Ya sabe lo que es correr el maratón, pero ahora la exigencia es mayor con la Goierriko Bi Haundiak, ¿no?
Sí. Yo ya había corrido dos veces la Marimurumendi, la maratón. Los últimos años, entre la pandemia y que a finales de 2020 me operaron, porque me encontraron un bulto cerca del ovario, no han sido nada buenos. Esto último fue un antes y un después en mi vida. Siempre había tenido ganas de hacer esta carrera, la de 88 kilómetros, pero nunca me había atrevido. Después de la operación me costó un poco recuperarme porque tuve mucha retención de líquidos, pero en cuanto me encontré mejor dije: Venga. Me han animado todos los que tengo alrededor y me he apuntado.
¿Cómo ha llevado la preparación?
He hecho deporte toda mi vida y tengo el cuerpo muy acostumbrado. Mi cuerpo tiene un límite, al que llega antes que a los demás. Antes podía hacer dos medias maratones seguidas, pero enseguida solía tener anemia. En los últimos años me he centrado más haciendo kilómetros verticales porque es mucho menos lesivo y la preparación te exige menos tiempo. Mi cuerpo lo lleva mejor. Esta carrera es las antípodas, pero este año he esquiado un montón en invierno, que era una de mis ilusiones. Soy malísima esquiando, pero me encanta ir a Pirineos en invierno y como es la mejor forma, he esquiado un montón. Terminé la temporada de esquí exactamente hace seis semanas, que estuve en el Aneto. Desde entonces he hecho una marcha en Elgoibar de 40 kilómetros, dos kilómetros verticales, el del Txindoki y el de Zegama, luego alguna carrera de 20 kilómetros y también la Euskal Herria Mendi Erronka, en Leitza. Me dije: Si termino la de Leitza..., y terminé súper contenta (fue octava). Me he cuidado bastante, he andado en bici. Mi objetivo es terminar. He hecho de todo. Yo no paro, entreno todo el año, pero específico, seis semanas.
¿Cómo saca el tiempo?
Trabajo de 15.00 a 22.00 horas en ETB. La clave para mí, el otro día lo hablaba con un amigo, es que te guste. Una cosa es hacer deporte por salud y otra cosa es que te guste. He estado parada porque me dio un tirón en la prueba popular de Elgoibar. No he sufrido, porque han sido dos días, pero en días de sol no poder salir, por ejemplo, a andar en bici, se me ha hecho duro. Lo importante es que si algo te gusta, sacas tiempo de donde no hay. Antes combinaba dos trabajos diferentes, y ahora estoy con el de la tele. Las mañanas las dedico a estar con mis sobrinos, a ayudar un poco a mi madre en la tienda, a cocinar, otra de mis pasiones, y a hacer deporte.
¿Qué es lo que tiene la montaña que engancha tanto?
Es que es algo que he mamado desde que era pequeña. Recuerdo a mis padres, que siempre iban a Pirineos. Yo tenía trece años y les preguntaba si podía ir y me decían que no, que todavía no. Y les decía: Si no me dejáis ir, entonces salgo de fiesta. Era una tradición. He hecho triatlones, carreras populares, he probado marchas ciclistas como la Quebrantahuesos, pero nada como la montaña. Para mí no hay nada igual. Yo se lo digo a la gente que esto para mí no es deporte, es una forma de vida. Nosotros, en invierno, cogemos la furgoneta el viernes y hasta el domingo. No es como alguien que hace un entrenamiento en bici, que hace sus dos, tres horas y ya. Para nosotros es un plan de fin de semana. Hace cuatro, cinco años dije que me gustaría viajar, pero hacerlo a través de la montaña. Siempre he tenido la oportunidad de hacer alguna expedición, de hacer carreras de montaña, por ejemplo, en Hong Kong, en Islas Reunión... Sea alpinismo, escalada, andando o corriendo, siempre en el monte. Me di cuenta que era mi pasión. Es algo que te engancha. En mi caso particular nunca he sentido en otro sitio lo que siento en la montaña y puede parecer una tontería, pero es así. Antes de la operación yo subía todos los días a Karakate, que es el monte que hay en el Elgoibar. Siempre que voy al monte, vuelvo mejor a casa y eso es lo que engancha, aparte de las vistas y de todas las endorfinas. Para mí la montaña es eso, siempre está diferente, siempre hay animales, siempre hay árboles diferentes, con mal o buen tiempo. Cada vez que voy es una paz, conectar con todo lo que tengo a mi alrededor. He leído estudios que se han hecho y confirman que hacer deporte en la naturaleza, al aire libre, para el sistema inmunológico es muy bueno.
¿Cuál es el objetivo?
No es mi distancia, para nada, pero es verdad que en la carrera de Leitza también tenía miedo porque son muchas horas y al principio con la tensión baja, me encontré muy mal. Le das la vuelta. Fueron diez horas, pero tiene otras cosas que me encantan. Es mucho de cabeza, de cuerpo, tienes que ir gestionando la carrera. Mi ilusión es terminar. Ya estar en Beasain, en la salida, va a ser un regalo. En 2020, cuando tuve que pasar por el quirófano, solo mi madre y mi hermana saben lo que me supuso aquello. Hasta entonces había sido intocable, solo había tenido anemia. Año y medio después, verme en la salida de la Goierriko Bi Haundiak ya es un regalo.
¿Por qué esta fiebre con las carreras de montaña?
Se ha puesto de moda y mucha gente que corría en asfalto se ha pasado a la montaña. No sé cuánto va a durar esta moda. Me encanta ver a la gente correr en montaña, pero para mí también tiene sus cosas negativas como la masificación o ver conductas que un montañero no hace. Lo he visto en alguna carrera, de gente que se haya lesionado y no ayudarle. Hay mucho de que el entorno es bonito y te atrae, pero hay un factor que viene del asfalto, que es muy monótono. Yo he corrido mucho, he hecho la Behobia-San Sebastián como diez veces. No tengo nada en contra, pero lo mío ha sido más natural. Iba al monte, corría. Ahora voy esquiando, escalando, si puedo haciendo alpinismo, corriendo. Noto que se ha puesto de moda. He conocido a mucha gente a través de las carreras, que es algo de las mejores cosas que me han dado las carreras de montaña, pero he conocido a gente que ha empezado y lo ha dejado, que había comprado el kit de Salomon y lo ha dejado.
Es muy duro...
¿Duro? Yo conozco a gente que va con otra filosofía. La Quebrantahuesos es muy dura, pero según cómo la hagas, los triatlones son muy duros, pero según cómo los hagas. Eso va en función de cada uno. De todos los deportes que he probado, es el que más te exige. Yo siempre digo que es como una forma de vida. Es algo que tienes que tener como muy introducido en tu vida. Tienes que cuidar la alimentación, la hidratación, los entrenamientos, el descanso... Pero veo a gente que está muy extremo. Me gusta beber cervezas aunque sea sin gluten porque tengo intolerancia. Yo no lo convertiría en una prioridad. Merece la pena cuidarse porque luego lo notas. Es un equilibrio. Es mejor hacerlo todos los días un poco, que una vez un montón y luego dejarlo. Es cuando lo convierte en tu forma de vida y lo tienes metido por vena.