El atleta de Segura rompió en 2021 la sequía de 27 años sin que un guipuzcoano se impusiera en la Behobia-San Sebastián, desde Diego García en 1994 –Chakib Lachgar no tenía aún la nacionalidad española cuando ganó en 2019–. Ve imposible repetir, pero confía en poder “disfrutar” de una carrera “especial” para este profesor de Física y Química en un centro de Beasain.

¿Cómo está?

Tuve una rotura en el isquio y estuve tres semanas parado. Ya llevo entrenando un mes o así, pero he perdido bastante forma. Tres semanas sin entrenar es bastante tiempo y fue casi como empezar de cero. Ahora estoy entrenando bien, pero no estoy para competir. No tengo intención de salir a tope, no merece la pena. La Behobia no es este año mi principal objetivo, quiero hacer una media maratón en enero, quizás en Sevilla, y ahí supongo que llegaré mejor.

En cualquier caso, será bonito para usted salir con el dorsal uno.

Sí, es bonito. Me daba pena no salir con ese dorsal. Aunque no esté a tope de forma, estoy bien para salir. Me conozco y ya sé en qué punto estoy. No me voy a calentar, porque si no en el kilómetro cinco o antes estoy atufado. Esos ritmos a los que sale la carrera no los he entrenado en las últimas semanas, no me puedo llevar ese calentón. Voy a salir a un ritmo razonable, a disfrutar sobre todo, y a tomármelo como un entrenamiento durito.

¿Qué supuso para usted ganar el año pasado la Behobia-San Sebastián?

Pues una alegría grande. Después, mediáticamente tiene mucha repercusión, das muchas entrevistas y esas cosas. Antes había ganado carreras y campeonatos, pero no es comparable. Incluso la gente que no sigue el atletismo conoce la Behobia. Te felicita todo el mundo, me hicieron algún reconocimiento... fue especial. Al final, yo soy un atleta amateur. Tengo mi trabajo, entreno duro y estoy cerca de la elite a veces, pero esto lo hago por afición, no por dinero.

Empezaron a conocerle.

Un poquito sí, tampoco es la leche, no es como los futbolistas, que juegan cada fin de semana. Has ganado una carrera y algunos te reconocen, la gente sabe que ha ganado uno de aquí. A mis alumnos sí les llama la atención, les gusta que su profesor haya ganado una carrera y sea conocido, te hacen preguntas.

Su entrada en la meta del Boulevard era de pura alegría.

No sé si alegría o agonía. Los 1.000 últimos metros se me hicieron muy largos, se iba muy rápido. Sentí euforia, alegría y cansancio, entré muerto. En ese momento ni piensas, no tienes esa capacidad. La verdad es que había entrenado duro y sabía que estaba bien. En la anterior edición había hecho quinto y aspiraba al podio, pero ganar era otra cosa, no me lo marcaba como objetivo. Te ves ahí cuando avanza la carrera, lo das todo y tuve capacidad de hacer un cambio fuerte. No tengo buen sprint, pero confiaba en mi final. Cambié en el Kursaal, a 600 metros de meta, igual un poco pronto. Se me hizo largo, pero acabó bien la cosa.

Después de aquel triunfo ha hecho dos maratones.

Después de la Behobia fui al maratón de Valencia, que era tres semanas después y era lo que estaba preparando. Tengo una marca de dos horas y trece minutos y salí a ritmo de 2:11. Arriesgué un poco y me dio un toque el isquio, que es la zona en la que suelo tener problemas. Me retiré en el kilómetro 26. En abril hice el maratón de Milán y lo preparé bien, pero después no me salió el día e hice 2:26. Puedes entrenar cuatro o cinco meses a tope para eso y te puede salir mal, en ese sentido el maratón es una distancia dura. Por eso este año voy a hacer una media maratón, a ver qué tal sale.

¿Cuál es su plan de entrenamiento habitual?

Antes solía entrenar cada día. Tampoco hace falta mucho tiempo, con dos horas o dos horas y algo tienes suficiente. En ese tiempo puedes hacer muchos kilómetros, a veces entreno a la tarde y otras a la mañana. Ahora estoy descansando un día a la semana, quizás me lo tomo con un poco más de calma. Pero bueno, la verdad es que libras pocos días...

La Behobia-San Sebastián ha marcado su carrera atlética.

Es la carrera más popular, la que conoce todo el mundo y por la que te pregunta la gente. Para los atletas es bonito. Mi padre la solía hacer e íbamos a verle de pequeños en el Boulevard. Es especial, he hecho otras distancias y otras carreras, pero para los de aquí siempre es una referencia. El atletismo viene de familia. Nuestro padre hacía carreras populares, sobre todo la Behobia, luego mi hermano y después empecé más en serio yo.