el domingo, 8 de septiembre, Hondarribia puede adjudicarse en Donostia su undécima Bandera de La Concha. Un hecho que puede resultar histórico ya que durante esa jornada la ciudad celebra anualmente la festividad de la Vírgen de Guadalupe. Pero, aunque pocos lo recuerdan, la Ama Guadalupekoa ya consiguió ese hito en 1968. Uno de los que todavía mantiene en la retina lo ocurrido aquel domingo ligado desde entonces para siempre a la historia de la trainera verde es Juan José Urigain. Conocido empresario hondarribiarra, este maestro panadero imposible de jubilar sigue, gracias a las pastelerías Hawaii, endulzando la vida a muchas familias de la comarca del Bidasoa. Pero, durante dos décadas, ayudó y fue parte también de las idas y venidas del club remero de Hondarribia. Veinte años que dan para mucho, y en el que las alegrías y las anécdotas se cuentan por cien. Las tristezas, por mucho menos. No obstante, fue delegado y presidente de la entidad en los años gloriosos de La Concha para la embarcación guipuzcoana. El hondarribiarra recuerda que "lo ocurrido en el 68 fue algo impresionante. Pero no solo por ganar la bandera en un día tan especial, sino porque para llevárnosla tuvimos que afrontar toda una odisea. Ya en la jornada inaugural, Hondarribia, que iba por delante poco antes de llegar a Santa Clara, tuvo un percance por culpa de un barco de pasajeros que cubría el trayecto que va desde el puerto hasta la isla, que se le cruzó por delante cuando estaban en plena regata y le obligó a parar la embarcación. Aunque luego pudieron seguir con la marcha, esos segundos perdidos fueron fundamentales para que Astillero venciera en el primer domingo. Al barco se le multó, pero los tiempos no cambiaron".
Pero todo no quedó ahí, puesto que el día 8 los verdes tampoco fueron capaces de vencer en Donostia, adjudicándose el trapo por el mejor tiempo computado. "En ese segundo domingo ganó Lasarte-Michelín, pero nosotros quedamos segundos y Astillero, tercero". Un hecho totalmente inusual y que hizo más mágica aún una jornada histórica para la Ama Guadalupekoa.
los inicios en amute
Participar en La Concha en representación de la Cofradía
Los inicios nunca fueron fáciles. Una frase hecha que se adecua perfectamente a los comienzos de una embarcación que en la década de los 60 "representaba a la cofradía de pescadores. Como pasaba en todos los pueblos". Los recuerdos parecen imborrables para Urigain, quien relata que "cuando empecé en Hondarribia en el año 1962, éramos tres personas las que nos encargábamos de la trainera: Miguel Bello, Félix Apezteguía y yo". Algo muy diferente a lo que es una directiva de un club de remo en la actualidad. Un gran cambio que también se ha notado en instalaciones y botes: "Hasta que sacamos la trainera al agua en el 64, solo contábamos con dos trainerillas". El hondarribiarra, que ejercía de delegado y presidente, "porque en aquella época era lo mismo", no olvida cómo se captaban remeros para la Ama Guadalupekoa. "Félix, que era capuchino, iba con la sotana por los caseríos y, en parte gracias a ello, conseguía que los chavales fuertes vinieran a remar". Una ría, la de Amute que servía para entrenarse, pero que no era su único lugar para ejercitarse: "Llegamos a tener una base de entrenamiento en Oiartzun. En el canal, frente al Zuberoa, teníamos cuatro asientos hechos por algunos carpinteros que remaban con nosotros, y allí en invierno Agustín Landa, Melchor Aramburu y José Ángel Lujambio les enseñaban a los nuevos a repalear". Un invento innovador que "fue una buena forma de foguear a los chavales antes de llegar a la trainera". A mediados de los 70, ya como club, la cosa no mejoró: "Las instalaciones eran de la Iglesia y estaban en los bajos de un antiguo cine. Para colmo, el cura Don Pedro, que era quien nos prestaba el local, era productor de champiñones, con lo que tuvimos que limpiarlo a fondo y así se empezó". Para progresar, la financiación es básica. Al respecto, Urigain declaró que "se ponían carteles en todos los bares de Irun y Hondarribia y allí cada uno ponía 50 o 100 pesetas. Aparte de eso, había firmas que donaban 10.000 pesetas".
un recorrido para la historia
El pueblo recibió a sus héroes con el traje del Alarde puesto
El expresidente se acuerda como si fuera ayer de cómo se vivió dentro de la trainera aquel 8 de septiembre de 1968. "Era día de Alarde y sabíamos que no podíamos entrar en el pueblo. Por ello, tras la regata pusimos rumbo a Oiartzun, donde comimos en Gurutze. Al terminar la comida y después de comenzar la celebración entre nosotros, fuimos acercándonos, y paramos en Irun. En su calle mayor tuvimos que hacer tiempo hasta que terminó el desfile y el alcalde nos dio la salida para ir a Hondarribia. Recuerdo que ya desde Irun estaba todo plagado de gente. Ahora, a partir de la Alameda allí no cabía ni un alfiler", rememoró. Pero para Urigain lo más espectacular fue "ver a toda la gente del pueblo, vestida todavía del Alarde, festejando la victoria en la Marina. Eso es algo que no he vuelto a ver nunca más". Aunque lleva años sin ir a las regatas porque se pone "nervioso", el hondarribiarra reconoce que "sería un buen recuerdo volver a ver a la trainera ganando el día 8".
recuerdos de la concha
De las traineras prestadas a las 'Conchas' de cuatro ciabogas
Como si de una enciclopedia viviente se tratara, Urigain recuerda cómo en su época de directivo "en La Concha no se llevaban traineras propias. Los ocho botes los prestaba el Centro de Atracción y Turismo de Donostia y eran todas iguales, con un peso mínimo de 200 kilos. Además, había cuencas. Es decir, en el reglamento estaba estipulado que cada trainera solo podía coger remeros foráneos de los pueblos cercanos. Hondarribia, de Irun, Oiartzun y Lezo; San Juan y San Pedro, de Errenteria, Oiartzun y Lezo; Donostia, de Loiola o Hernani; y, finalmente, Orio, de Aia, Zarautz y Zumaia. De eso se aprovechaba Pedreña, porque Cantabría entera era para ella". Haciendo memoria, el exdelegado comentó que "en los años 80, hubo varios años en La Concha que se han bogado cuatro largos", y reconoce que está de acuerdo con la vuelta al recorrido clásico, puesto que "no es lo mismo ganar la bandera con una ciaboga, que con tres. Porque en la de tres maniobras puede ser por la destreza del patrón, pero en la de una seguro que vence la trainera".
A raíz de la frase habitual que se menta sobre la regata desde las instituciones donostiarras, Urigain no está de acuerdo con dicha afirmación: "La regata de Donostia no es del Ayuntamiento de Donostia, es de los clubes que la han hecho posible. Traineras como Hondarribia, San Juan, San Pedro, Orio o Pedreña".
un equipo de oro
Años de gloria en La Concha
Desde que en 1965 llegara Lujanbio a las tostas de Hondarribia, hasta que se fue a Astillero cuatro años después, el éxito de la Ama Guadalupekoa fue indudable. En esas temporadas los verdes ganaron cuatro Banderas de La Concha seguidas, además de un pleno de trapos en 1967. Un equipo de oro que estaba compuesto "por una clara mayoría de hondarribiarras, a los que había que sumar cuatro de Oiartzun y uno de Bidania, que trabajaban en el caserío, aunque también había albañiles y carpinteros". Trabajos de mano de obra que dejan claro la dureza de este deporte.
El domingo Hondarribia homenajeará a su patrona por la victoria de 1638, pero este año sus remeros pueden darle un homenaje especial a la Ama Guadalupekoa. En dos días la Bahía de Donostia dictará sentencia. Ganar y meter más de 3. 40 segundos a Urdaibai. Si los de Mikel Orbañanos lo consiguen, el sueño verde se habrá hecho realidad. Otra vez.