Un día después de la derrota del Ordizia en la final de la liga el presidente del club, Iñaki Galparsoro, se muestra "muy orgulloso" de su equipo, y afirma que ahora "toca disfrutar", porque jugar un partido así "se disfruta aún habiendo perdido"

Con la cabeza más fría, ¿cómo valora la final de la liga entre el Ordizia y la Santboiana?

-Convencido de que hemos hecho algo gordo, algo muy importante. No hemos conseguido el título, de acuerdo, pero hemos estado ahí. Estamos muy orgullosos. No nos da igual haber perdido, pero hemos perdido con la cabeza muy alta. Estamos contentos.

¿Qué sensación le dejó el domingo el resultado?

-Una sensación de pena, porque sabíamos que la Santboiana es un buen equipo, pero no somos menos. Como en todas las finales, hay detalles que hacen que la balanza caiga de un lado o de otro. Y cayó del lado del Sant Boi porque ellos jugaron un gran partido y supieron apretarnos muchísimo. No nos dejaron jugar y no pudimos dominar el encuentro. También hay que hacer hincapié en el calor que hacía en el terreno de juego. Era muy difícil mantener el ritmo, se paró mucho el juego y eso no nos benefició. Pero son cosas que pueden pasar en cualquier partido. Fue una pena, pero estamos muy contentos de haber estado ahí.

Tras un año tan duro, ¿se esperaba poder pelear por la liga?

- Cuando se hizo el plan deportivo del club, entre otros, nos marcamos como objetivo jugar una final. Y eso es lo que hemos hecho. Empezamos a ponerlo en marcha hace cuatro años, y luego apareció la pandemia y lo trastocó todo. Tuvimos que adaptarnos a la nueva situación, con otros objetivos que no eran otros que, simple y llanamente, mantener el club vivo y no desaparecer. Esta temporada, el área deportiva seguía manteniendo su objetivo. Había momentos en los que se podía pensar que era demasiado ambicioso, pero se estaba jugando un rugby de gran nivel y ganando a equipos grandes. En la dirección deportiva no vi ninguna duda en ningún momento.

En diciembre se produjo la muerte de Kawa Leauma...

-El fallecimiento de Kawa fue un golpe muy fuerte. Tenía miedo por cómo iba a afectar eso al equipo, y supo reaccionar brillantemente, porque no era fácil. Fue mérito del propio equipo y de los entrenadores, que supieron canalizar todo eso en una sensación positiva, en un compromiso hacia Kawa de seguir trabajando, todavía más convencidos. Yo, personalmente, bastante tenía con gestionar todo lo que se nos vino encima. Quieras o no, él nos ha ayudado a juntarnos más y a ser más equipo. Hablando con los chavales después de la final decían ¡Qué temporada más dura! Ahora toca disfrutar de esto, porque de esto se disfruta aún habiendo perdido. Dentro de tres semanas tenemos un evento muy importante para el club, que es la Feria de la Cerveza, compartiremos el éxito de esta temporada y lo disfrutaremos con toda la afición.

¿Se esperaban el recibimiento de la gente el domingo por la noche?

-Algo me olía, porque este pueblo siempre ha hecho cosas de estas. Yo todavía me emociono viendo la imagen de Kawa colgando del ayuntamiento y a la gente animando con la charanga.

El técnico Iñigo Marotias destacaba que, después de dos años marcados por el covid, el equipo ha recuperado su conexión con la afición€

-El covid hizo que mucha gente tuviera miedo de ir a ver el rugby, e hizo que muchos chavales desconectaran de la práctica deportiva, porque no podían ir a entrenar. Nuestra principal preocupación, además de resolver los problemas económicos, era que la gente volviera a hacer lo mismo, y poco a poco se ha cumplido. Ahora tenemos la escuela a pleno rendimiento, los entrenadores se reengancharon, y la afición fue volviendo poco a poco. Antes de la pandemia teníamos casi 500 socios y siguen siendo los mismos. Los sponsor han seguido creyendo en el proyecto, y eso ha hecho que podamos jugar una final de liga. Y no lo vamos a negar: jugar una semifinal de Copa y una final de liga hace que todavía se enganche más gente. Sabíamos que el pueblo se iba a volcar, pero hasta que no lo ves€ Es de agradecer, y eso te hace creer aún más en lo que estamos haciendo.

Esa expectación que generó el partido hizo trabajar de lo lindo a la directiva del Ordizia...

-Muchísimo. Han sido días muy duros, porque nos dábamos cuenta de que no podíamos atender a toda la masa social que quería viajar. Quisimos montar un viaje de víspera con hoteles, pero fue imposible. Nos dolió tener que montar un autobús el mismo día a las cuatro y media de la mañana, pero no había otra solución. Barcelona estaba imposible. Tuvimos que alojarnos a casi hora y cuarto del campo porque estaba todo reservado. Había un número limitado de entradas, fuimos consiguiendo más, y creo que la gran mayoría de quienes quisieron ir a Sant Boi pudieron tenerlas. Hubo que limitar las entradas para socios y jugadores, pero no pudimos hacerlo de otra forma.

¿Se puede comparar este ambiente con el de hace diez años, cuando se ganó la primera Copa?

-Todo tiene su momento y su xarma. No me atrevo a compararlo. En la ilusión generada, puede ser, pero desde hace diez años el rugby y la sociedad han evolucionado. Aquello colocó al Ordizia en un altísimo nivel en el rugby estatal, y esto también. Este subcampeonato reafirma que el Ordizia sigue siendo un gran club, que intentamos hacer las cosas bien y a veces las hacemos. Cada época tuvo su valor. Dentro de unos meses, con la cabeza más fría, se podrá valorar si aquello fue más o menos, pero sé que esto tiene un grandísimo mérito porque el nivel del rugby ha subido mucho y la exigencia ha crecido una barbaridad. Seguir estando ahí arriba como club es el mayor premio, independientemente de si entonces era más fácil o más difícil. Es una reafirmación de que Ordizia y Goierri son un buen ejemplo de trabajo bien hecho.

Esta temporada han puesto el listón muy alto. ¿Qué objetivos se han marcado para la temporada que viene?

-Eso me dijo un jugador de casa. Los que verdaderamente saben de este deporte ya tendrán su plan hecho. Estoy muy tranquilo. Ahora hay que aprovechar esta ola para seguir construyendo y decidir si seguimos igual o hay que cambiar de rumbo.