"FUE una de esas tácticas que se diseñan en el hotel, que parecen fáciles pero que muy pocas veces se cumplen. Aquel día todo salió a pedir de boca", recordaba ayer Pedro Delgado en Bourg-lès-Valence, donde Mark Cavendish ganó con facilidad la etapa del Tour de Francia. Al segoviano le costó bastante más levantar sus brazos por primera vez en la ronda gala. Fue hace hoy 25 años, tras un ataque en tromba de aquel Seat-Orbea que dirigía Txomin Perurena con el difunto Peli Egaña y Patxi Panadero Alkorta como fundadores de aquella escuadra afiliada a la SD Danena: Pepe del Ramo ataca camino del Aspin; en el descenso lo hace Peio Ruiz Cabestany, que se marcha en solitario en el Tourmalet; por detrás, arranca Delgado, al que el donostiarra, entre lágrimas, espera para luego tirar de él hasta reventar en Luz Ardiden, donde Delgado emergió entre la niebla tras aguantar el hachazo de Lucho Herrera. "Me alegré por Perico, que era un gran amigo; pero me fastidió mucho tener que esperarle", rememora ahora Cabestany. "Me dolió en el alma parar a Peio; lo hice con la cabeza, el corazón me pedía lo contrario", confiesa Txomin, que dirigía "a una familia": Dorronsoro, Izuzquiza, Mujika, Lekuona, Otín, Sanchís, Ridaura....

Aquel martes, en la decimoséptima etapa, con Bernard Hinault de amarillo camino de su quinto Tour, 209,5 kilómetros aguardaban al pelotón desde Toulouse hasta el primer final en Luz Ardiden, tras coronar antes Aspin y Tourmalet. La crono por equipos y las dos individuales más un catarro previo a los Alpes, habían descartado a Delgado de la general. "Sólo podíamos aspirar a ganar una etapa", cuenta Txomin. Y la buscaron. En el hotel, la consigna fue clara: "Había que mover la carrera", confiesan los protagonistas. Del Ramo debía ser el primero en atacar. Peru explica que "luego habíamos pensado más en Jokin (Mujika), no en Peio, al que sólo pedía que llegara a meta". "Si no es por Txomin, habría abandonado mucho antes. Cogí un catarrazo, y pasé tres o cuatro días muerto. En cuando el pelotón aceleraba, me quedaba. Me quería bajar, pero Txomin insistió tanto en que siquiera...", valora Peio.

Del Ramo cumplió su parte: se fugó en el kilómetro 124, se plantó a pie del Aspin con un minuto y coronó con apenas 20 segundos sobre el colombiano Acevedo y el escocés Millar, al que Delgado acababa de birlar la Vuelta a España en colaboración con Recio y la complicidad de Cabestany. El donostiarra, "recuperado", se lanzó en el descenso y pronto conectó con Del Ramo. "Apenas me dio un relevo, porque iba muerto". A pie del Tourmalet (km. 160), Peio aventajaba ya al valenciano en 1:25 y en 3:18 al pelotón. "Peio hizo una ascensión prodigiosa, porque atrás ya se había arrancado la moto", apunta Delgado. Radio Tour anunció "cuatro minutos". "Empecé a pensar en ganar la etapa", confiesa Peio, que en el Tourmalet tenía a sus padres y varios amigos.

Detrás, Herrera, con quien Hinault había alcanzado un pacto de no agresión a cambio de victorias parciales, tensó. "Al ver que Hinault le dijo que aflojara, me animé a atacar yo a por Peio", indica Delgado, que coronó a más de un minuto de su compañero. Hinault lo hizo a más de tres. "Al ver la situación, tenía que parar a uno de los dos -indica Perurena-. De copiloto venía el bueno de Peli, para quien Peio era como un hijo, pues estaba con nosotros desde aficionados. Hoy, creo que Peio podría haber ganado aquel día, pero respeté al jefe de filas". Por la emisora de once metros, Txomin se comunicó con José Luis Pascua, que seguía a Peio con el segundo coche: Dile a Peio que espere. "Noté que Pascua no sabía ni cómo decirme que parara. Esperé a Perico con una llorera, en carne de gallina. Pero cuando llegó a mi altura, tiré de él todo lo que tenía".

A 20 kilómetros de meta, el dúo del Seat-Orbea aún poseía un minuto sobre Roche, Chozas, Lemond y Parra. Poco después, el grupo de Hinault y Herrera. "Peio hizo un gran trabajo en el bucle por Luz Saint Sauveur. Me dejó tras el primer kilómetro de ascensión". Enseguida comenzó su "agonía", cuando supo que Herrera había arrancado la moto desde abajo. "Me dijeron un minuto, después 50 segundos, 45...", narra Delgado. "En el coche éramos un manojo de nervios. Tiempo después, pregunté a Peli qué habría pasado si Perico no llega a haber rematado la faena. Me contestó que me habría echado del equipo por parar a Peio", relata Txomin con añoranza hacia su mánager.

Delgado desapareció entre la niebla. A falta de 5 kilómetros, 30 segundos. "Con la niebla no veía nada, y pensé que ni le iba a ver cuando me pasara. Luego me siguieron diciendo que llevaba 30 segundos. Supongo que el colombiano acusaría el esfuerzo, y pude ganar", indica el segoviano, que se puso sexto en la general. Tres años después, se coronó en París, pero aquel 16 de julio de 1985 "todo salió de pizarra y fue una jornada que no se olvida", aún 25 años después.