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Un guion, dos visiones

Con el campeón en el horizonte, Merino II y Ezkurdia pugnan mañana en el Labrit de Iruñea para continuar con vida en un exigente Manomanista

Un guion, dos visiones

donostia - Reconoce David Merino que había que cambiar el modo de afrontar el Manomanista, porque él, siendo zaguero, visto el actual ritmo de juego, lo tenía crudo. La historia es que, en un negociado en el que tradicionalmente ha habido mejor desempeño de los pelotaris más largos, bien por el método de juego o por las diferencias con el material, el siglo XXI ha sido un punto de no retorno. Antaño quedaron los triunfos de guardaespaldas de la talla de Barriola, Beloki o Patxi Ruiz y en la parrilla de salida del Manomanista de 2016 solamente serán tres los zagueros que tomen parte: el de Villar de Torre, Álvaro Untoria y Beñat Rezusta. También disponía de papeletas José Javier Zabaleta, pero hubiera entrado en lugar de David, por lo que el guarismo no hubiera ascendido. En este trío, el zurdo de Bergara es la heterodoxia; el najerino, el pundonor, y Merino II, el ensayo de la reconversión.

“Intenté hacer cosas nuevas, pero sin volverme loco”, analiza el pelotari riojano, que se mide mañana en el Labrit de Iruñea a Joseba Ezkurdia, lo opuesto, en busca de un billete a los octavos de final, donde espera Julen Retegi en la rama de Mikel Urrutikoetxea. Habla Merino II de cómo afrontó la previa en Ordizia contra Iker Irribarria, para tratar de combatir a un delantero puro, con pegada y mucho futuro por delante. El experimento no le salió bien. Pero él quería estar en el Manomanista. La baja de Zabaleta le abrió el hueco. “Estoy contento por poder jugar el campeonato. Es un pena que haya entrado porque José Javier no podía jugar. De todos modos, me toca un rival muy difícil, hace tres años me ganó fácil”, analiza el riojano. Y es que, en el único precedente entre ambos que existe en la modalidad, el voleísta de Arbizu impuso su poder con bastante claridad sobre su contrincante, al que dejó en seis. Pero también rememora David que “en aficionados jugaba mucho al mano a mano. Lo que pasa es que desde entonces ha cambiado la forma de jugar. Los zagueros nos hemos obsesionado con ponernos de aire y tenemos que intercalar jugar a bote con el aire”. Es la visión desde los cuadros largos de un guion, el del mano a mano, tan sencillo a priori como brutal. Dos manistas, una pelota, 36 metros y un leitmotiv: dar un pelotazo más que el rival al frontis. Sencillo de decir, muy complicado de ejecutar. Por algo es la modalidad reina del curso manista.

Enfrente, el peligro es evidente. Ezkurdia estuvo a punto de tumbar en cuartos del curso pasado a Oinatz Bengoetxea y su pegada de aire es el ariete de su juego. Desvela el arbizuarra que le ha venido bien la eliminación del Parejas. “He tenido más tiempo para entrenar, al no llegar a semifinales, no como el año pasado. He realizado cuatro ensayos intensos y las sensaciones han sido buenas”, asevera el de Sakana, quien apostilla que “estoy con muchas ganas. Quiero salir a disfrutar, sin presionarme”. Aun así, será el favorito para la cátedra, pero “eso no gana partidos”. Quizás por su versión de puntillero. “Es verdad que ahora mismo por la forma de jugar, los delanteros tenemos ventaja ante los zagueros. Pero no me puedo relajar, si salgo confiado no tengo nada que hacer, David juega muchísimo en el mano a mano y será un adversario muy complicado”, manifiesta Ezkurdia.

Mejorado de los problemas de desplazamiento que sufría en los primeros compases de su carrera profesional, Joseba se asoma como un pelotari muy peligroso en las luchas individuales. Y es que, la potencia que tiene con la volea y su envergadura le hacen complicado de superar por arriba, metiendo mucha velocidad al cuero cuando tiene que mandar. Con esas trazas, Merino II tendrá que exponer la facilidad que tiene para mover la pelota con la izquierda. “Él juega muy agresivo”, finaliza el riojano. Un guion, dos visiones y un solo billete.