No cabe duda de que alcanzar el balance positivo entre victorias y derrotas (2-1), antes de recibir a dos rivales asequibles como son Estudiantes y Valladolid, es una buena noticia. Pero para seguir sumando triunfos el Lagun Aro tendrá que seguir puliendo algunos aspectos.

En cualquier caso, la victoria obtenida por el GBC en Menorca ante un equipo al que todavía no había ganado deja un buen sabor de boca y permite destacar la labor realizada ayer por el equipo de Laso. Los porcentajes que el conjunto donostiarra alcanzó ayer en Menorca fueron sencillamente espectaculares. Un 81% en tiros de dos y un 52% en tiros de tres son números al alcance de muy pocos. Hay que ser conscientes de que estos estratosféricos registros son causados por una gran circulación de balón y del lanzamiento de tiros cómodos, pero ningún equipo suele ser capaz de mantener este tipo de acierto. Por este motivo, el Lagun Aro tiene aún trabajo por delante para seguir consiguiendo victorias que le permitan mantenerse en un lugar cómodo en la tabla.

El primer cuarto en Menorca fue un claro indicativo de los aspectos a corregir en el equipo. Un Donaldson pletórico en este periodo reboteaba constantemente bajo el aro donostiarra para anotar con fluidez. Sin embargo, el gran acierto que los de Laso mantuvieron durante todo el partido les permitió alcanzar el fin del primer parcial con un punto de ventaja, 26-27.

Tras este festín de puntos, las cosas se serenaron en el segundo cuarto. La defensa del GBC se asemejó más a lo que Laso busca. Sin embargo, el ataque de los donostiarras se atascó y acabaron yendo a vestuarios con un resultado desfavorable de 42-40.

En el tercer cuarto, en cambio, volvieron las sensaciones de inicio de partido. Ritmo frenético y un Lagun Aro que mantenía su sobresaliente acierto.

A falta de cinco minutos para el final y con cuatro puntos de ventaja, llegaron los problemas para los guipuzcoanos. Tanto Doblas como Tskitishvili cometían su cuarta falta, pero Laso decidió mantener al georgiano en cancha y no se equivocó. En dos minutos mágicos, dos triples de Tskitishvili y uno de Baron dejaban la contienda casi resuelta con un 77-85 en el marcador. A partir de ahí, los de Laso supieron administrar la ventaja para acabar con el 87-96 final.

Un base de verdad Por primera vez desde que el equipo llegó a la ACB, entre los aficionados existe la satisfacción de contar con un base director, un base de los de siempre. Quizá sea que los que pasaron antes por Illumbe aportaban cosas muy diferentes a lo que Javi Salgado ofrece, pero la sensación es de que con el de Santutxu las cosas han cambiado.

Es probable que decirlo ahora, tras sus 22 puntos y su gran dirección en los momentos importantes del partido de ayer, resulte oportunista, pero Salgado no es de esos jugadores que necesite meter veinte puntos para cuajar un gran encuentro.

En otro orden de cosas, la adaptación de Tskitishvili y Kone queda patente. Quienes pidan al georgiano pegarse en la pintura probablemente queden decepcionados, pero está demostrando que puede ser muy útil con Doblas o Miralles en cancha. Y, por otro lado, el africano aporta defensa, intimidación y rebote en cada acción de juego. El equipo ya carbura.