“El entusiasmo de este equipo no decayó del primer al último día”
El entrenador oriotarra hace balance de una temporada histórica para Orio que comenzó siendo “muy dura”. “Ha sido el año de las contradicciones”, apunta
Orio - Jon Salsamendi dice que nunca hay que olvidar los malos momentos. Parece que, incluso, cuando ya son pasado, es cuando más los recuerda. Así lo reconocía ayer a este periódico, en el día después de la fiesta y en la previa de unas cortas pero merecidas vacaciones para él y su familia. El técnico ha llevado a Orio hasta su primera Liga Eusko Label, un hito desconocido hasta ahora para un club de tanto lustre. Lo ha hecho, además, con un equipo en el que la mitad eran nuevos. Pero esa cuadrilla, desvela ahora el míster, tiene un truco filosófico: “No éramos un roble, éramos bellotas”. Tipos que se han “desnudado” en un proyecto que comenzó de cero en octubre y noviembre, “meses muy duros” para Salsamendi, y acaba once meses después con la liga, ocho banderas y 213 puntos en el bolsillo, además del oro en el campeonato guipuzcoano. La Concha se escapó. “Una pena, pero nada más”, apunta Salsamendi, que cierra con éxito una película de una temporada que tiene como título “un año de contradicciones”.
En la liga, 213 puntos, ocho victorias y líderes de inicio a fin. ¿Se le pasaba por la cabeza poder conseguir estos números al inicio de la temporada?
-No, lo que sí se me pasaba por la cabeza era que el equipo iba a rendir muy bien en el arranque de liga. Luego igual no ganas porque no sabes el rendimiento que pueden dar tus rivales, pero hemos sabido ir a las regatas pensando solo en tratar de conseguir las banderas. A los remeros es lo que más nos gusta, ganar las regatas, y luego las matemáticas se dan o no. En esta liga, además, quien quiera ganarla ya sabe que no puede fallar ningún fin de semana.
Y eso que se preveía una de las ligas más competidas de siempre?
-Es el año de las contradicciones. Tanto las nuestras propias, porque en invierno igual nadie pensaba que acabaríamos como campeones, como en cuanto a la liga, porque se hablaba de hasta seis equipos con opciones. Luego, al tercer fin de semana, en A Coruña, la tanda de honor ya estaba bastante fijada. En ese sentido, hay que trabajar mucho para, con la igualdad de nivel que había, destacar tanto sobre el segundo como lo hicimos, eh. Cuando más difícil parecía, ha ocurrido lo contrario.
En A Coruña, curiosamente, remaron una regata que les exigió mucho. Fueron cuartos en la segunda jornada, pero se llevaron la bandera a casa.
-Volvimos muy fortalecidos de allí: primero, porque ganamos la bandera; y segundo, porque le dimos valor a saber ser segundos en la tanda de honor y salvar la victoria final, tal y como se puso la bandera en el primer largo. Fue un día importante para nosotros porque no perdimos la cabeza y eso nos fortaleció mucho. La mitad del equipo no había vivido antes una situación como aquella y, aun así, supieron gestionar un momento que pedía madurez.
Julio fue un mes fantástico: cinco banderas y 16 puntos de ventaja en el liderato de la liga más el oro en el Campeonato de Gipuzkoa. ¿Tenía claro que un buen arranque iba a ser decisivo?
-Lo único que tenía claro era que queríamos empezar bien el primer fin de semana. Era un proyecto nuevo, con un equipo reformado, y buscamos un buen resultado de inicio porque no queríamos comenzar ya con un hándicap ni algo pesados solo para tener el comodín de aguantar luego físicamente bien todo el verano. Pero no preparamos el arranque de la liga con el objetivo de sacar muchos puntos de inicio.
A pesar de ello, se supieron mantener luego fuertes en lo físico.
-Contaba con datos internos de desarrollo del invierno en los que me di cuenta de que manteníamos un alto rendimiento durante mucho tiempo. Creo que, en mi fuero interno, ya como líderes, me empezaba a creer que éramos fiables y que seríamos regulares en nuestro rendimiento. Que era difícil que cayéramos en ese sentido. Esa ha sido una característica muy importante para poder ganar esta liga. Y la otra, que, desde el primer día hasta el pasado domingo, el entusiasmo de la plantilla no ha decaído. El grado de cohesión del equipo, en lo deportivo y en lo anímico, ha sido altísimo.
¿Sintió en el parón por los campeonatos que esta liga, la primera, no se les podía escapar?
-Tenía una sensación que era real. Habían pasado doce de las 20 jornadas de liga y, con 16 puntos de ventaja y nuestra regularidad, las matemáticas ya decían que sería complicado perderla. Pero ahí, creo, estuvimos bien no volviéndonos locos y siguiendo con nuestros planes. Y ya en agosto, pensando también en esa preparación para La Concha.
Y llegó Donostia. Y fueron la mayor amenaza del ganador. Pero no sé si le queda ahí una pena.
-Dio pena, pero no dejó ninguna espina. En Orio, históricamente, La Concha la afrontamos con que o se gana o se pierde, y por primera vez, este año he tenido la sensación de que, aunque no ganamos, no nos hemos sentido perdedores, porque se peleó hasta la última palada. También la trayectoria del verano hace que siente así ese segundo puesto.
Y en cuanto a la regata, ¿qué valoración hace de esta última Bandera de La Concha?
-Llegamos en buena forma, pero los remeros no eran conscientes de que estar cada fin de semana en un nivel de ganador de regata tiene un desgaste y, al final, también un precio. Es algo natural: ellos se sentían bien y con muchas fuerzas para afrontar la regata. Y creo que demostramos estar bien, ganando en la primera jornada a Santurtzi en una primera tanda fortísima y luego, remando de tú a tú, con Hondarribia el segundo domingo. Ellos hicieron una regata con la que nos quitamos el sombrero
‘Flash-back’ ahora: octubre-noviembre. Cuando el domingo estaba en el balcón con sus chicos ondeando todas las banderas y con la Corona, ¿se acordaba de esos meses duros de otoño?
-Nunca los he olvidado. Te puedo asegurar que esos meses fueron muy duros para mí y aún me acordaba de esa primera jornada de La Concha anterior, que me achacaba a mí ese bajo rendimiento. Cuando todo va bien te estableces en una zona de confort que te debilita, y yo he tratado siempre de mantener la calma en todo, pero, cuando han llegado los mejores resultados, ahí es cuando más me he acordado. Sin duda.
Me comentaba Fernando Valenciaga en una entrevista en junio que les había transmitido dos cosas en las primeras charlas: que podían hacer cosas muy buenas, pero que había que empezar de cero, sin prisa.
-Han tenido una humildad de la hostia. Siempre les he hablado de humildad y de ambición, pero en ese orden. Aceptaron bajar hasta abajo, a lo más básico o primario del remo, para así poder desnudarnos todos y hacer el proyecto desde el inicio. En una de las primeras charlas, los bauticé como bellotas. Si tú hicieras una comparación entre un roble, un pino y un arbusto, no éramos un roble, si te fijabas en el resto de traineras, pero éramos bellotas. Como bloque hemos sido tan atractivos? He disfrutado mucho con ellos. Era reconfortante ver que lo que yo les pedía hacer, luego se notaba en el rendimiento.
Se le ve feliz. ¿Va a seguir la próxima temporada Salsamendi en Orio?
-Ahora hay cambio de directiva y no pondré en compromiso a nadie, pero esta nueva junta me ha mostrado el interés de que continúe con ellos y mi intención es seguir la próxima temporada, con contrato anual. Quiero ayudar al nuevo presidente.
¿Y qué le pide al 2020?
-Seguir trabajando de la misma manera que este año. No perder ese 10% de mentalidad bambina (me lo enseñó mi entrenador italiano en la selección de remo), de entusiasmo, que tenemos. El 90% restante es profesionalidad, pero, si mantenemos esto, este equipo hará cosas en los próximos años.