donostia. Era el día. El Lagun Aro GBC, con la autoestima recuperada tras haber cerrado la primera vuelta con triunfo ante el Valencia, se había conjurado para ganar también al Joventut y enlazar por primera vez en el curso dos victorias. Illunbe también lo creía y registró, con 8.110 aficionados, la mejor entrada del año. Todo parecía listo para dar un golpe en la mesa, para decir bien alto que este Lagun Aro quiere y puede salvarse. Pero el equipo de Sito perdió (67-73). Fue una derrota dura, un sopapo a la ilusión, un tropiezo de los que duelen. De los que duelen la verdad. Porque ganar ayer era obligatorio para mantener las expectativas creadas seis días antes frente al Valencia. Pero la derrota pincha de nuevo el globo de la esperanza. Fue otro capítulo de la agónica temporada que está viviendo Illunbe.

Nadie pensaba que el Joventut iba a ser un rival fácil. La Penya tiene entrenadores y jugadores de garantías y peleará por meterse en los play-off. El rival iba a exigir mucho, eso estaba claro. Pero había que ganar sí o sí. El subidón por el último triunfo, la mejoría de Qyntel Woods, el buen debut de Paunic, la llegada de Finley... había que dar continuidad a la ilusión, pero el Lagun Aro no lo logró y tendrá otra vez que recuperarse de una derrota dolorosa y de una semana más en descenso. Enlazar dos triunfos era un objetivo tan apetecible que no conseguirlo deja los ánimos muy tocados y complica sobremanera la permanencia. El principal problema, además de la propia dinámica del Lagun Aro, es que ahora mismo el único equipo que se encuentra al alcance es el Fuenlabrada, con una victoria más, porque los demás están muy lejos. Como el Fuenla reaccione...

Si el Lagun Aro solo ha ganado hasta ahora tres de los 18 partidos que ha disputado es en buena parte por sus problemas ofensivos. Que sea el equipo menos anotador de la ACB (menos de 70 puntos por encuentro) con una vuelta completada no es casualidad. Ayer volvió a mostrar sus carencias quedándose en 67 puntos, solo 29 tras el descanso, una cifra muy pobre. Así es muy difícil ganar. Es indudable que el equipo de Sito ha crecido en defensa con la llegada de Paunic y el paso adelante que ha dado Papamakarios, pero eso muchas veces no será suficiente si no ronda al menos los 75-80 puntos por encuentro.

En este sentido, resulta preocupante comprobar la dependencia de Qyntel Woods. El americano anotó 22 puntos ante el Valencia, el equipo se fue hasta los 76 y ganó. Ayer se quedó en doce tantos (con un escaso 5/13 en tiros de campo) y el equipo no pasó de 67. Él es quien marca la diferencia. Es justo decir que al fin lo ha entendido y que se le ve con una mejor actitud en la cancha. Pero en la dramática situación clasificatoria actual, solo vale que las meta. Y ayer no las metió. Se supone que Morris Finley tiene que ser su escudero en estas funciones, pero en su debut, saldado con dos puntos en tres lanzamientos y muchos problemas defensivos, demostró que debe ponerse a punto físicamente y conocer tanto la ACB como a sus propios compañeros. El base-escolta de Alabama necesitará algún partido para ponerse a tono y mostrar sus cualidades, pero precisamente tiempo es lo que no le sobra al Lagun Aro.

máxima igualdad El partido ante el Joventut estuvo marcado por la extrema igualdad. Fue una batalla de poder a poder. Poco brillante, pero emocionante, con los dos equipos haciéndose fuertes en defensa. La Penya amagó con irse al inicio del segundo cuarto (16-24), pero tres triples seguidos del Lagun Aro devolvieron la igualdad al marcador, que se movió a partir de entonces en diferencias mínimas.

El 38-39 al descanso dio lugar a un partido aún más cerrado en la reanudación y esto no benefició al equipo de Sito, que empezó a sufrir muchísimo para anotar. Salgado, como tantas otras veces, acudió al rescate y mantuvo al Lagun Aro con opciones gracias a tres triples consecutivos entre el final del tercer cuarto y el inicio del último. Woods le tomó el relevo con un triple y un mate espectacular, pero cada canasta era una agonía. Del minuto 20 al 35, los locales solo lograron meter 20 puntos y el Joventut abrió una pequeña brecha (58-63). Con Woods bien tapado y obligado a tiros forzados, nadie tenía ideas para anotar.

La garra defensiva volvió a meter al Lagun Aro en el partido, pero con 60-63 Paunic falló dos tiros libres y Oliver metió a continuación un triple, finiquitando el partido ante la desesperación local. El Joventut, más templado, aprovechó los nervios de un equipo que, al margen de sus problemas para anotar, vive agobiado por una situación clasificatoria que no le da tregua. Toca volver a levantarse, y hacerlo además con dos partidos seguidos fuera contra Estudiantes y Unicaja. Las victorias urgen.