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EN BUSCA DE UN SUEÑO

EN BUSCA DE UN SUEÑO

jIMMY Baron Jr. (Rhode Island, 1986) y Aaron Jackson (Hartford, 1986) son dos de las revelaciones de esta Liga ACB. El próximo viernes estos dos viejos conocidos volverán a verse las caras en el primer derbi vasco de la temporada, Baron como principal ejecutor del Lagun Aro GBC y Jackson al mando del Bizkaia Bilbao Basket.

A los 17 años (su último año en la High School) ambos escogieron la Worcester Academy en Massachusetts como paso previo a su debut en la NCAA, la competición universitaria estadounidense por excelencia. Fue un gran año para la Worcester Academy que, con Jackson y Baron como jugadores más destacados, veía cómo su nombre comenzaba a escucharse a nivel nacional. Sería difícil determinar cuál era la estrella de aquel equipo, ya que el propio Baron señala que "los dos éramos las estrellas de aquel gran conjunto; Aaron dirigía y yo anotaba desde el perímetro".

Jackson coincide en señalar aquel año como uno de los mejores de su vida. "Nos lo pasábamos muy bien, trabajábamos muy duro pero fue una época genial", sostiene el base del Bizkaia Bilbao Basket.

"high school"

Diferentes roles

A pesar de conocerse desde su adolescencia, el juego de Baron y Jackson poco tiene en común. Principalmente porque Jackson juega de base y Baron es escolta.

El base del Bilbao Basket destaca por su rapidez y su explosividad, como demostró en el partido contra el Unicaja, en la quinta jornada, dejando detalles de su clase y de su espectacular y veloz reverso. Al margen de esto, Jackson es un buen defensor. "Sus manos rápidas le permiten robar bolas que acaban en fáciles contraataques", señala Baron de su ex compañero en el Worcester Academy de Massachusetts.

Por contra, Baron es un tirador nato. Él mismo indica que en el instituto "Jackson manejaba el equipo, mientras yo me limitaba a esperar el pase en la esquina y anotar desde la línea de tres puntos".

Hoy en día, el jugador del GBC es mucho más que eso. Es un jugador inteligente, capaz de anotar de tres o penetrar cuando el defensor no le deja un palmo de distancia, y con facilidad para asistir a sus compañeros. A diferencia de Jackson, no destaca por su defensa, aunque en Donostia por el momento la califican de correcta.

El gran año que vivieron juntos en Massachusetts les sirvió para poder elegir dos universidades de cierto prestigio. Jackson optaba por Duquesne, mientras que Baron se quedaba en Rhode Island, bajo las órdenes del Coach Baron (su padre).

La elección de estos dos compañeros de high school propiciaba que siguiesen viéndose las caras durante los siguientes cuatro años, ya que sus respectivas universidades estaban encuadradas en la misma conferencia, la Atlantic 10.

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Bajo la sombra de la duda

El debut de Aaron y Jimmy en la NCAA no fue muy diferente en cuanto a números, pero sí en cuanto a experiencias personales. Jackson promedió 6,8 puntos y 3,6 asistencias por partido en Duquesne, mientras que Baron se iba hasta los 8,7 puntos en 24 minutos de juego en la universidad de Rhode Island.

Sin embargo, mientras Jackson era respetado y valorado en su universidad, el jugador del Lagun Aro vivía momentos difíciles. El de East Greenwich no conseguía quitarse la etiqueta de hijo de su entrenador y era continuamente cuestionado tanto por los aficionados como por sus propios compañeros. Jimmy no tiró la toalla y quiso demostrar a todos sus detractores que se equivocaban al pensar que ocupaba el puesto de escolta titular por ser el vástago del coach. Largas noches de soledad lanzando a canasta en la oscuridad del pabellón universitario fue su receta para callar bocas.

El propio Jackson destaca la capacidad de sacrificio de Jimmy. "Es uno de los jugadores más implicados en el trabajo. He visto a pocos trabajar tan duro como él, es incansable. Su trabajo ha hecho que sea uno de los mejores tiradores que he conocido", indica el ex base de la universidad de Duquesne.

Año a año, tanto Jackson como Baron fueron mejorando sus números hasta llegar a registros espectaculares. En su última temporada de universidad, el de Duquesne promedió 19,3 puntos y 5,7 asistencias por partido, a la vez que Baron alcanzaba los 17,4 puntos.

Durante estos años fueron muchas las ocasiones en las que se vieron las caras. Baron dice no recordar "exactamente" el número de enfrentamientos, pero apuesta por que no fueron "menos de diez". Al ser preguntado sobre quién se llevaba el gato al agua con más frecuencia, el de Rhode Island señala que cree que el balance estaría "igualado".

La última gran temporada universitaria de Jackson y Baron les supondría no pocos reconocimientos. Ambos fueron elegidos en el mejor quintento del año de la Atlantic 10, a la par que Jimmy se erigía en el máximo anotador de triples de la conferencia, con un total de 361, y Jackson conseguía la séptima mejor marca anotadora en un partido al irse hasta los 46 puntos.

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La pasión turca

Tanto Jackson como Baron, tras su gran último año universitario, tenían opciones de ser escogidos en el draft y recalar en alguna franquicia de la NBA en la que luchar por un puesto.

El 25 de junio de 2009, Jimmy y Aaron vivían expectantes la noche en la que sus sueños de jugar en la NBA podían hacerse realidad. Uno a uno, fueron saliendo los nombres de los sesenta elegidos y los ex jugadores de Worcester Academy no estaban entre ellos.

Jackson y Baron, que creían contar con opciones de ser elegidos, tuvieron que resignarse a tomar parte en las Summer Leagues (ligas de verano de la NBA) para tratar de ganarse un contrato garantizado en la liga estadounidense.

A final del verano y sin noticias de ninguna franquicia de la NBA, Jimmy y Aaron se veían forzados a emprender la aventura europea para dar un paso adelante en sus carreras y seguir mejorando como jugadores.

Como no podía ser de otro modo, el destino volvía a unirles y les enviaba hasta Turquía, donde seguirían afianzando su amistad. Jackson recayó en el Antalya, mientras que Baron firmaba por el Mersin. Equipos muy alejados tanto baloncestísticamente como económicamente de los Ulker, Efes Pilsen o Besiktas que vemos en competiciones europeas.

Tanto Jackson como Baron destacaron en sus respectivos equipos, pero el Antalya del ex de Duquesne no pudo pasar del úndecimo puesto en la clasificación al tiempo que el Mersin de Baron, tras un dubitativo inicio con destitución de técnico incluida, a punto estuvo de entrar en los play-offs por el título y llegó a una final de Copa que su equipo perdió.

Sin embargo, su actuación no pasó desapercibida para la mejor liga de Europa y ambos volvían a hacer las maletas al mismo tiempo, esta vez rumbo a España, con una breve aparición de Jackson en Bolonia disputando los play-offs de la Lega.

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Prueba definitiva

Los dos jugadores se encuentran felices en Bilbao y Donostia. En palabras de Jackson, "estamos en la Liga ACB. Parece que nos perseguimos, pero es como un sueño poder estar los dos en la mejor liga de Europa", pero en ningún momento esconden que su sueño es alcanzar, algún día, la NBA.

El propio Baron, quien coqueteó en verano con los Blazers de Rudy Fernández, señala que "cree" poder alcanzarla "algún día", pero que no tiene "ninguna prisa" por llegar a ella. "La de Donostia es una experiencia muy beneficiosa y me encuentro muy a gusto aquí", señala el de Rhode Island.

Como publicó el ex jugador de Duquesne Aaron Jackson en su Twitter, "arrasé en Turquía, arrasé en Italia y estoy trabajando duro para arrasar en España", quién sabe si antes de emprender la andadura NBA.

Por el momento, su adaptación a la Liga ACB está siendo diferente. Al base de Bizkaia Bilbao Basket parece que le esté costando algo más acostumbrarse a este baloncesto, aunque en las últimas jornadas ha comenzado a demostrar de lo que es capaz.

Jimmy, por su parte es, por ahora, una de las sensaciones de la liga. El máximo triplista de la ACB declara que "no esperaba" una adaptación tan rápida a la que es la mejor liga de Europa y agradece "al staff técnico y a sus compañeros" el esfuerzo por hacerle mejor jugador.

Aaron Jackson es una de las personas a las que menos ha sorprendido el buen inicio del de Rhode Island. "Está jugando muy bien, casi en un 50% en triples, pero no me sorprende, sabía de lo que era capaz", señala el de Connecticut.

Cuando las cosas no vengan bien dadas, los ex de Worcester saben que tienen un amigo a una hora de distancia. El propio Baron confiesa que se llaman "semanalmente" y que si no coincidiesen sus partidos "irían a verse".

De lo que no cabe duda es de que este viernes no habrá amigos sobre la pista del Donostia Arena 2016. Si algo han demostrado estos jugadores desde su primer encuentro en Massachusetts es que su afán de superación y su trabajo puede con todo. Quién sabe si dentro de poco una cancha los volverá a unir al otro lado del charco. Hasta entonces, disfrutemos de ellos.