zarautz. Con las olas del pasado domingo todavía paseando por su mente, Gorka Aranberri saborea el logro del domingo. La Concha puede ser la guinda a su primer año como patrón en Urdaibai. No quiere que se escape.

¿Ha asimilado ya la victoria?

Asimilar sí, pero hay que esperar al segundo domingo. Ya sabemos que La Concha es una clasificatoria y dos jornadas. En un día nos han salido bien las cosas y en la segunda puede que no te salga lo mismo. Hay que ver qué pasa el domingo, la bandera no está ganada. Hay que tener respeto al rival y nunca se da por ganada una regata hasta que se termine de disputar.

El domingo decía que el primer largo no había sido bueno.

Salimos un poco dormidos. Nos sorprendió la salida. Sabíamos que teníamos buena calle y queriendo aprovechar esa buena calle, salimos tal vez con mucha ansiedad. No acertamos, por lo menos tal y como quisiera yo. Debíamos remar más tranquilos, más pausados... Ya les avisé a los remeros que a la vuelta esa remada no valía, tan precipitada y a favor de ola. A falta de dos minutos para la ciaboga les dije: "Chavales, esta remada nos ha resultado hasta ahora, pero a la vuelta no nos vale". Con esa ola tan picada no se podía remar así.

¿Lo veía ganado a la vuelta?

No. Te puede entrar alguna ola a la vuelta. De hecho, nos entró agua. Siempre hay que estar al loro. Hay que remar hasta llegar a tierra y dar lo que has dado hasta fuera. No se puede echar el trabajo por tierra.

Los equipos de la segunda tanda se vieron perjudicados. ¿Cuál le daba más respeto?

Respeto, la verdad, es que me daban los cuatro. Astillero ha estado líder en la ACT, Hondarribia ha ganado dos banderas, Tirán otra y San Juan siempre está ahí. Sabíamos que estaban preparando muy bien La Concha y había que tener respeto a todos. Es una pena porque son deportistas, han estado todo el año trabajando todos los días, sufriendo el invierno entrenando a tope para llegar a un día como este y te quedas sin opciones desde la salida. Pero bueno, personalmente, es lo mejor que te puede pasar: Llegar a la regata más importante de la temporada y verte con una ventaja de 33 segundos sobre el segundo.

¿Cuándo vieron que podían romper la regata?

El entrenador nos preparó muy bien psicológicamente y sabíamos que teníamos que salir a tope. No salió del todo bien porque la salida nos sorprendió un poco. La txanpa inicial de Kaiku es muy fuerte y si veíamos la oportunidad de meter el morro delante, el entrenador nos dijo que lo hiciéramos. Y así surgió. Teníamos buena calle y a partir de la isla pudimos meter el morro. Creo que ahí se rompió la regata.

¿Cómo reaccionó el equipo al llegar a meta?

En ese momento acabas cansado la regata y ves tan lejos a los contrincantes que te entra la euforia. Pero hay que tener los pies en el suelo porque todavía queda otra tanda y puede cambiar todo. Puede que nos metan ellos a nosotros treinta segundos. Ya vimos lo que pasó en el Campeonato de España. Todo es posible.

En Portugalete se acabó la Liga para Urdaibai. ¿Lo acusó el equipo?

Aquel fue un día muy duro, con los remeros llorando. Sabíamos que habíamos perdido la Liga, que era un objetivo del club. Después ganamos el Campeonato de Euskadi, pero la herida seguía ahí. A partir de ahí nos costó volver a retomar nuestro hilo. En Pasaia hicimos una buena regata. Desde ese momento volvimos a ir un poco hacia arriba.

¿Han sentido presión al jugarse todo a la baza de La Concha?

Un poco sí. Nos ha salido bien, pero es un poco arriesgado jugarte todo a una carta. Habíamos ganado en trainerillas y en bateles, pero aquí lo importante es la trainera y lo que cuentan son las banderas. Habíamos ganado cinco banderas en la Liga y el Campeonato de Euskadi. Ya sabemos todos que la Champions del remo es La Concha y jugar todo a eso es bastante arriesgado. Pero bueno, de momento está bien encarrilada. A ver si acabamos bien.

¿En qué conceptos les ha insistido más José Manuel Francisco?

La verdad es que el trabajo táctico y el psicológico van muy unidos. Sabíamos que teníamos que estar psicológicamente preparados para que Kaiku saliese volando. Teníamos que aguantar y, si veíamos una oportunidad, dar un zarpazo. Y si no era así, aguantar todo lo posible como el año pasado. Hasta la ciaboga estuvieron a dos o tres segundos y esa era la intención.

¿Por qué fue usted el elegido para La Concha en lugar de Lur?

No lo sé. Él es el entrenador, él es el que ve quién funciona mejor y quién no. También hay 18 remeros que pueden entrar ahí. Ya vimos en la clasificatoria que hicimos cuatro cambios, que podían haber sido cinco tranquilamente, y todos funcionan. Ya sabemos que todos no pueden entrar, así que el entrenador decide. Le ha salido bien.

¿Cuándo supo que era el elegido para La Concha?

Te comenta más o menos en los entrenamientos y te da una pista de cuál es el equipo titular. Pero te mantiene en tensión hasta el último día y no te dice nada.

¿En qué se diferencian Lur Uribarren y usted como patrones?

Lur es un tío fuerte. Él en la mar controla la ola que viene con su fuerza. Y conoce bien a los remeros. Lleva años en Urdaibai y conoce muy bien al equipo, sabe cómo sacarles a los remeros todo lo que tienen y es muy bueno en eso, en hablar y en todo lo que siente en el bote. Tal vez yo sea hábil, le pillo enseguida a la ola, la sensación que tiene el bote, lo que necesita... Mi punto negativo es al hablar, al dirigirme personalmente a un remero y pedirle lo que tenga. Exprimirlo. Técnicamente en la mar me siento a gusto, cada año más libre. Con menos fuerza hago el mismo recorrido.

¿Cómo es la convivencia con Lur?

Tenemos una relación buena. Nos conocíamos de hace años y ahora resulta que después de empezar la temporada hemos coincidido en el mismo club. Al principio llegué con un poco de miedo porque él ha estado todo el invierno sufriendo en los entrenamientos. Te fastidia que estés chupando frío todo el invierno y venga un tío en mayo y te quite el puesto. Yo le doy las gracias porque ha asimilado esto muy bien y nos llevamos bien, nos apoyamos, hablamos mucho y nos decimos lo que vemos. En ese aspecto estamos muy bien.

¿Cómo se gestó su fichaje?

José Manuel Francisco me dijo que necesitaba un patrón y que tenía varios en la agenda. No me dijo cuáles eran, pero me dijo que necesitaba un patrón que se amoldase bien a la mar. Me contó que habían apostado por Lur, pero que él veía que le faltaba algo todavía. Me llamó y no tuve ninguna duda. Le dije que sí desde el principio. De Urdaibai me atrajo sobre todo la posibilidad de ganar banderas. El año pasado en Zarautz tuvimos un año durísimo, terminando todas las regatas en última posición. Si te ponen el caramelo de poder ganar las regatas y de optar a ganar la Liga y La Concha...

¿Le ha costado el cambio?

No me ha costado adaptarme. Me veía preparado para dar el salto. Llevaba varios años en Zarautz y había muchos días en los que la cabeza me pedía algo más. Saber qué podría hacer en un equipo puntero. Quería también demostrar lo que valgo. El equipo me ha ayudado bastante en ese aspecto.

¿Cómo es Francisco?

Cada entrenador tiene sus características. Coge todos los detalles y los analiza bien. No se le escapa nada. Cuida a los remeros, el bote, el tiempo que va a hacer en la regata, las corrientes, las mareas... En ese sentido es muy detallista y muy exacto.