Y Danel encontró la tecla en una parada al txoko y en dos alcanzadas inmensas que pusieron el lazo al partido. Esos dos arabescos desde el suelo -en el 19-21 y el 20-21- elevaron la temperatura del Ogueta, cuyo ambiente se achicaba por la presión reinante en el tapete gasteiztarra. El delantero de Zaratamo, puro trabajo, que no disfrutó nada, se ató a dos golpes in extremis para resucitar una cita que pudo esfumarse. Y, con ella, podían haber desaparecido las opciones de batallar por la txapela, regalando el billete a Olaizola II-Imaz. Entretanto, Altuna III y Martija dieron carpetazo a las posibles dudas sobre un partido entre combinaciones de la misma escuadra y cuyo resultado podría beneficiar a la contraria o a la propia. Acabaron ganando el vizcaino y el zurdo de Bergara en un arranque de locura en el último acto, de éxtasis, pero con el agua al cuello, al salvar los muebles ante los remates un Jokin sin órdenes de equipo y respirando en un escenario cargado.

Ocurre que, después de irse al segundo descanso largo en ventaja los colorados (18-16), encajaron una tacada de cinco tantos que les puso a batallar a contrapelo tras un descorche desnortado y romo. Ni Danel comenzó inspirado, reconociendo los problemas de gestión de nervios en el remate fluido de su ADN, ni Rezusta estuvo mandón y explosivo. Sin eso, en río revuelto, Jokin y Martija, estupendo, se vieron favorecidos, más enchufados y con hambre de triunfo. Los errores pasaron factura al zurdo, desposeído de la dinamita habitual.

Esa tacada final fue un jarro de agua fría sobre los colorados. En el nervio, Elezkano II se cosió a la defensa para encontrar una salida, una huida hacia adelante, porque el futuro estaba muy negro. Pero, en mitad de la noche cerrada, sus alcanzadas fueron dos estrellas rutilantes que alumbraron el camino hasta acabar todo piel y huesos, finiquitados por la dureza de una madeja por desenredar tan complicada como el Laberinto de Creta. Teseo redivivo, Danel tiró del hilo y anunció nubes de tormenta. Un final de made in Hollywood. Puro delirio de un epílogo más bello por tenso que por brillante. Como todo el choque. Fue Danel sustento y Rezusta, que tuvo que llevar pelotazos de compromiso, avaló la certeza de su compañero. En definitiva, tras el 18-21, rompieron la realidad y cumplieron los pronósticos. A un precio muy caro. El de Zaratamo vivirá su primer encuentro de tanta enjundia, un sueño; el bergararra, su tercera final consecutiva del Parejas, una dinastía. El 8 de abril se encontrarán en el frontón Bizkaia de Bilbao con Joseba Ezkurdia y José Javier Zabaleta.

pelear a contracorriente Elezkano II-Rezusta vivieron un partido a remolque, un mal asunto para negociar algo tan importante como una final del Parejas. A partir del 4-2, los problemas en el dominio en la zaga se convirtieron en un cilicio para los colorados. El cielo se puso gris cuando Altuna III -unas veces acertado, otras errático, pero siempre incisivo- pegó un puñetazo en la mesa. Martija, genial en el amarre y gozoso con la diestra, le impuso las manos. Ungidos para la sorpresa, rompieron la baraja. Se colocaron 4-6. Un par de yerros del guipuzcoano volvieron a dotar de oxígeno a los colorados (8-7). Y llegó la revuelta. Los azules se fueron al primer descanso largo con una bonita ventaja (8-12).

Después, previo al def con dos, se registraron igualadas en los cartones 14, 15 y 16, basados en el crecimiento de Rezusta. Tras el 18-16 se vino la revolución, las almas se contrajeron con Altuna III en vena. Elezkano, 18-21, pudo dar con el hilo de Ariadna y encontrar el final de la encrucijada después de un sufrimiento perpetuo, un via crucis asolador.