Donostia. No pudo empezar peor 2011 en el San Sebastián Arena. El Lagun Aro GBC abrió el año tirando por la borda buena parte de la ilusión creada en los tres últimos meses con una traumática derrota ante el Alicante, colista hasta ayer, por 56-61. Fue con diferencia el peor partido de los de Laso en toda la temporada. Tres de sus pilares -Salgado, Panko y Doblas- tuvieron un día horroroso y el equipo se dejó contagiar por su desacierto hasta cuajar una actuación para olvidar, rematadamente mala en los dos primeros cuartos, algo más apañada en el tercero y con un último parcial para echarse a llorar. Lo peor de todo es que el Alicante tampoco jugó bien, pero es que lo del Lagun Aro fue una caraja monumental, de las que hacen época. Los jugadores estuvieron despistados, sosos, fallones y faltos de garra.

La derrota supone cortar de raíz la buena dinámica del GBC en casa, donde hasta el momento había ganado cinco de seis partidos. Había sido capaz de derrotar al Cajasol, al Bilbao Basket o al Gran Canaria, pero ayer perdió con el Alicante. También evapora la ilusión, el sueño por jugar la Copa del Rey. Las opciones siguen ahí, pero teniendo en cuenta el calendario que espera es casi mejor ni hacer cuentas. Perder contra el colista en tu propia cancha no entra en los planes de nadie, sea cual sea tu objetivo. Pero bueno, puede que Laso no tenga que responder ya en sus ruedas de prensa a las preguntas sobre la Copa que tan poco le gustan. Parece que para algunos la Copa es una palabra tabú, porque por lo visto puede descentrar al equipo de su meta real y lógica, que es la permanencia. En fin. Como si una cosa no fuera compatible con la otra. ¿Es que vamos a estar todos los años con la misma historia absurda?

El arranque del partido no presagiaba nada bueno. Un ataque atascado hasta la desesperación provocó un penoso 7-13 en el marcador al término del primer cuarto. Uriz empezó mal y Salgado lo sustituyó mediado el primer cuarto, pero el vizcaino lo hizo incluso peor. Panko y Doblas no sabían por dónde les daba el aire. Uno podía pensar que iban a espabilar según pasaran los minutos, pero por desgracia no fue así. Los tres jugaron su peor partido de la temporada el mismo día. El base y el alero fallaron todos sus lanzamientos de campo y el pívot hizo un inusual 1/7. Si a esto se une que relevos como Tskitishvili, Uriz o Lorbek tampoco tuvieron su día, uno se explica la derrota.

reacción en el tercer cuarto Pese al desastre general, el Lagun Aro llegó vivo al descanso (24-32) e incluso llegó a adelantarse en el marcador con un parcial de 12-2 en los tres primeros minutos de la reanudación, gracias al acierto de Miralles y Baron, que despertó para empezar a meter triples como siempre. Lo más difícil parecía estar hecho, porque visto lo visto era un milagro que los de Laso estuvieran por delante en el marcador. Pero la racha de aciertos se detuvo abruptamente y el Alicante volvió a tomar el mando en el marcador.

Con este panorama llegó el último cuarto, uno de los grandes despropósitos vividos en el San Sebastián Arena en los últimos tiempos. Empezó con dos penetraciones alocadas e incomprensibles de Uriz, que lógicamente acabaron mal y que permitió al Alicante empezar a abrir hueco. Baron, con un 2+1, trató de levantar la moral de su equipo y de un público cada vez más enfadado, que asistía al ejercicio de impotencia de sus jugadores.

baron al banquillo Pero la caraja llegó al banquillo, porque Laso y compañía tampoco estuvieron muy inspirados en el último cuarto. Baron estaba siendo el único acertado en ataque junto a Miralles, pero se fue al banco a los tres minutos del último cuarto. Laso explicó después que el escolta le había pedido el cambio porque estaba "muerto", pero de ahí a tenerlo casi cinco minutos sentado va un trecho. Tanto que para cuando Baron regresó el equipo ya perdía por ocho (49-57). Eso sí, al entrar volvió a meter un 2+1. Quizás la historia habría cambiado si el mejor jugador del equipo hubiera regresado a la cancha antes. Por desgracia, nunca lo sabremos porque el mejor triplista de la ACB se pasó medio cuarto en el banquillo, tiempo en el que su equipo solo metió cuatro puntos.

Pese a todo, y, aunque parezca increíble, el GBC mantuvo opciones de triunfo hasta el final. Las tiró por la borda, sin embargo. Uriz y Doblas fallaron un tiro libre cada uno y, con 28 segundos por jugarse y 56-59 en el marcador y balón para el Alicante, Laso decidió no hacer falta y tratar de robar el balón para tener la última posesión. Decir arriesgado es decir poco. La jugada acabó de la forma más absurda, con una falta de Uriz a seis segundos del final y dos tiros libres que anotó Doellman. De traca. Un partido así no merecía otro final. Menuda caraja.