el Gran Canaria cogió ayer al mediodía un avión a Bilbao y luego vino a Donostia en autobús. Un desplazamiento normal, uno más, para un club muy acostumbrado a viajar por su situación geográfica y más las temporadas como esta en las que compite en Europa. Sin embargo, el cuadro isleño no esperaba la odisea de seis días que ha vivido y que comenzó cuando el pasado viernes cogió el avión para llegar a Bilbao porque al día siguiente se medía al equipo de Fotis Katsikaris. La huelga de controladores complicó ese viaje y el siguiente a Lituania.

La expedición canaria cogió un avión a Madrid y un retraso de una hora estuvo a punto de hacerles perder el enlace a Bilbao. Con las puertas del avión prácticamente cerrándose, lograron subirse al avión y llegar a Bilbao. Lo que no llegaron fueron las maletas, presas de la huelga de controladores aéreos de la que jugadores y técnicos se habían librado por muy poco tiempo. Pero el problema era serio, porque el Gran Canaria tenía partido al día siguiente y no tenía la ropa.

Pedro Martínez, técnico del Granca, fue el improvisado narrador de esas horas de incertidumbre vía Twitter. "Con la que se está liando es complicado que lleguen las maletas antes del partido. Como no ganamos fuera queríamos cambiar alguna cosa de la rutina en los viajes. Creo que nos estamos pasando...", comentaba el entrenador canario 24 horas antes del partido ante el Bilbao Basket. Sus temores se confirmaron y el mismo día del partido sus jugadores no tenían ni zapatillas ni camisetas, así que tuvieron que pedir todo prestado al club vizcaino. Pedro Martínez bromeaba al respecto. "Los de Bilbao dicen que tienen zapatillas para todos menos para Carroll", decía haciendo referencia a su máximo anotador.

Curiosamente, jugar con la segunda equipación del Bilbao Basket dio suerte al Gran Canaria, que se impuso por 72-75 y que logró así su primer triunfo a domicilio de la temporada y colocándose además en la sexta posición en la tabla. "Muy agradecido al Bilbao Basket. Ha solucionado todos nuestros problemas", escribía el entrenador.

el viaje a lituania peligró

Las maletas llegaron el domingo

A todo esto, la equipación seguía sin llegar y el lunes por la mañana, la expedición cogía un avión a las seis de la mañana destino Vilnius (Lituania) con escala en Francfort. El club se había planteado incluso no viajar si no llegaba su material, pero por suerte este llegó a Bilbao el domingo por la noche. Tras un madrugón, dos aviones y tres horas de autobús desde Vilnius a Siauliai, el Gran Canaria por fin llegó a su destino lituano el lunes por la tarde. El equipo se fue directo a entrenar y al día siguiente por la tarde logró un triunfo que le colocó con un pie en la siguiente fase de la Eurocup.

Después de dos victorias reparadoras, al Gran Canaria solo le quedaba regresar a casa, en otro viaje de todo menos cómodo. Con solo tres o cuatro horas de sueño en el cuerpo, la expedición cogió un avión desde Vilnius hasta Barcelona y de ahí otro a Las Palmas de Gran Canaria, donde llegaron el miércoles a primera hora de la tarde. Fueron seis días especialmente duros para el actual sexto clasificado de la ACB, pero su ritmo de viajes no decae en los próximos días. El equipo canario llegó ayer a Donostia, mañana va a Barcelona y el lunes toma un avión rumbo a Ucrania, donde vuelve a jugar un partido correspondiente a la Eurocup.