Donostia. La entrevista comienza tarde porque el entrenamiento se ha alargado más de la cuenta y Sito ha perdido hasta la noción del tiempo. "No será por no entrenar. ¿Qué hora es?", dice el técnico tras tomar asiento en la sala de prensa, donde asegura que, después de tantos cambios en la plantilla, "no habrá fichajes. Este es el equipo". Y para sumar victorias, pide "tranquilidad emocional dentro de la urgencia".

La última derrota ante el Joventut fue de las que duelen. ¿Cómo la ha ido asimilando el equipo?

Ha sido una de las derrotas más duras de la temporada, sobre todo porque el trabajo durante la semana había sido tan bueno que me parecía muy difícil no ya perder, sino no hacer ese trabajo perfecto durante el partido. El trabajo que pedimos a los jugadores exige un poco de valentía y de punto físico que a veces no lo haces por las faltas o por un desgaste, y a veces lo abandonamos. Ahora mismo, si queremos ganar, el rival tiene que jugar a siete metros y medio de canasta para que vea nuestra dureza. Contra el Valencia lo hicimos genial y contra el Joventut, solo 15 o 20 minutos.

La urgencia de victorias es máxima y antes del parón de Copa hay dos partidos en las canchas del Estudiantes y el Unicaja.

Tenemos urgencias clasificatorias. Si la clasificación fuera otra, estaríamos hablando de que la progresión del equipo es correcta, pero no puedes partir de ahí, tienes que partir de la realidad, y la realidad es que necesitas asaltar cualquier cancha porque no puedes depender de ganar solo en casa. Mientras compitamos, se nos va a olvidar nuestra situación clasificatoria. El problema es no competir, lo cual provoca dar vueltas a la cabeza y pensar en la clasificación.

Habla de competir. El equipo está dando una mejor imagen desde que ganó al CAI a mediados de diciembre y todavía mejor en los dos últimos partidos. ¿Por qué?

Ahí discrepo un poco. Para mí competir es llegar a los últimos tres minutos con disposición de ganar. El Estudiantes, el Fuenlabrada y el Bilbao Basket nos cogieron 15 o 16 puntos pero a cinco minutos del final estábamos a dos, tres o cuatro. Sí que es verdad que ha habido cuatro o cinco partidos donde no hemos competido. Luego la progresión no ha sido efectiva porque ha habido muchos cambios que nos han hecho variar roles, y eso en un equipo entrenado por mí es muy complicado. Llevamos mes y medio muy bueno en cuanto a mejora, pese a que el Barcelona nos dio un repaso que nos dejó asustados. Pero creo que la mejoría del equipo ha sido evidente.

¿Qué falta entonces para dar el siguiente paso y empezar a ganar más partidos?

Tranquilidad. Que no venga nadie mañana y diga que se quiere ir a la NBA o que está triste en San Sebastián. Hace falta tranquilidad dentro de la urgencia que tenemos, tranquilidad emocional en el equipo para que se estructure tal y como está ahora, con un recién llegado como Morris Finley. No va a haber fichajes, este es el equipo.

El promedio del equipo es de 69 puntos por partido. Son pocos.

Claro que me parecen pocos. Soy el mismo entrenador del equipo que el año pasado fue el segundo máximo anotador de la ACB. Lo que tampoco oculto es nuestra realidad. Al principio Qyntel Woods no estaba al nivel que él quería y no pudimos reemplazar a Lofton. No tenemos esa referencia ofensiva y están siendo nuestros bases los que están tirando de esa capacidad anotadora. No vamos a jugar a 90 porque no podemos. Ahora estamos encontrando la vía para anotar más. El otro día al descanso estábamos en 40 puntos, el problema es que no estamos acostumbrados y luego bajamos el promedio. Pero lo que tenemos que hacer es partir de la defensa para luego construir el ataque. Lo importante ahora es tener un punto más que el rival.

¿Cómo está Finley?

Su fichaje es una apuesta. Si traemos jugadores que no están el mercado, es porque no tenemos dinero y tenemos que hacer este tipo de apuestas. Hace año y medio no hubiéramos podido fichar a Finley. ¿Por qué lo fichamos? Tiene calidad, es un buen anotador y un buen defensor, y sabe lo que tiene entre manos, pero lleva mucho sin jugar. Se encuentra mejor, está trabajando y puede ayudarnos más minutos que el otro día seguro.

El club siempre ha dejado claro que no iba a endeudarse para reforzar el equipo. ¿Está de acuerdo con esta filosofía?

Sí, claro. Se puede perder el respeto deportivo si no luchas en la pista y el respeto como club si no pagas. Aquí nunca he despedido a un jugador si cuesta dinero al club, sé dónde estoy y he aceptado entrenar con esta economía. Lo fácil sería decir: "Qyntel Woods no funciona. Fuera y traigo otro". No, esto es el GBC, hay que luchar por que funcione. Se fue Lofton y trajimos al que pudimos con el dinero que teníamos. Estuvimos 51 días sin el reemplazo del americano, esto es muy importante. Tuvimos contratos firmados con otros jugadores, pero no vinieron. Hay que luchar deportivamente sin endeudarse y pagando a la gente. Eso el club lo hace fenomenal.

Mucho se ha escrito y hablado de Woods. Pocos pensábamos que seguiría aquí tras su flojo rendimiento en los tres primeros meses de la temporada.

Para cortarlo hay que pagar su contrato y luego pagar al que viene. Aquí siempre se ha apostado por intentar sacar el máximo rendimiento a todos los jugadores de la plantilla. Lo más fácil era rendirse. Este partido, que me ha costado otras cosas, lo tengo ganado porque lleva un mes a muy buen nivel: tira cuando tiene que tirar, rebotea y decidir en los últimos segundos como contra el Valencia y el CAI. Está haciéndolo mejor.

También se ha dudado de su actitud. Entiendo que, pese a no rendir bien, tampoco es el típico jugador que 'rompe' un vestuario.

No, no, no, no. Eso sí hubiera sido una razón para romper un contrato. Qyntel Woods es un jugador que había bajado su nivel en los últimos años y que ha venido aquí a buscar una oportunidad. Su actitud en los entrenamientos es igual ahora que antes, aunque estamos más contentos con su rendimiento en la pista.

Tras perder en Sevilla (derrota que dejó al equipo con 1-11), Aíto, técnico del Cajasol, dijo que el Lagun Aro quizás no tenía los jugadores apropiados para salir de abajo.

Lo que no va a hacer Aíto es mentir, porque no lo necesita. Ese partido marcó un antes y un después. Durante 15 minutos no estuvimos en la pista en cuanto a lucha y decidí jugar solo con los jugadores que estaban haciendo el esfuerzo máximo. A partir de entonces, decidimos no permitir a los jugadores no dar el máximo nivel de esfuerzo en la cancha. Ese partido fue un buen acicate para todos. A partir de ese día mejoramos en cosas básicas pero importantes.

Dice sobre Woods que la opción fácil era echarle. Otra solución fácil hubiera sido irse usted.

O que el club me echara. Afortunadamente, este club no valora a los entrenadores por la posición en la que están, sino por un trabajo y un respeto al club. Soy el mismo ahora que cuando el equipo iba quinto. Eso no quiere decir que una vez dijera al presidente que ponía a su disposición mi cargo, pero no porque estuviera cansado, sino porque no quiero ser un problema. El club me dijo que no. ¿Irme dejando el equipo? No, porque ya asumí un reto muy grande en verano cuando Álvaro Bilbao me dijo que había una reducción de presupuesto y que no íbamos a competir en Europa. Me dijo: "Tienes 24 horas para pensar si quieres irte". Di mi palabra de seguir y no abandonaré. Está siendo duro, nunca me he visto en una situación así. Siempre que he entrenado he acabado entre los diez primeros. ¿Que no lo conseguiré este año? No lo sé. Igual la vida me pone en mi sitio y me dice no siempre puedo hacer lo que quiero. Ya veremos. Lo que no voy a hacer nunca es rendirme. Me produce una excitación total como reto sacar esto adelante.

Tras la doble derrota en Valladolid y Tenerife, el presidente bajó al vestuario a dar un toque de atención a la plantilla. Me da la sensación que le molestó no eso, sino que lo hiciera público en una entrevista.

Quiero dejar esto claro. Todas las decisiones que se toman las tomamos entre todos. Aquí nadie bajó a dar un toque de atención a la plantilla, sino a todos en general porque no podíamos perder en un año lo que se había ganado en diez años a nivel de carácter y de no rendirse, un camino que empezaron otros entrenadores. Que lo tenga que saber la opinión pública no es lo más adecuado, pero no tiene que hacer que nadie se enfade. Lo que se intenta solucionar, mejor que se queda en casa. Si yo contara todo lo que hago para intentar mejorar a Woods o Rubio, ellos no se sentirían a gusto porque son cosas duras, de exigencia, de cara a cara.

Ha habido momentos de la temporada que el equipo parecía muerto.

Yo nunca critico al equipo sin antes criticarme a mí mismo, antes de saber si he hecho todo lo posible para mejorarlo. He visto partidos en los que no he reconocido al equipo como mío. Cada acción es un reto, no una ahora y dentro de un rato otra. Es culpa mía no haber sido capaz de inculcarles lo que es luchar en cada momento. Es verdad también que llevamos una carga de tres victorias en cinco meses, y hay que ser muy duro mentalmente para cuando tienes un problema en un partido no acordarte de eso. Es carácter. El que lo tenga, será un tío muy bueno en la vida. Quiero que mis jugadores lo entiendan.

Es inevitable mirar la clasificación y ver que el penúltimo, el Fuenlabrada, está a dos victorias y que los siguientes están ya a cuatro, una distancia muy grande.

Están muy lejos. Claro que miro la clasificación y es verdad que cuando te ves con tres victorias y el Fuenlabrada tiene dos más, me parecen muchas, así que imagínate cuatro. Lo único que intento es no pensar en nada que no pueda dominar. No puedo dominar lo que hacen los demás. Pero es verdad que la situación clasificatoria se nota, hasta cuando sales a la calle. Si no eres capaz de luchar con carácter contra esto, cuando tengas un problema de verdad... solo tienes que poner diez minutos la tele y ves muchas cosas más difíciles de superar.

¿En algún momento piensa cómo ha podido torcerse tanto la situación de un año a otro?

Sí, claro. Para empezar, sirve para descartar de tu vida a la gente que aparece solo cuando ganas. Trabajar cuando se pierde es más duro. No es que me guste estar así, pero me produce una excitación grande luchar contra esta situación y tratar de superarla. No quiere decir que no sea duro, ¿eh? No me gusta perder el tiempo. Busco soluciones. Trabajo. Es difícil, no soy tonto. Vamos últimos, pero hay que luchar. Estoy deseando ganar los dos próximos partidos y aprovechar el parón de la Copa para trabajar más que nadie. No me siento inferior a nadie.