Es mayor de edad desde el pasado mes de junio. Pero a Unai Iribar (Ibarra, 1999) ya le ha dado tiempo a debutar en el pelotón ciclista profesional, y a codearse con los mejores. Ocurrió el jueves, en la jornada inaugural de la Challenge de Mallorca. “Yo iba en la zona trasera del grupo, protegido, y de repente vi que delante llevaba a un corredor del Movistar. Le miré el dorsal y era el uno. ¡Iba a rueda de Valverde!”. Una experiencia más para este joven guipuzcoano, cuya trayectoria en los velódromos (es campeón estatal sub’23 de omnium) le ha valido “el premio” de competir dos días en la prueba balear con la selección española de pista.

Ya ha cambiado el chip. Ayer mismo se le pudo ver entrenando cerca de casa, enfundado en el maillot del Goierriko Ampo, equipo con el que este año da el salto a la categoría amateur (debuta el fin de semana en l’Essor Basque). Pero, preguntado por su reciente y prematuro estreno en la elite, es un libro abierto de anécdotas. “Me llamó la atención, sobre todo, cómo jugó el Trek con las ventajas de los escapados”, recuerda sobre su primer día de competición en Mallorca. “Salimos muy rápido, hasta que enseguida se hizo la fuga. Les dejaron cinco minutos. Y luego fueron reduciendo la diferencia. Cuando los tenían a un minuto, parada para mear. Así tres veces. En cuanto quisieron los cogieron. Y sprint”.

180 kilómetros A nivel táctico y de esfuerzos intensos, Iribar defiende que correr entre profesionales le resultó “más sencillo” que en su recién abandonada categoría. “En juveniles las carreras son más cortas y, por lo tanto, más nerviosas. Hay ataques constantes, mucho látigo...”. Pero en Mallorca también sufrió. De forma distinta, pero sufrió. “El mismo jueves nos salieron 180 kilómetros. Yo no estoy acostumbrado a estas distancias. Y los recorrimos a una media de 43 por hora. ¡Parando tres veces a mear! En los últimos diez hubo un acelerón fuerte y ahí ya fui con el gancho. Creo que en ese tramo final sacamos un promedio de 55 por hora. Yo me quedé cortado bajo la pancarta del último kilómetro”.

Casi sin tiempo para recuperar, al día siguiente tocó exprimirse de inicio. “Subíamos a botepronto un puerto de 7,5 kilómetros, con una pendiente de en torno al 6%. Lo coroné entre el 50º o el 60º, junto a mi compañero Cañellas, que es de allí. Me dijo que, haciendo series a tope en esa misma subida, la completa durante sus entrenamientos en unos 20 minutos. En carrera tardamos solo 17”. Unai se fue al suelo en el descenso, como más de medio pelotón. La carretera, boscosa y mojada por la lluvia, era una pista de patinaje. Pero le dio tiempo aún para engancharse al gran grupo y colocar en el mismo a García de Mateos, la baza de la selección. Después se retiró, en el kilómetro 85. “Faltaba mucho aún y me había quedado solo”.

No merecía la pena desgastarse en balde, porque le espera una temporada tan dura como ilusionante. “Todos los saltos se notan. De infantiles a cadetes, de cadetes a juveniles... Y seguro que de juveniles a aficionados”, expresa Iribar, cuya modestia le hace albergar esperanzas de tener cierta libertad en el paso al pelotón amateur. “¿Vigilado? Al principio no creo”, asegura el ibartarra, de insultante dominio en un laureado 2017. Su carrera promete. Pero mejor avanzar con calma.

Nombre. Unai Iribar Jauregi.

Edad. 18 años (12/06/1999).

Municipio. Ibarra.

Equipo de formación. Hasta 2017 ha militado en los equipos de Oriako Txirrindulari Eskola. Su último año como juvenil estuvo plagado de triunfos, en la carretera y en la pista.

Equipo actual. En 2018 da el salto al pelotón aficionado de la mano del Goierriko Ampo.

Características. Se trata de un ciclista completo. Su experiencia en la pista le otorga colocación y velocidad para las llegadas en grupo, y su ligereza le permite superar bien los puertos.