donostia - Fue una de las victorias más celebradas de la historia de Illunbe, y son ya unos cuantos años. La afición se puso en pie para aplaudir a rabiar a unos jugadores que daban saltos de alegría en la cancha y devolvían el aplauso a la grada. Hasta Jaume Ponsarnau, un hombre de perfil calmado, enfiló el túnel de vestuarios sacudiendo los brazos y soltando toda la tensión y rabia acumuladas. No era para menos, porque el Gipuzkoa Basket logró una victoria de un mérito tremendo frente al Valencia por 69-67. Con una rotación de nueve jugadores por las lesiones de Mikel Motos y Jordi Grimau y una plantilla muy inferior al rival, aspirante por equipo y presupuesto a los cuatro primeros puestos de la Liga ACB, los hombres de Ponsarnau tiraron de orgullo, lucha y entusiasmo para aferrarse con uñas y dientes a un partido a priori muy desnivelado y finalmente ganarlo con un triple de Jared Jordan, quien por cierto en el resto del choque únicamente había mirado una vez más a canasta.

Fue el colofón perfecto para un encuentro tremendo por parte del GBC que, además de tener una plantilla más bien justita, menguada por las citadas bajas de Grimau y Motos, no tuvo su día en el lanzamiento, quedándose en un pobrísimo 5/32 en triples, es decir, un 16% de acierto. Por no hablar del 12/21 en tiros libres. Con tantas cosas en contra, parece increíble que ganara a un rival de la talla del Valencia. Pero lo hizo. Creer es poder, porque solo con una confianza mayúscula en tus fuerzas puedes sacar adelante un partido así. Ponsarnau comanda un grupo de jugadores que se comportaron ayer como gigantes. Son los titanes de Illunbe, que pese a fallar una y otra vez tiros cómodos o al menos librados no se vinieron abajo y se ganaron a base de sudor su siguiente oportunidad -entre otras cosas cogieron 13 rebotes ofensivos- y que nunca decayeron. Fue un derroche de esfuerzo impresionante, como hace tiempo no se veía. Puede que no les sobre calidad, pero estos jugadores son unos guerreros. A muerte con ellos.

Se presentaban unas Navidades complicadas, con un panorama desolador tanto por calendario como por la propia situación física de la plantilla. Además, el GBC venía de tres derrotas difíciles de encajar. Había un serio riesgo de que la mala racha se alargara y el conjunto guipuzcoano cayera al pozo de la clasificación. Pero, en cambio, el intenso tramo navideño -con tres partidos en nueve días- comenzó con una alegría enorme y con la confirmación de que el compromiso de estos hombres es total. Ponsarnau ha logrado que su idea de implicación absoluta cale hondo en la plantilla. Taquan Dean, Jordan, Hanley... jugadores que probablemente están de paso pero que se han comprometido totalmente con un proyecto que fuera de la cancha se tambalea por motivos económicos. Qué manera de luchar cada balón, de tirarse al suelo y de agachar el culo en defensa. Qué decir de Doblas, un líder total. Cada día más grande. Su partido fue grandioso. Se comió a todos los pívots del Valencia en ataque y en defensa. Es increíble lo poco reconocida que es su figura en la ACB. Uno de los mejores interiores de la Liga a quien verano tras verano los equipos más poderosos económicamente no dan el paso de hacerle una buena oferta y ficharlo. Egoístamente, mejor, porque así continúa aquí. En Gipuzkoa te queremos, David.

inicio arrollador El GBC salió a por todas desde el minuto uno. Nada de reservarse para guardar fuerzas debido a la escasez de banquillo. Así logró ponerse 8-0 en el minuto tres. Esta renta inicial le permitió ir por delante en el marcador hasta el descanso, con rentas que alcanzaron los once puntos (23-12) en el inicio del segundo cuarto. Frente a la lucha local, el Valencia parecía un equipo apático, que se dejaba llevar y confiaba en su calidad ofensiva para dar la vuelta al marcador. Y los de Perasovic fueron poco a poco acortando distancias aprovechando un importante atasco atacante del GBC, que pese a todo logró irse dos puntos arriba (32-30) al descanso.

Estaba claro que el Valencia iba a reaccionar en la reanudación, y así sucedió, ya que logró voltear el marcador y ponerse siete arriba (37-44) en el minuto 26 gracias a un parcial de 5-14 frente a un Gipuzkoa Basket absolutamente negado de cara al aro rival. Dos tiros libres de Doblas y un triple de Iarochevitch fueron el escaso bagaje del equipo guipuzcoano, que falló lo inimaginable. Parecía que el partido cogía color visitante, pero una penetración de Iarochevitch, una contraataque culminado por Dean y otra acción de Doblas colocaron el 43-44. Luego Iarochevitch y Hanley, ambos tras asistencia de un Jordan desatado en esos minutos, pusieron el 47-46 en el minuto 30.

último cuarto de locura El GBC había vuelto a ponerse por delante y ya se fue lanzado a por la victoria. Dos canastas consecutivas de Dean, que falló mucho pero luchó más, tres contraataques culminados por Hanley y las canastas del omnipresente Doblas marcaron un periodo de mayor inspiración ofensiva que permitió al conjunto de Ponsarnau, que sacaba fuerzas de flaqueza para seguir defendiendo a tope, situarse 66-60 a falta de dos minutos. Parecía una renta definitiva, pero aún iba a tocar sufrir. Cuatro puntos de Lucic y dos de Ribas, acompañados por la quinta falta de Doblas y un triple errado por Dani Díez, pusieron las tablas en el marcador (66-66) a 42 segundos.

Un balón perdido por Dean y un tiro libre anotado por Dubljevic complicaron aún más el partido a 29 segundos del final (66-67). Una derrota habría sido un castigo absolutamente cruel para el esfuerzo del GBC, que se vio al borde del abismo pero aún tuvo lucidez para volver a ponerse por delante. Fue gracias a un triple de Jared Jordan. Una acción inesperada, porque el base americano, un director de juego magistral pero que mira poco a canasta, solo había lanzado una vez en todo el partido. Pero a la hora de la verdad, y sabiendo que Dean iba a estar muy vigilado, asumió la responsabilidad desde 6,75. Y su tiro entró, poniendo el 69-67 a falta de quince segundos. Solo quedaba defender bien para rematar la faena. El Valencia logró un tiro relativamente cómodo para Lucic, pero este falló y la victoria se quedó en Illunbe. Un premio mayúsculo y muy merecido para los guerreros de Ponsarnau. Pocas veces un triunfo fue tan justo. La cuarta victoria del curso -todas en Illunbe- servirá para seguir fuera del descenso y afrontar con más confianza la visita del martes a Fuenlabrada, un partido clave. A ver cómo se recuperan del esfuerzo de ayer los titanes de Illunbe. Chapeau para ellos.