Donostia. El Lagun Aro GBC encajó ayer ante el Valencia Basket su quinta derrota del curso (86-80). La cifra, en seis jornadas, es indiscutiblemente mala, tanto que el equipo de Sito Alonso está en puestos de descenso, lo cual nunca es agradable pese a que queden 28 partidos por delante. Pero resultó muy difícil marcharse disgustado ayer del San Sebastián Arena. Porque el Lagun Aro se dejó en la cancha hasta la última gota de sudor y plantó cara hasta casi el último minuto al Valencia Basket, que cuenta con un equipazo. Y porque ambos conjuntos brindaron un partido espectacular, lleno de tensión y de lucha, en el que la afición vibró como no lo hacía desde hace mucho tiempo. Pese a sus limitaciones respecto al rival, el Lagun Aro mereció ganar. Si no lo hizo fue porque no gestionó nada bien los últimos cinco minutos, a los que llegó con cuatro puntos de ventaja (71-67) y porque los árbitros, los de siempre, castigaron su ímpetu con muchas, demasiadas faltas. Tantas como 29, diez más que el Valencia, que por cierto se empleó con la misma intensidad que el GBC.
La derrota fue un triste epílogo a un partido que podía haber acabado en fiesta, porque una victoria en un partido como el de ayer era justo lo que necesitaba este equipo para confirmar la reacción que mostró en Zaragoza y empezar a compensar los tropiezos ante Obradoiro, Valladolid y Estudiantes, todos ellos evitables. Sito Alonso había pedido el viernes el máximo apoyo a los aficionados y estos, sin ser demasiados -5.230-, apoyaron como nunca a sus jugadores. Claro que estos respondieron sobre la cancha con una lucha y un corazón al que el Valencia replicó con la enorme calidad de tres jugadores -Rafa Martínez, De Colo y Caner-Medley- de un talento mayúsculo. Parecía el típico partido en el que el equipo grande se veía superado por el entusiasmo del pequeño, pero el Valencia no se dejó llevar ayer, ni mucho menos.
El Lagun Aro volvió a sustentarse en sus dos pilares de este curso, Andy Panko y Sergi Vidal. El americano, que ya es el máximo anotador de la ACB, tuvo un duelo de altísimo nivel con Caner-Medley, un ala-pívot como hay pocos no solo en la ACB, sino en Europa. Vidal, por su parte, volvió a hacer de todo y casi todo bien. A ellos volvió a unirse un Raúl Neto sobresaliente, que se comió a los dos bases rivales y que obligó a Paco Olmos a recurrir a De Colo como organizador. El brasileño es, a sus 19 años, una verdadera joya. Al ritmo de los tres, el equipo de Sito no bajó nunca los brazos e incluso mantuvo el tipo con las rotaciones. Papamakarios se fajó en defensa, Adeleke al menos aportó rebotes, Salgado no lo hizo mal pese a que el equipo se mostró más espeso con él que con Neto... solo la cantidad de tiros libres que tuvo a su favor hizo que el Valencia se fuera al descanso por delante (39-41) tras una primera mitad muy igualada.
El ritmo no decayó tras el descanso. El Valencia pareció capaz de romper el partido cuando acabó el tercer cuarto con cinco puntos de ventaja (59-64), pero volvió Panko a pista tras un breve respiro y entre él y Doblas se las arreglaron para dar la vuelta al marcador y poner por delante al Lagun Aro (71-67). Claro que esa eficacia ofensiva vino acompañada de los mejores minutos en defensa del equipo de Sito, que por momentos pareció desbordar al Valencia pese a que los árbitros seguían haciendo de las suyas, penalizando cada contacto del GBC con falta. Fue un castigo continuo y excesivo. El trío arbitral le puso tanto empeño a hacerlo mal que estuvo a punto de cargarse un partido espectacular de verdad.
9-19 en los últimos cinco minutos En plena efervescencia local, Paco Olmos pidió tiempo muerto y el equipo taronja se serenó. Volvió a asentarse en defensa y entregó la batuta del ataque a un inmenso De Colo, que resultó imparable. Neto, hasta entonces dominador, no pudo mantener el ritmo. Y Doblas hizo dos faltas totalmente innecesarias para irse a la calle y dejar a su equipo desguarnecido a tres minutos del final. Porque sobra decir que el Lagun Aro no tiene una referencia sólida interior. No lo son Betts, Adeleke ni Lorant. El único que puede ocupar ese papel es Doblas, pero su problema con las faltas es incorregible. Quizás con él en cancha el resultado habría sido derrota, pero quizás no...
El caso es que cuando Doblas se fue al banco eliminado , De Colo puso el 73-76 y el Lagun Aro se vio incapaz de remontar. Vidal y Panko fallaron un tiro libre por cabeza y el equipo de Sito entró ya al último minuto sin opciones (75-81). Todo el buen trabajo de los primeros 35 minutos se fue al traste en los últimos cinco. Faltó un poco de pausa al final, la misma que sobró al Valencia. Por uno u otro motivo, el Lagun Aro no deja de encajar derrotas dolorosas y sigue en el pozo de la clasificación, pero al menos parece haber encontrado el camino para salir de él. Falta, en cualquier caso, lo más importante: traducir esta mejoría en triunfos, que hacen mucha falta.