La imborrable huella de Diego García
un libro repasa la trayectoria deportiva y humana del malogrado atleta de azkoitia al cumplirse el 20 aniversario del subcampeonato de europa de maratón que logró en helsinki
veinte años después, la imagen perdura imborrable en la memoria colectiva de los aficionados al atletismo. Martín Fiz, Diego García y Alberto Juzdado abrazados en la pista del estadio olímpico de Helsinki celebrando un triplete histórico en el maratón del Campeonato de Europa. Aquella mañana el atleta guipuzcoano alcanzó el cénit de su carrera, truncada el 31 de marzo de 2001, cuando, con 39 años, falleció de un ataque al corazón mientras trotaba junto a Alejandro Gómez en vísperas de la media maratón Azkoitia-Azpeitia.
Una escultura en bronce de Xebas Larrañaga, con la clásica figura de Diego y su inseparable cinta en la cabeza, le recuerda en el lugar en el que murió, en el paseo entre ambos municipios. Desde aquel fatídico día, la carrera pasó a denominarse Memorial Diego García. Ahora un libro repasa la trayectoria deportiva y humana de un atleta y una persona irrepetible. El carácter afable y alegre del corredor azkoitiarra hizo que durante años amasara inumerables amigos, muchos de ellos rivales, y su espíritu de sacrificio le permitió labrarse un nombre en la elite del atletismo.
testimonios Una treintena larga de personas que le conocieron y trataron, además de sus familiares, ofrecen su testimonio en el libro Diego García, repleto de anécdotas, vicisitudes y fotografías del atleta. Una obra financiada, ademas, con el apoyo de más de 200 empresas, comercios, bares, sociedades y clubes de las dos localidades de Urola Erdia, y de 54 particulares que han aportado dinero a través de crowdfunding.
El que fuera su entrenador, Santi Pérez, su masajista, Juan Mari Olaizola, su hermano Manuel y el periodista y amigo Txetxu Urbieta han impulsado este trabajo en el que se pueden leer las reflexiones de atletas como Martín Fiz, Rodrigo Gavela, Alberto Juzdado, Joxe Apalantza, Juan Mari Garin, Asier Cuevas o Abel Antón, los bertsolaris (y también amigos) de Diego Andoni Egaña y Xebastian Lizaso, su madre, Josefa Correlas, el médico Xabier Leibar o el técnico de fondo de la Federación Española de Atletismo, Luis Miguel Landa. Fue este, precisamente, quien, durante la presentación ayer del libro en Azpeitia, definió a Diego García en una frase: “Fue un gran hombre, un gran atleta y un gran amigo”.
Desde el amateurismo, el fallecido corredor logró un sobresaliente currículum, que creció sobremanera desde su debut en el maratón, en Donostia en 1989. El subcampeonato de Europa en 1994, el noveno puesto en los JJOO de Barcelona, el triunfo en Sevilla en 1995 (el único como maratoniano) o sus éxitos en la Behobia-San Sebastián son los hitos más destacados de un palmarés que registra su participación en 29 maratones, casi siempre con resultados notables, entre los diez primeros. Pero, al margen de su faceta deportiva, Diego García cultivó la amistad, la afición a la caza o al bertsolarismo -con aquella recordada apuesta con Egaña-. Una vida plena en lo humano y en lo deportivo que se refleja en las 224 páginas y más de 200 fotos de la publicación.