Donostia. El Lagun Aro GBC se había propuesto hacer un esfuerzo para ganar el último partido de la temporada en el San Sebastián Arena para dejar un buen sabor de boca en su afición y consiguió el objetivo. Ganó con holgura al CAI Zaragoza en un partido en el que se notó que no había gran cosa en juego, pero en el que jugó más que bien, con una actitud encomiable y con ciertas dosis de espectáculo gracias a los triples de Baron, los mates de Miralles y Kone y las asistencias de Salgado. Tuvo mérito la actuación de los de Laso, ya que estaban en clara inferioridad física por las bajas de Alfonso y Lorbek. No importó porque pudieron las ganas locales (84-71). El sincero aplauso del poco público presente, apenas 3.910 espectadores, premió ese generoso esfuerzo.
Un día más, brilló Jimmy Baron Jr., que ha cuajado una temporada de debut en la ACB para enmarcar. Tenerle en Donostia es y seguirá siendo un lujo, porque tiene contrato hasta junio de 2013. Sus 21 puntos fueron decisivos para que el triunfo no corriera peligro en ningún momento. Fue letal desde 6,75, con tres triples, y anotó cinco canastas de dos, demostrando que cada día que pasa mejora en apartados del juego donde antes pasaba desapercibido. Siguió además anotando sin fallo desde la línea de personal, por lo que está a punto de hacer suyo el récord de mejor porcentaje en tiros libres de la historia. Para confirmarlo, solo debe hacer una cosa: no fallar ningún lanzamiento desde la línea de personal en la última jornada.
Pero el líder en el último partido del curso en Illumbe fue Javi Salgado. Si en el encuentro de la primera vuelta jugado en el Príncipe Felipe había sido ampliamente superado por Carlos Cabezas, ayer dio la vuelta a la tortilla e hizo suyo el ritmo del partido con una actuación para enmarcar, plasmada en diez puntos y trece asistencias, tope de pases de la temporada que compartirá con Uriz. Su primera campaña en el GBC ha tenido demasiados altibajos, pero ha sido importante en muchos triunfos, como el de anoche.
dos triples seguidos de lasa El control del ritmo fue una de las claves del choque; las otras, el dominio en el rebote y el buen balance entre asistencias y pérdidas: 24 contra 12, justo los aspectos del juego que han lastrado en demasiadas ocasiones al Lagun Aro. Con el ritmo bajo control, el equipo de Laso dio rienda suelta a su capacidad ofensiva a partir del segundo cuarto, ya que el primero fue bastante soso. Dos triples de Lasa abrieron fuego para regocijo de una afición que le trata con un cariño especial. Freimanis se unió a la fiesta y Baron, con un triple tras finta en el último segundo, abrió brecha antes del descanso (43-35). En ese segundo cuarto, los locales anotaron 26 puntos y ofrecieron jugadas brillantes, como un espectacular mate a una mano de Miralles tras asistencia de Salgado.
La tendencia iniciada antes del ecuador se confirmó después, pese a que un par de triples de Chad Toppert dieron algo de vidilla al CAI. Incluso otro tiro de tres de Quinteros puso a su equipo muy cerca (48-46). Pero el GBC estaba siendo mejor y lo demostró con un parcial de 16-6 en los últimos cinco minutos del tercer cuarto. Cómo no, Baron fue el encargado de abrir brecha con la ayuda de un Kone inspirado. La recta final de la temporada del africano ha sido más que interesante y ayer volvió a gustar.
El 64-52 al término del tercer cuarto permitió que los últimos diez minutos fueran una fiesta local, con un CAI rendido frente al empuje del Lagun Aro. Todos anotaron y todos disfrutaron. Fue un buen colofón a una temporada de momentos muy buenos, sobre todo al principio, pero con demasiadas decepciones por el camino. Si el equipo de Laso hubiera mostrado en algunos partidos a domicilio el mismo espíritu exhibido ayer, las cosas habrían sido distintas. Vale que el CAI no se empleó al 100% porque no se jugaba nada, pero quedó claro que las excusas no valen. Ayer, sin dos jugadores importantes como Lorbek y Alfonso, el GBC sacó casta y ganó. No lo ha hecho siempre, sin embargo. El buen espectáculo de ayer no oculta que la campaña merece un análisis serio por parte de todos los estamentos del club. Algo ha fallado porque este equipo daba más de sí que simplemente ser el quinto por la cola sin jugarse nada en las últimas jornadas. La afición así lo ha percibido: ayer no fueron ni 4.000 personas a aplaudir a su equipo. Preocupante. Queda un partido, dentro de nueve días en Vitoria, pero lo más importante es que hay una profunda reflexión por hacer.
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