Veinte en bastos
Manomanista de la LEP.M Jaunarena desmonta a Beroiz en Zalla de una tacada (del 10-2 al 10-22) y se cita con Urrutikoetxea en los cuartos de final
donostia - Para que el fénix surja, primero tiene que tropezar. Le pasó ayer en Zalla a Jon Jaunarena, que tuvo que encontrarse con el agua al cuello para carburar. Necesitaba de un estímulo vital en forma de maremoto, como el inicio de Mikel Beroiz, para anunciar su pose más relajada, tranquila, seria, trabajadora y con garrote. Después, la calma.
Pero eso llegó tarde. Porque el inicio del delantero de Leitza en el reestreno del Mimetiz estuvo muy lejos de la versión mostrada en anteriores envites del Manomanista. El ADN del puntillero navarro viene consumido por el lugar común que dice que tiene características perfectas para jugar mano a mano. Le ha costado, pero ha llegado. A Altuna III le doblegó con un partido serio, a Artola le dejó en siete en Legazpi, ayer superó en 10 a un experimentado Beroiz y el sábado que viene tendrá a un miura como Urrutikoetxea, al que se asemeja en ciertas poses, pero que termina el tanto mucho mejor. Pues bien, aunque en las venas le viene el nervio, Jaunarena arribó tenso, fuera de órbita, como desgastado. Y ahondó en ello Beroiz.
El zaguero de Huarte juega mucho a todo el frontón. Y en el inicio le dio con la derecha para castigar a su contrincante. El primer tanto acabó en dejada colorada después de 20 pelotazos. Fue lo mejor de Jaunarena hasta alcanzar la primera decena. No estuvo nada fino en el despegue y tuvo que lidiar con un 6-0 de salida que auguraba más bien poca batalla azul. Y es que el delantero estaba desaparecido. De hecho, sumó su primer tanto por error del zaguero en el remate. Pero con el saque asumió su guión: castigar y terminar. Se puso 6-2, pero terminó trasquilado después de que agarrara al segundo bote Beroiz una dejada y los jueces se la dieran por buena. Con el servicio en contra, una dejada, un yerro propio y un saque pusieron una falla gigantesca. 10-2.
Pero para la resurrección se necesita visitar primero el Hades. Jaunarena lo hizo. El 10-2 le dejaba tocado. Pegar, pegar y pegar, asimiló. Era la única salida. Y de una tacada se llevó el encuentro. Veinte en bastos para el leitzarra. Beroiz rayó desdibujado, flojo después de perder el saque y sin incidencia alguna en el último tramo. Lo hizo todo Jon, que creció, se apoyó en la pared izquierda y Mikel acabó superado de cabo a rabo. El huartearra, que había empezado huracanado, se terminó soplando en brisa. Jaunarena, con dos potentes manos, superó las expectativas del principio a base de músculo. Tiene la pegada fresca el delantero leitzarra, al que quizá le falte remate, pero canta en bastos. Del dos, al 22.