Nueva era deportiva para la Behobia-San Sebastián. Adidas, marca patrocinadora de la prueba hasta el pasado 2021, cede el testigo a Luanvi. Y el cambio, de multinacional a empresa más modesta, se deja notar en la nómina de participantes de élite. Tal circunstancia, sin embargo, no supone ningún quebradero de cabeza para una organización centrada en el carácter popular de la carrera y cuyos integrantes ya se han pronunciado al respecto en varias ocasiones. “A mí me gustaría que ganara el vecino del quinto”, suele lanzar Fernando Ibarreta, desde el ánimo de ver reflejado en el podio ese espíritu de andar por casa. Últimamente, así está sucediendo. En 2022 puede ocurrir aún en mayor medida.

Recapitulemos. El segurarra Eneko Agirrezabal se impuso en la última edición. Y la anterior, la de 2019, vio ganar en el Boulevard a Chakib Lachgar, entonces de nacionalidad marroquí pero plenamente afincado en Gipuzkoa. Las opciones de que la prueba repita mañana color local en cuanto a su vencedor son amplias, pues el propio Lachgar llega a la cita en buena forma y lo suficientemente preparado como para lograr su segundo título. Así lo acreditan sus últimas apariciones, incluida la victoria en la clásica donostiarra de los quince kilómetros. Ahora sube el nivel de exigencia, pero este irundarra de adopción parece capacitado para superar con éxito tal escalera.

Otra baza local

A la hora de dar con posibles rivales para el favorito, y continuando con las bazas autóctonas, una lesión sufrida este pasado verano descarta de la lucha al citado Eneko Agirrezabal, pero la cosa no parece quedar ahí. Toca apuntar bien apuntado el nombre de Pablo Salaverría, fondista donostiarra instalado en Catalunya quien a sus 27 años pisa fuerte con motivo de las primeras comparecencias sobre el asfalto. Su notable trayectoria en el tartán ha dado paso en este 2022 a participaciones en ruta cuyos resultados hablan por sí solos: el pasado 3 de abril corrió la media maratón de Barcelona en 1h04:52, marca que, extrapolada a la Behobia, le sitúa de lleno en la pomada.

A partir de ahí, el pronóstico se abre también a una nómina de atletas foráneos encabezada por la incógnita que supone el catalán Artur Bossy. Es un corredor rápido, a quienes sus adversarios no podrán conceder la opción de un esprint final, pues ha corrido los 10.000 metros en 28:47. Habrá que ver qué tipo de carrera se da y cómo afronta Bossy la distancia de la Behobia, tras firmar hace tres semanas en Valencia un 1h06:12 en media maratón. Finalmente, concluir el repaso a los candidatos exige citar al asturiano Moha Bakkali (Real Sociedad) y, sobre todo, la sólida baza de Jesús Olmos, quien tratará de hacer bueno el refrán de a la tercera va la vencida. Cuarto en 2019 y segundo en 2021, optará a un éxito que se le resiste.

Prueba femenina

Si ese carácter local del podio anhelado por los organizadores puede darse este año en mayor medida es gracias al favoritismo desde el que Elena Silvestre encara la prueba femenina. La turolense afincada en Errenteria fue segunda en la última edición tras Nuria Lugueros, una atleta del elenco de Adidas que no estará en la salida en esta ocasión. A expensas de posibles apariciones sorpresa, Silvestre tiene muchos boletos para cortar la cinta en el Boulevard, básicamente porque ha cumplido con todo lo que depende de ella. Se trata de presentarse en la salida en un estado óptimo de forma, y en su caso así ocurre con creces. Como Lachgar, la principal candidata entre las mujeres viene de ganar con autoridad los quince kilómetros de Donostia, mostrando un nivel que mañana le hará competitiva sí o sí. Debería resultar suficiente para que se adjudicara la victoria.

Tras los aspirantes a calarse la txapela, casi 30.000 corredores populares completarán el trazado de 20 kilómetros, con la precaución y el sentido común como ingredientes principales. Se anuncia una jornada calurosa de viento sur, motivo suficiente para matizar los ritmos previstos y revisar el objetivo final en cuanto a marca.