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Elgorriaga Bidasoa, 30 años de la primera Copa de Europa del deporte vasco

El club guipuzcoano ganó el 22 de abril ante el poderoso Badel Zagreb en la capital croata su primera Champions League

Elgorriaga Bidasoa, 30 años de la primera Copa de Europa del deporte vascoArchivo de Irun

Se cumplen este martes 30 años desde que en Irun sonase la campana más emblemática de la ciudad. El Elgorriaga Bidasoa se acaba de proclamar campeón de Europa a pesar de haber caído 27-26 en Zagreb en un Dom Sportova abarrotado con 12.000 personas que hicieron del pabellón una trinchera más de la guerra que azotaba los Balcanes.

Tras haber obtenido una renta favorable en el partido de ida disputado en Artaleku (30-20), los de Juantxo Villarreal supieron gestionar la diferencia en el segundo asalto. Hubo dudas –el robo de Augsburgo en 1991 pesaba mucho– y también convencimiento. En esa mezcla de sensaciones, el Bidasoa se convirtió en el primer club vasco campeón de Europa.

La final

El lunes de Pascua de 1995, Irun despertó con una gran cita. Aquel 17 de abril el Elgorriaga Bidasoa iba a recibir en Artaleku al Badel Zagreb croata en la ida de la final de la Copa de Europa. Semanas antes el equipo se había proclamado campeón de la Liga, pero la fiesta fue la justa: recepción en el Ayuntamiento y una cena. El siguiente reto llamaba a la puerta: la Copa de Europa.

Los primeros 30 minutos transcurrieron con un intercambio de goles y golpes entre ambos equipos, mientras ninguno conseguía abrir una brecha en el marcador. Iñaki Ordóñez y Nenad Perunicic lideraban la ofensiva irundarra con tres tantos cada uno. El montenegrino fue el encargado de cerrar el primer acto con un gol desde más allá de los 10 metros.

“Ya está”, pensó Juantxo Villarreal cuando en la reanudación del encuentro el equipo croata se puso por delante en el marcador: “Empezamos la segunda parte perdiendo y ahí surge el milagro”. El Bidasoa reaccionó y encendió a su afición, que impulsó aún más al equipo. Gol a gol, el asalto terminó con un 30-20. Villarreal quería diez goles de renta y no nueve, como recordó a este diario en un aniversario anterior: “La barrera psicológica era muy importante”.

22 de abril: la gloria en el infierno

Aquellas finales se jugaban a dos partidos. La vuelta, en una Croacia en guerra. Un chárter llevó a la expedición bidasotarra a Zagreb. Lo hizo bajo una fuerte escolta policial. Elgorriaga viajaba con dos serbios y montenegrinos como Nenad Perunicic e Ivan Sopalovic, que se movían con guardaespaldas hasta en el hotel. La tensión fue total en el pabellón: 12.000 gargantas, ultras llegados de toda Croacia, al grito de “muerte al serbio”.

Un espectáculo que casi no se veía aún ni en la NBA, de luces y gogós, dejó paso al partido. Los croatas, liderados por Slavko Goluza y Patrick Cavar, lograron pasados los 20 minutos la mayor renta del partido con el 11-7. Los de Villarreal no se descolgaban del luminoso y parecían tener las directrices perfectas para sobrevivir aquel día. 15-12 al descanso. Media hora para la gloria. En Artaleku, con más de 3.000 personas entre gradas y pista ante una pantalla gigante, descontaban los minutos.

Los minutos pasaban, y el Bidasoa ya era dueño de la final. Todo el equipo aguantó, pero ayudó Perunicic, que se sobrepuso al infierno y firmó 9 de los 26 tantos del Bidasoa. Con el 27-26 final y una lluvia de asientos desde la grada local, el Elgorriaga Bidasoa era campeón de Europa.

Getaria e Irun

El Bidasoa logró reinar en Europa, cosa que ningún club vasco había conseguido. La ciudad, con miles de iruneses pero también de afición venida de muchos puntos de Gipuzkoa, respondió a la cita, y recibió a los campeones con la plaza San Juan abarrotada con el Ayuntamiento de fondo vestido de gala. 

Fuera de la hoja de ruta pública los campeones pararon en Getaria a comer. Varias decenas de jóvenes aficionados se acercaron cuando corrió la voz.

Alegría, cantos y lágrimas – “¡Svensson, quédate!”– se convirtieron en la banda sonora durante la llegada de los héroes a Irun. De aquella tarde queda para la historia el bertso de Juantxo Villarreal “…horren ordainez semetzat nauzu, Irun herri maitagarri, Europan bada kopa eder bat, hura nahi dizut eskaini”.

La icónica campana de Chocolates Elgorriaga sonaba por toda Europa: había nacido un nuevo campeón de Europa. El primero del deporte vasco.