aestas alturas, pero hace un año, San Pedro maldecía su participación en La Concha, tras finalizar novena y volverse a quedar con la miel en los labios en la clasificatoria. En 2011 fue octava, el mismo resultado que cosechó en la edición anterior. Ya eran tres años sin entrar en una Bandera que ha ganado en 15 ocasiones, un palmarés solo superado por las 31 conchas de Orio. Demasiados para la Libia, acostumbrada a estar en el agua de Donostia los dos primeros domingos de septiembre.
Pero esa desazón que parecía perseguirle se la quitó de un plumazo la tripulación morada antes de ayer; cuando consiguió completar una gran contrarreloj y entrar en la regata con el sexto mejor tiempo. Su entrenador actual es Gabi Larrinaga, un veterano remero que curiosamente no es pasaitarra, sino donostiarra, un hecho que da más relevancia aún a su logro, por eso de que es la bandera de su ciudad: "Vivo cerca de la bahía y veo el campo de regatas todos los días, con lo que sí que es muy especial participar en La Concha", comentó Larrinaga a este periódico. La clasificatoria, una de las más igualadas de los últimos años con apenas quince segundos de diferencia entre los diez primeros, tuvo en vilo durante el transcurso de la prueba a todas las traineras que partían con posibilidades. Los tiempos se calcaban y solo siete traineras podían poner su nombre en los billetes con destino a La Concha.
Por ello, cuando los tiempos daban como sexta clasificada a la Libia, en las tostas sanpedrotarras "explotó la alegría. Los remeros estaban muy contentos porque se había conseguido un objetivo que se venía buscando desde hace mucho tiempo". Además, la marea morada fue, una vez más, un gran apoyo para los pasaitarras: "Al llegar a la rampa del puerto vimos a muchos aficionados que se habían acercado a felicitarnos", declaró un agradecido míster.
Antes de la alegría, tocó sufrir en una clasificación que se fraguó con paciencia y confianza. En la baliza exterior, cuando se recogen las primeras referencias, Larrinaga afirmó que dentro sabían que "el crono más fiable de todos era el de Urdaibai. El ver que a la boya llegábamos mejorando su tiempo ayudó muchísimo, puesto que, a partir de ahí, creíamos que haciendo bien nuestro trabajo nos clasificaríamos". Con esa idea volvieron para dentro, confiados en que "no cometeríamos errores en un largo que teníamos muy estudiado ya, porque hemos estado toda la semana entrenando allí. Al final todo salió bien y en cuanto llegamos sabíamos que estábamos dentro".
Por otro lado, los resultados finales no sorprendieron a Larrinaga, quien declaró que "eran de esperar estas diferencias. La regata de esta temporada que más se podía parecer a la del jueves fue la contrarreloj de Pasaia de la ACT. Con un mismo recorrido y unas condiciones de mar parecidas, los siete primeros también estuvimos en tan solo diez segundos".
Trabajo psicológico
Concentración y madurez
Si hay un aspecto que tiene contento al míster es "la concentración que mantuvo la trainera, aguantando la presión añadida que tiene esta regata, y la madurez que ha demostrado tener". Algo que consiguieron los remeros gracias, en gran parte, a que llevan "dos semanas haciendo un trabajo psicológico importante, que consistió en reunirnos entre nosotros, exponer diferentes problemas y tomarnos la regata como una especie de reto personal de cada uno que tenemos que solucionar de manera colectiva".
A partir del domingo, los nervios y la presión suben un punto. Los tiempos empiezan a contar, y los segundos se convierten en una losa para quien se deja segundos con la proa. Al respecto, Larrinaga explicó que la tripulación "no se ha puesto ningún objetivo. Saldremos a disfrutar de cada regata, a hacer lo mejor que podamos el primer domingo y después la mar ya nos pondrá en nuestro sitio. Si tenemos claro que lo hemos hecho lo mejor posible, yo estaré conforme".
Visto lo visto durante el verano y, sobre todo, durante la clasificatoria, las casas de apuestas deportivas se pueden frotar las manos. Aunque Kaiku parte como favorita, nadie duda de que los puestos pueden bailar mucho el domingo, e incluso de una jornada para otra. Todos tienen un gran potencial y nadie parece que se vaya a quedar descolgada desde el principio. En este sentido, el entrenador sanpedrotarra se introdujo en el argot del juego para declarar que ve "imposible dar una quiniela para La Concha, porque puede haber muchísima diferencia de tanda a tanda y de calle a calle, y con la igualdad que hay en este momento no se puede dar a nadie por ganador. Hace unos años sí te podría pronosticar quiénes podrían quedar en las primeras posiciones, pero hoy por hoy no".
Así las cosas, San Pedro completará en Donostia una temporada notable. En la que, además de rendir a buen nivel en la ACT y estar en La Concha, ha visto como su cantera viene fuerte, ya que su segunda tripulación bogará el año que viene en ARC-1, tras ganar la categoría de bronce con total autoridad.