ESPAÑA (25+25+25+23): Pau Gasol (17), Rudy (14), Navarro (27), Calderón (17) y Marc Gasol (11) -equipo inicial-, Ricky, Llull (4), Sada (2), Reyes (2), Claver, San Emeterio e Ibaka (4).

FRANCIA (20+21+21+23): Noah (11), Batum (10), Parker (26), Pietrus (4) y Diaw (12) -equipo inicial-, Seraphin (4), Albicy (1), Kaudi (3), Traore (4), De Colo (2), Tchicamboud y Gelabale (8).

Árbitros Luigi Lamonica (ITA), Ilija Belosevic (SRB) y Sreten Radovic (CRO). Pietrus y Noah fueron eliminados por cinco personales.

Pista Kauno Arena de Kaunas ante unos 14.500 espectadores.

Kaunas (Lituania). La selección española se proclamó ayer campeona de Europa de baloncesto al derrotar a la de Francia en la final por 98-85, en un partido que convirtió en una obra de arte, que manejó a base de calidad y en el que nunca dejó margen para la reacción del rival. Pese a que no comenzaron bien las cosas para la selección española, con las cuatro primeras canastas galas machacadas en el aro, por los desajustes defensivos, no cundió el nerviosismo porque un triple de Navarro y dos puntos de Pau Gasol atemperaron a los españoles.

Y un triple de Calderón, a los cinco minutos de partido, significó la primera ventaja de los españoles, que ya no dejaron de estar arriba en el marcador, aunque por escasa diferencia. La mejora en la defensa de los de Sergio Scariolo y el buen porcentaje en el lanzamiento, dio vida al equipo español. La selección francesa apretó los dientes y Batum, compañero de Rudy en Portland, en la NBA, le dio la réplica poniendo a su equipo por debajo de la barrera psicológica de los diez puntos. Al descanso, 50-41.

Si en la primera parte los ataques se impusieron a las defensas, estaba claro que esta situación no podía seguir durante mucho tiempo. La selección francesa endureció los contactos. Los rebotes se pusieron más caros y el equipo español aguantó el empellón y respondió con técnica, con clase y con virtuosismo. El equipo español manejó los tiempos a la perfección y enfrió el partido para acabar colgándose la medalla.