A la hora de hablar de los mejores equipos de la historia del deporte, uno de los más citados, si no el más, es la selección de Estados Unidos de baloncesto que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Una irrepetible constelación de estrellas del deporte y de iconos mediáticos que arrasó en la competición y que provocó la admiración de todos. Aprovechando el 25º aniversario de aquel momento deportivo, el pasado año el periodista estadounidense Jack McCallum, redactor especializado en la NBA de Sports Illustrated, publicó Dream Team, la intrahistoria del mejor equipo que ha existido jamás, un magnífico relato de la gestación del equipo, de su trayectoria y de la personalidad de sus protagonistas, todo ello jalonado con multitud de anécdotas que el autor conoce porque lo vivió de primera mano.
La selección de baloncesto de Estados Unidos era básicamente una selección mundial, que coincidió además con una de las épocas más boyantes de la NBA, con unos cuantos jugadores que aunaban un inmenso talento para el juego, fiereza competitiva y una personalidad especial.
Lo más jugoso de Dream Team quizás sea la composición del equipo. Hasta 1988, Estados Unidos había llevado a los Juegos Olímpicos una selección universitaria. La cita de 1992 fue la primera en la que iba a llevar a jugadores profesionales. Primero se habló de convocar a ocho jugadores de la NBA y a cuatro universitarios, pero había tanto y tan bueno para elegir en la NBA que finalmente se quedó en once y uno. El universitario fue Christian Laettner, de Duke.
sin isiah thomas Los tres imprescindibles eran Magic Johson, Larry Bird y Michael Jordan. Los dos primeros, porque habían relanzado la NBA con sus míticas disputas en la cancha; el tercero, porque ya era considerado el mejor por aquel entonces. Magic tuvo claro desde el principio que quería ir a los Juegos; los otros dos no tanto, sobre todo Bird, cuya primera respuesta fue: “Yo ya soy historia. Eso es para los jóvenes”. Y es que los dolores de espalda eran ya muy fuertes, mediatizando su rendimiento en la cancha. Sin embargo, no costó demasiado convencerle, consciente de que podía ser una ocasión histórica.
El 21 de septiembre se dieron diez nombres: Magic Johnson, Charles Barkley, Karl Malone, John Stockton, Patrick Ewing, David Robinson, Larry Bird, Chris Mullin, Scottie Pippen y Michael Jordan. Faltaban por designarse un jugador de la NBA y el universitario. El gran ausente era Isiah Thomas, la estrella de los Pistons. “Isiah no fue miembro del Dream Team debido básicamente a dos hombres, Jordan y Chuck Daly”. El mítico jugador de los Bulls ratifica a McCallum en 2011 que “no quería” a Isiah en el equipo. Y el seleccionador no forzó la situación pese a que era su entrenador en los Pistons. “Si Isiah no hubiera sido tan poco popular entre otros jugadores y miembros del comité, habría formado parte del equipo nacional, y Stockton se habría quedado fuera. Eso es así”, dice Jack McCallum. La selección la completaron Clyde Drexler y Laettner, de Duke, cuyo técnico era Mike Kryzewski, ayudante de Daly.
la gestión de los egos Con semejante constelación de estrellas, lo más difícil a priori era gestionar los egos de todos esos jugadores, incluso siendo un entrenador tan respetado como Chuck Daly, que en los primeros días de entrenamientos les dijo: “Sois doce jugadores, todos All Stars, es materialmente imposible daros los minutos de juego a los que estáis acostumbrados”. La respuesta de los pesos pesados del vestuario le facilitó las cosas. “Estamos aquí para ganar, nadie va a quejarse de cuánto juega”, le dijo Magic. “No te preocupes por eso”, añadió Jordan. Ambos eran los capitanes junto a Larry Bird, aunque este siempre se mantenía en un segundo plano. “De puertas afuera, Magic era el líder. Pero en la pista, quien mandaba era Michael”, reconoce Mullin.
arrolladores hacia el oro El dominio de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos fue tan brutal que su victoria más ajustada fue la que logró en la final frente a Croacia, a la que derrotó por 32 puntos. De hecho, el mejor partido que jugó fue... a puerta cerrada, un partido de entrenamiento que comienza con un mensaje del entrenador -“Quiero que lo deis todo”- y que acaba con un 40-36 a favor del equipo capitaneado por Jordan contra el de Magic. “Fue el mejor partido que jugué nunca”, recuerda Jordan. El autor lo califica como “el mejor partido de la historia que nadie vio”.
En cuanto a la disputa en sí de los Juegos, son más recordados los detalles que el desarrollo en sí de los partidos, como la defensa de Jordan y Pippen sobre Toni Kukoc. La razón es que Jerry Krause, mánager de los Chicago Bulls “se moría de ganas de ficharlo. Hasta el punto de no ampliar el contrato de Pippen porque quería reservar fondos para poder ofrecer 3,7 millones de dólares a Kukoc”. Eso provocó que Jordan y Pippen hicieran la vida imposible al croata durante el partido. “Lo que hicieron a Kukoc fue criminal, pero qué maravilla verlo”, reconoce Barkley. La víspera, Jordan había dicho a Daly: “Scottie y yo queremos bastantes minutos mañana”. El entrenador no pudo negarse...
Ambos eran la debilidad de Daly. “Tú dame a Michael y Scottie, y la verdad es que da igual quién más esté en pista”, llegó a reconocer el seleccionador, que no tenía nada que aportar en los tiempos muertos. “Eran muy raros”, recuerda Magic. “Chuck nos observaba un momento y finalmente decía: Muy bien, seguid así”.
golf, cartas... Las juergas, las discusiones sobre quién de ellos era el mejor y las partidas de cartas hasta altas horas de la madrugada eran habituales en el hotel de la selección yanqui. Uno de los fijos era Jordan, a quien además le encantaba ir a jugar a golf. Antes de la semifinal contra Lituania, jugó 36 hoyos. Llegó un poco tarde e incluso el autobús del equipo tuvo que esperarle para ir al pabellón. Lo cual no impidió que hiciera otro partidazo.
Jack McCallum cierra el libro refiriéndose al “legado” del Dream Team, una selección que marcó a una generación y que llevó el baloncesto a otro nivel. Su aura legendaria sigue vigente, ya que no ha habido y posiblemente no habrá un equipo igual. Merece la pena conocerlo a fondo en las 386 páginas de Dream Team.
‘DREAM TEAM’
Autor: Jack McCallum
Editorial Contra
386 páginas