sudáfrica ha sido el justo campeón de la Copa del Mundo, aunque a mí me hubiera gustado que hiciera otro tipo de juego. Con la llegada de Rassie Erasmus como entrenador, los Springboks practicaron un juego a la mano en algunos partidos del Championship, pero en este torneo han vuelto al juego afrikáner de toda la vida: patada arriba, presión al contrario, desgastar al rival y melés brutales. Es significativo que en el banquillo tenga a seis delanteros y a solo dos tres cuartos.
Inglaterra ha confirmado que tenía plantilla, juego y entrenador para plantear diferentes tipos de rugby. Nos tenemos que quedar sobre todo con la forma en la que ganó a los All Blacks. Ingleses y sudafricanos tenían un equipo igualado, quizás algo menos en cuanto al medio melé y en la delantera, así como en el banquillo, pero no tan inferior. El medio melé Faf De Klerk ha marcado la diferencia a nivel de defensa y de organización del equipo.
La final fue una réplica de la semifinal entre Nueva Zelanda e Inglaterra, pero los ingleses sucumbieron ante lo que ellos mismos aplicaron a los All Blacks. Los sudafricanos practicaron una defensa avanzante y tuvieron un mejor juego al pie y de recuperación. Inglaterra jugó nerviosa, la mayor parte del partido se jugó en el campo inglés, y Sudáfrica le hizo mucho daño con los golpes de castigo.
La victoria de Sudáfrica ha sido también la de su seleccionador, Rassie Erasmus, que cuando llegó al cargo se opuso al sistema de cuotas de jugadores de color de la federación sudafricana, aunque luego haya sido el que más jugadores negros haya alineado como titulares en un mismo equipo. Su capitán, Siya Kolisi, le respaldó entonces diciendo que no quería ser llamado solo para cubrir el expediente.
Se ha hablado mucho de cómo, en el Mundial de 1995, el rugby sirvió para unir a blancos y a negros, pero en un primer momento sirvió también para unir a los blancos de origen anglosajón con los afrikáners.
La Copa del Mundo también ha demostrado que las diferencias entre los equipos siguen estando ahí. Esta vez Japón ha sido la sorpresa, con un juego de velocidad y de precisión.
Entre las selecciones del Tier 2, de un segundo nivel, también creo que Fiyi, que es uno de los países que más jugadores exporta, podía haber llegado más lejos.
Entre los equipos de primer nivel, la decepción ha sido Irlanda, que era la gran promesa para hacerle la competencia a los All Blacks. La selección irlandesa había ganado dos de los tres últimos partidos ante los neozelandeses, y ha conseguido con Joe Schmidt, que ha hecho un muy buen trabajo, sus mejores resultados deportivos en un período tan breve. Finalmente, Irlanda se fue de la Copa del Mundo por la puerta de atrás. En la isla se ha dicho que no es un país de rugby, que el equipo ha pagado el juego tan estructurado que ha propuesto Schmidt y su falta de continuidad, y que debía haber metido más gente joven en el equipo.
Gales, por su parte, ha superado partidos que se le han puesto cuesta arriba. Pensaba que iba a tener un juego más a la mano, y en las semifinales se dedicó a jugar “A ver si fallas tú y no fallo yo”. El partido contra Francia estuvo marcado por la expulsión de Vahaamahina, y no hubiera sido injusto que no hubiera pasado. En la semifinal perdió por solo tres puntos y no hubo una gran diferencia con Sudáfrica.
El XV del Gallo fue de menos a más. Tenía difícil hacer un buen torneo con tantos cambios de jugadores y de juego. Hay que recordar que el 54% de los jugadores del Top 14 son foráneos. Fabien Galthié, que se ha incorporado al cuerpo técnico de Francia antes de hacerse cargo de la selección, le ha dado algo de french flair y, por lo menos en las primeras partes, practicó un juego de velocidad, y no de confrontamiento. Eso sí, en el mismo partido, Francia ha sido “previsiblemente imprevisible”.
A Argentina, a su vez, su participación en el Super Rugby le ha supuesto una fatiga extra, y debe revisar su política de no convocar a los jugadores que estén fuera del país, como hizo Sudáfrica.
Australia, que nunca es candidata pero siempre está ahí, sigue acusando que el rugby es minoritario en el país y los problemas financieros de su federación.
Nueva Zelanda, por su parte, siempre la puede liar. Contra Inglaterra se encontró con la horma de su zapato, con una presión terrible, tanto delante como atrás y en la melé. Los Springboks fueron mejores en el partido que les enfrentó en la fase de grupos y Nueva Zelanda les ganó en diez minutos sacando ensayos de la nada. En su XV inicial todo el mundo puede jugar en casi todos los puestos.
En cuanto al juego, en esta Copa del Mundo ha habido un poco de todo. Espero que no se quede como tendencia el rugby de patada-presión-coscorrón que hemos visto en las semifinales y en la final, y sí el juego de Francia en las primeras partes, el de los All Blacks o el de Fiyi y Japón. Presidente de la Federación Vasca