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Púrpura contra el 'efecto LeBron'

Tras un verano agitado, Los Angeles Lakers, vigente campeón, parten como favoritos en una campaña que mira hacia Miami. Kobe Bryant y Pau Gasol tendrán que lidiar contra el poderoso equipo de LeBron James.

Púrpura contra el 'efecto LeBron'EFE

En la NBA, nada es casualidad. En el reino de David Stern, todo está enfocado al negocio. La temporada 2010-2011, la que sigue a un verano agitado en el mercado de jugadores, comienza esta próxima madrugada en Boston, donde los Celtics, finalistas y casi campeones en junio, reciben a los Miami Heat, el equipo de moda, los Beach Boys que amenazan con comerse la liga. Ni siquiera es creíble que al comisionado le sentara mal la manera como LeBron James gestó y anunció su salida de Cleveland mediante un paripé televisado para toda la nación.

Durante unas semanas libres de actividad sobre la cancha, la polémica puso la atención sobre la liga, que al fin y al cabo es lo que conviene. Luego, el triunfo de la selección USA en el Mundial hizo el resto, y Stern ya tiene el cuadro que desea para relanzar la imagen de una competición en la que muchas franquicias presentan pérdidas económicas, hasta un total que sobrepasa los 300 millones de dólares, y sobre la que pende la amenaza de un nuevo cierre patronal el próximo verano.

David Stern, que maneja un discurso en su país y otro cuando viene a Europa, quiere bajar los sueldos en un 30% y reducir equipos antes que pensar en una expansión que no se sostiene. Y se encontrará con la férrea oposición de los jugadores, los amos del cotarro, en la negociación del próximo convenio.

Aún así, la NBA sigue siendo la NBA, la referencia del baloncesto mundial a la que unos miran con envidia y otros, ríen las gracias. Imposible competir contra ella, sobre todo ahora que está empeñada en fagocitar al baloncesto FIBA.

El desafío de los Lakers hacia un nuevo three-peat, el tercer título consecutivo que encumbraría aún más a Pau Gasol, se debe topar con el triunvirato de Miami Heat. LeBron James ha apostado muy fuerte, a costa de una gran merma en su imagen pública, y su alianza con Dwyane Wade, que ya tiene un anillo, y Chris Bosh sólo puede tener como objetivo el campeonato.

Si es ahora, mejor que después. El deporte americano es muy dado a colocar etiquetas y lo mismo que el ex ídolo de Cleveland fue saludado como The chosen one, El Elegido, pronto puede caer sobre él el estigma de looser, perdedor.

El título

Los Angeles recibirán el anillo

Unas horas después del arranque en el Boston Garden, Los Angeles Lakers estarán recibiendo su anillo en los prolegómenos de su duelo ante los Houston Rockerts en el Staples Center. Los campeones han añadido a su plantilla buenas piezas secundarias (Steve Blake, Matt Barnes, Theo Ratliff), pero el mejor fichaje ha sido la continuidad en el banquillo de Phil Jackson. El Maestro Zen decidió seguir un año más, quizás el último, con el deseo de completar la docenita de anillos, en tacadas de tres, y Kobe Bryant y Pau Gasol, convertidos ya en una pareja histórica, están dispuestos a complacerle. La lesión, una más, de Andrew Bynum complicará los primeros meses a un equipo que, sin embargo, juega de memoria y que reserva lo mejor para más allá de mayo.

Allí, deberían encontrarse con los chicos de Miami. Dicen que Pat Riley bajará de nuevo al banquillo en cuanto Erik Spoelstra muestre un atisbo de duda en su manejo de una plantilla cargada de egos y que sólo podrá jugar con un balón. Ya lo hizo Mister Gomina en 2006 para conducir el anillo que Shaquille O"Neal ganó con los Heat. Wade, James y Bosh han sido rodeados, casi a precio de saldo, por gente veterana (Mike Miller -lesionado para tres meses y sustituido por Jerry Stackhouse-, Juwan Howard, Zydrunas Ilgauskas...), que también busca en el soleado estado sureño su última oportunidad y no se va a salir del guión que marquen las tres primadonnas.

Pero en Boston piensan que aún tienen algo que decir. La final perdida en el séptimo partido ha convencido a la gerontocracia instalada en Massachusetts de que aún es posible el anillo. La dupla O"Neal-O"Neal, Shaquille (38 años) y Jermaine (32), se suman a Rondo, Allen Pierce y Garnett para formar un Big Six que será temible en el Este cuando arranquen las eliminatorias, un territorio en el que estos Celtics son muy duros de pelar.

El tercer elemento del Este debe ser Orlando Magic, siempre apoyado en la figura hercúlea de Dwight Howard. Los vecinos de Mickey Mouse apenas han tocado la plantilla y la llegada de dos tipos tan impredecibles como Chris Duhon y Quentin Richardson supone un arma de doble filo para un equipo y un técnico (Stan Van Gundy) tendentes al caos mental.

Alternativa

Chicago, de nuevo

Podría ser que los Chicago Bulls, con la incorporación de Carlos Boozer y Kyle Korver desde Utah, surgieran como una alternativa de la mano de Tom Thibodeau, el arquitecto de la defensa de los Celtics de estos años. O que en la Gran Manzana, los Knicks salgan de la indigencia tras el fichaje de Amare Stoudemire. Poco más ofrece una Conferencia de la que se han descabalgado los Cleveland Cavaliers por el efecto LeBron.

Pero es que en el Oeste la cosa pinta peor. El corrimiento de algunas estrellas y de los focos mediáticos hacia el otro lado del país ha debilitado una Conferencia en la que no se adivina un claro aspirante a acabar con la hegemonía de los Lakers. Si acaso, dos nombres están en boca de todos: Kevin Durant y Carmelo Anthony.

Las exhibiciones del primero en el Mundial aún no se han olvidado y, de hecho, su talante alejado del divismo le ha hecho ganarse el favor de los aficionados y de los analistas. Ahora, a Durántula sólo le queda llevar muy lejos a los Oklahoma City Thunder para ingresar en el reducido grupo de estrellas que serán recordadas por sus actos más que sus gestos o sus palabras.

Justo lo que contrario a lo que ocurre con Carmelo Anthony, que no acabará la temporada en Denver donde ha sido incapaz de dar el paso adelante de forma colectiva. El sostén ofensivo de los Nuggets, salvo sorpresa, será traspasado antes o después ya que concluye contrato en verano y la franquicia querrá sacar algo por él.

En la Conferencia Este, los Knicks o los Nets le esperan con los brazos abiertos y con un buen fajo de billetes. Los rumores cuentan que Melo quiere unirse a Stoudemire y Chris Paul en los Knicks para contestar a los Heat, pero no es la concentración de figuras en pocas franquicias lo que ha dado sentido histórico a la NBA.

Como todo es bastante previsible, hay que mirar a Texas en busca de aquellos equipos que pueden brillar, al menos en la liga regular. A los San Antonio Spurs y los Dallas Mavericks empieza a pesarles la edad, pero siempre son fiables si sus veteranas figuras (Tim Duncan y Dirk Nowitzki) encuentran compañeros que les den respiro. Los Houston Rockets darán guerra también, aunque el regreso de Yao Ming tras su lesión vaya a ser escrupulosamente controlado y vigilado en sus minutos de juego.

Con las estrellas de siempre y las de nuevo cuño, los jugadores tendrán de nuevo la palabra en la NBA, pese a que también se han producido algunos cambios significativos en los banquillos que quedan huérfanos de Don Nelson. Al entrenador con más victorias de la historia los nuevos dueños de los Golden State Warriors le enseñaron la puerta de salida poco antes de arrancar la pretemporada y no parece probable que a Nellie le dé por regresar.

La liga pierde así a un iconoclasta, un tipo que peleaba por dotar de alicientes a una competición que quiere abandonar el culto al individualismo, al menos de boquilla.