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¿Quién es Contador?

El pinteño tiene ocho segundos y una crono de 52 kms. para anotarse su tercer TourSamuel Sánchez, con 21 segundos de ventaja, luchará con Menchov por un podio histórico para Euskaltel-Euskadi

¿Quién es Contador?

burdeos. "I don"t know (No lo sé)", responde Andy Schleck cuando le piden que escoja tres palabras para definir a Alberto Contador, su gran rival en los dos últimos Tours y en los futuros en los que amenaza con ser para el luxemburgués el Armstrong de Ullrich, el Indurain de Bugno, Chiappucci o Rominger, el Anquetil de Poulidor. "No lo sé". Las tres palabras de la ignorancia. La indefinición total. Quizás sea la manera más brillante de describir a Contador.

En 20 días, a las puertas de la crono de Burdeos, 52 kilómetros planos y ocho segundos de ventaja que juegan a su favor para anotarse su tercer Tour, el paisaje vinícola, las viñas zarandeadas por el viento, Contador, su imagen, nada en la indefinición. No se sabe bien quién es Contador. ¿Es el ciclista atacante, viejo, bello al que compararon con Merckx, con Ocaña, con todo lo relacionado con la interpretación de un ciclismo generoso que acaricia el alma? ¿O es, en cambio, uno de esos ciclistas modernos que se enzarzan en riñas caprichosas, un campeón que regala etapas legendarias y desprecia al Tourmalet, el adalid del ciclismo desmemoriado que destruye la esencia del ciclismo, su raíz pasional? Más concreto aún: ¿Es Contador uno de esos ciclistas que dice Carlos Sastre que están convirtiendo el ciclismo en "una patraña de niñatos?".

"He leído lo que ha dicho Sastre y cada cual sabe lo que piensa y lo que tiene que decir, pero no, no lo comparto", dice el líder del Tour, el ciclista aclamado por su fortaleza y determinación cuando acabó el año pasado con la imbatibilidad de Armstrong y, tras el polémico ataque mientras Andy echaba pie a tierra por una avería en el Port de Balés, silbado por el público en el podio, lo nunca visto, algo tan inverosímil que hay que buscar a Anquetil y Poulidor para encontrar una imagen semejante, una pitada al normando, el líder cansino y suficiente, y la ovación para el sufridor, el valeroso derrotado.

Desde entonces anda Contador ofuscado, incómodo, grabando un vídeo en el que reconoció haberse equivocado aunque no sepa aún muy bien en qué; dándose abrazos con Andy ante las cámaras para dejar patente que la herida estaba cerrada, lo que empeoró su imagen entre los que piensan que los rivales no se pueden querer, y se revolvieron contrariados el día del Tourmalet, cuando Contador cedió la victoria a Andy y se volvieron a abrazar. ¿Quién de los dos es Alberto? ¿El que derrumbó a Armstrong o el que se abraza a Andy?

¿Y qué hay del chico de Verbier? Aquel tipo alado, extremo en el sentimiento, desatado en cualquier montaña, está gobernado ahora por la cautela. "Las situaciones de este Tour me han hecho correr de una manera más inteligente. ¿Que ya no soy tan superior en la montaña? Eso he oído, pero yo tengo mis datos y me dicen otra cosa". Ayer, en Burdeos, a orillas del Garona, el glamour de Cameron Diaz y Tom Cruise, la realidad medida en tiempo, 8 segundos insignificantes, ninguna victoria, como Lemond en el 90, dice que hay un tipo igual, al menos, de fuerte que él, que, sin embargo, antes de comenzar la crono de hoy, ya tiene perdido el Tour.

samuel, a un paso de la gloria Más complicado lo tiene Samuel Sánchez, que ayer, mañana soleada en Salies-de-Bearn, se sentaba torpemente en el asiento reclinable de las escaleras del autobús de Euskaltel, un maillot sin mangas mostrando los golpes del hombro derecho. "Estoy molido, sólo he podido dormir de un lado", dice el ovetense, que cuenta con 21 segundos de renta sobre Denis Menchov para alcanzar un podio histórico para Euskaltel-Euskadi. "En principio, esa ventaja no es suficiente porque a él se le dan mejor las contrarrelojes largas", explica mientras recuerda la última crono del Tour, la de 2008 en St. Amand Montrond, donde se dejó 1:19 con el ruso, o la de Collado Villalba de la Vuelta de 2007 en la que ganó a Denis por 12 segundos.

"De todas formas, esto no tiene nada que ver con el pasado", concede el corredor asturiano, que hoy por la mañana comprobará si las secuelas de la caída le permiten mantener la postura sobre la cabra, sobre todo por el antebrazo derecho que ayer por la tarde se curaba con hielo.