntos, a los que les pesaba el esfuerzo del partido. Durante casi cinco minutos no se movió el tanteo. Cada equipo falló un siete metros. Un tanto de Leo Renaud (gran partido también el suyo) devolvía la ventaja a dos goles. Restaban seis minutos para el final. Jacobo Cuétara solicitó dos tiempos muertos en dos ataques seguidos para preparar cada jugada. Una salió bien, la segunda, no (21-18). Sabaté pidió el suyo tratando de gestionar la ventaja que llevaban en la eliminatoria y el tiempo que faltaba para la conclusión. Un gol de Mihic les tranquilizó antes de los tres consecutivos con los que el Bidasoa logró su máxima ventaja gracias a la perseverancia de Crowley, Kauldi y Sergio de la Salud cuando el equipo presionaba por toda la cancha.

Los árbitros pitaron el final (24-19) y los irundarras se despiden de Europa con la cabeza alta y con una experiencia inolvidable para los de dentro y fuera de la cancha. Todo el recorrido en esta competición le ha enseñado al club muchas cosas. Está en el buen camino, pero aún le faltan recursos para dar pasos al frente. Ahora, sin tregua, llega la Copa del Rey, comenzando el jueves. Un torneo en el que puede conseguir la plaza europea para la temporada que viene si las cosas les salen como desea. Solo queda recuperarse, sentir orgullo de lo conseguido y despedirse de la Champions con la cabeza alta.