Existen en el mundo seis grandes maratones anuales urbanas, conocidas en inglés como las World Marathon Majors. El hernaniarra Mikel Uralde, con varios de sus amigos, ha participado ya en cuatro de estas pruebas. Para él, sin embargo, correr la Zegama-Aizkorri era “un sueño” desde hace tiempo, y este año, después de diez intentos, tendrá por fin la oportunidad de vivir y de disfrutar desde dentro esta cita. Uralde no duda en que la prueba de Goierri “es la major de las carreras de montaña. Aquí, se lleva el gato al agua, y, para mí, va a ser la séptima major”. 

Maratones sobre asfalto

Uralde, de 47 años, se reencontrará con la montaña en la Zegama-Aizkorri: “A mí me gusta mucho el deporte. Dejé el fútbol con 31 años, en el Euskalduna, y entonces empecé a correr, sobre todo en montaña. Pero tuve un accidente en una carrera, en Urnieta, bajando Adarra, y me rompí las dos paletas. Siempre he ido al monte a caminar, pero a las carreras de montaña les cogí mucho respeto. Ahí empecé a correr en asfalto. Desde entonces todos los años hago una maratón, pero es verdad que hemos sido muy selectivos. O muy pijos, llámalo como quieras”.

El corredor hernaniarra, que trabaja como responsable comercial en Onda Vasca, debutó en la distancia en 2015: “Los primeros maratones” sobre asfalto “los hice en Donostia”. Aquel año también participó en una prueba de montaña de esta misma longitud, en la T3T de Tolosa. 

En 2017, Uralde corrió en su primera major en Berlín. También ha estado en Chicago, Londres y Nueva York, y aún le quedan por conocer las pruebas de Boston y Tokio. Precisamente, este año tenía previsto acudir a la capital japonesa: “Somos cuatro amigos. A los otros tres les tocó un dorsal en el maratón de Tokio”, que se corre en marzo, “y a mí no. Por mucho que lo intenté, no pude conseguir uno. Y entonces les dije Si no me ha tocado en Tokio, me tocará un dorsal para la Zegama. Lo dije en broma, porque participar cada vez está más difícil. Y al final se hizo el sorteo en febrero y me tocó. Fueron los amigos con los que hago las majors los que me llamaron para decírmelo. Pensaba que me estaban tomando el pelo. Era el décimo año consecutivo apuntándome. No tenía ninguna esperanza. De hecho, llevaba cinco años o así que no corría por el monte. Igual me ha tocado un poco tarde, pero bienvenido sea. Esto es un regalo. Siempre he soñado con vivir desde dentro esta carrera. Tengo la sensación de que es como un sueño convertido en realidad. El monte siempre me ha encantado. He corrido muchos años por el monte, y he ido muchos años a ver la Zegama, con los dientes largos, con la excusa de pasar una mañana bonita y de vivir la carrera desde fuera. Animando a los corredores ya se me ponía a mí la piel de gallina. Tengo ganas de vivirlo por dentro”.

Eso sí, el corredor del Donostiarrak no se olvida de Tokio: “Ahora tendré que ir algún año solo. Ya que nos hemos puesto en esto, me gustaría terminar las seis majors. Es un capricho”.

“Esto es un regalo. Siempre he querido vivir desde dentro esta carrera”

Mikel Uralde - Corredor hernaniarra del Donostiarrak

Dos días “casi sin dormir”

Uralde reconoce que “los dos primeros días” después de saber que iba a poder correr en Zegama estuvo “casi sin poder dormir. El sorteo se hace en febrero, y tienes dos meses y medio para entrenarte. Aquí no puedes ir a ver qué sale. Hay casi 2.800 metros de desnivel positivo, y eso requiere entrenarte con seriedad. Al final, te sientas y te haces un planning. Estoy entrenándome cuatro días a la semana, con tres entrenamientos de una hora o una hora y cuarto, por asfalto, y un día a la semana todo por el monte, entre cuatro y cinco horas y media, con desniveles de entre 1.600 y 2.100 metros, metiéndome buenas palizas”. El hernaniarra bromea diciendo que está “hartísimo” de subir al Adarra. “No lo vuelvo a pisar en un tiempo. Onddi –Oindi–y Adarra han sido los montes que más he pisado, con diferencia. Lo que peor llevo de los entrenamientos es entrenar solo. El día de la carrera se me va a hacer mucho más ameno con gente”.

“La Zegama-Aizkorri es la ‘major’ de las carreras de montaña. Para mí, va a ser la séptima ‘major”

Mikel Uralde - Corredor hernaniarra del Donostiarrak

El calor, el gran enemigo

El maratoniano se siente “entrenado para terminar”, pero muestra mucho respeto “al primer corte, que es el más serio, en Sancti Spiritu. Todo el mundo me preguntaba si iba a pasar los cortes y yo decía ¡Pues claro!, pero nunca los había mirado. Cuando el sexto o el séptimo te lo dice, miras y ves que en Sancti Spiritu, en el kilómetro 19, el corte es de tres horas y cuarto. Todo el mundo me ha dicho que una vez que pasas ese corte, los siguientes son muy alcanzables”. Para probar sus fuerzas, el hernaniarra no dudó en entrenarse sobre el terreno: “Empecé desde Zegama y fui normal, sin darlo todo y llegué allí con diez minutos de margen. El día de la carrera, con la animación, siempre vas a dar más. Y desde Aratz bajé medio andando, porque no quería lesionarme, con el recuerdo que tengo de las paletas rotas…. Subir siempre se me ha dado bien, bajo con mucho respeto”. 

El mayor temor de Uralde es el calor: “Es a lo que más miedo tengo. A partir de 15 grados, cuanto más calor haga, más sufriré, pero si se cumplen las previsiones habrá entre 12 y 16 grado”.

El límite para terminar la prueba es de ocho horas. “Creo que yo andaré sobre las siete horas. Quiero terminar bien y, sobre todo, quiero disfrutar. ¿Qué termino en 7h30? Voy a ser el más feliz de todos. No tengo la ambición de bajar de ningún tiempo. Prefiero salir a un ritmo donde me encuentre lo más cómodo posible y disfrutar. En el fútbol sí era muy competitivo, pero en las carreras nunca me he visto compitiendo conmigo mismo o con mis amigos. Tengo otro chip. Para una vez que te toca, me da igual ser el último. Tengo muchas ganas de vivirlo por dentro y disfrutarlo lo máximo que pueda. Si vienen a animarme todos los que me lo han dicho, van a ser muchos. Creo que va a ser muy bonito”.