Donostia - Los nervios, lógicos, acompañaron a todos los miembros del equipo Euskadi-Murias en Málaga en los días previos al inicio de la Vuelta a España, que arrancó con una corta pero exigente contrarreloj por las calles de la capital malagueña. Un bautizo complicado para un conjunto de marcado perfil escalador, con alguna que otra baza para los esprines reducidos pero, sobre todo, esas ganas inmensas de comerse el mundo que debe tener un recién llegado. Ese que sabe que su trabajo pasa por dejarse ver en carrera, coger el mayor número de fugas posibles y tratar de sorprender al resto de equipos, especialmente a los del WorldTour, con quienes el Euskadi-Murias se ha fogueado codo con codo a lo largo de 21 exigentes etapas. Bajo un sol de justicia se estrenó la escuadra vasca en su primera gran vuelta por etapas con el objetivo de pelear por algún triunfo parcial. Aquello que parecía una quimera, se convirtió en realidad el pasado 7 se septiembre, cuando el joven Óscar Rodríguez conquistó La Camperona en una ascensión para la historia, en la que superó a corredores de la talla de Rafal Majka o Dylan Teuns.

Una victoria que bien vale el sufrimiento de tres largas semanas que arrancaron, con los termómetros en ebullición, mientras el pelotón recorría kilómetros y kilómetros por las carreteras de Andalucía. Allí se alzó el telón de una Vuelta que recuperó la esencia de un pasado no muy lejano y brillante para el deporte vasco. El Euskadi-Murias cogió cinco años después el testigo dejado por Euskaltel-Euskadi. Desde un prisma distinto, con un equipo que aspira a mirarse en el espejo de la desaparecida formación naranja, aunque a día de hoy desde un peldaño inferior en cuanto a corredores, recursos y dinero, el conjunto dirigido por Odriozola ha honrado su memoria, para deleite de la afición vasca, que añoraba contar con un equipo propio en las mejores carreras del panorama internacional.

Ya en Madrid, donde el domingo acabó la ronda española, el mánager guipuzcoano calificó el trabajo realizado por sus pupilos de “matrícula de honor”. “Este equipo ha sabido llegar a la gente, al corazón de la mayoría de aficionados a este deporte. No tengo palabras para describir todo lo que hemos vivido. Me gustaría destacar que un equipo joven, con ilusión, con personalidad y muchas ganas de hacerlo bien, ha conseguido unos imposibles, ganar a todos estos monstruos”, añadió antes del inicio de la última etapa.

Una Vuelta a España que ha impulsado al Euskadi-Murias, que aprovechó la segunda jornada de descanso de la carrera para confirmar lo que era ya un secreto a voces: su continuidad en la categoría Continental Profesional la próxima temporada. Solo queda confirmar la entrada de un nuevo patrocinador, que podría hacerse oficial en los próximos días, pues las conversaciones entre el equipo y una reconocida empresa vasca están muy avanzadas. La victoria de Óscar Rodríguez, así como la décimo séptima posición en la general final de Mikel Bizkarra o el décimo puesto por equipos, le han allanado aún más el futuro a un equipo cuyo objetivo pasa por seguir creciendo, aunque con el firme propósito de alcanzar el Tour de Francia.

protagonismo vasco Al margen del Euskadi-Murias, que ha aportado seis corredores vascos a una prueba que ha contado con 17 ciclistas de Euskal Herria, cabe destacar la labor desempeñada por varios de ellos, con especial mención al noveno puesto en la general de Ion Izagirre, a quien se le escaparon las aspiraciones de pelear por el triunfo final en el durísimo tríptico montañoso astur-leonés. Allí encontró el apoyo de su hermano Gorka, un gregario de garantías, como lo fueron también Omar Fraile y Pello Bilbao, que arroparon a su líder, el colombiano Miguel Ángel López. Solo en la etapa con final en Oiz, donde todos los corredores vascos se dieron un baño de masas, le soltaron las alas a Omar, que lo intentó, pero se quedó cortado en las rampas imposibles de la cima vizcaina. Allí también se dejó ver Jonathan Castroviejo, incansable, e Igor Antón intentó entrar en la fuga, la que hubiese sido su última. Ayer se bajó de la bicicleta para siempre.