Después de restaurar Tasio, de Montxo Armendáriz, y de que esta haya tenido un gran recorrido por festivales, la Filmoteca Vasca se lanza a seguir recuperando y dando valor al patrimonio cinematográfico vasco. Pasado mañana, la institución que dirige Joxean Fernández presentará un nuevo proyecto que, asegura su responsable, será “potente”. Asimismo, en 2028, coincidiendo con su 50 aniversario, la Filmoteca acogerá el congreso de la FIAF, es decir, de Federación Internacional de Archivos Fílmicos.
¿Qué supone para la Filmoteca Vasca que en 2028 vaya a ser sede del Congreso Internacional de Archivos Fílmicos?
Importa poco lo que opines tú de ti mismo cuando te miras al espejo. Importa mucho más lo que opinen de ti otros. La FIAF nos ha confiado la tarea de organizar su Congreso Internacional en 2028, coincidiendo con nuestro 50º aniversario. Va a ser muy importante para la Filmoteca Vasca porque nos va a colocar en ese mundo de una manera diferente, más clara y, sobre todo, va a poner mucha más luz sobre el cine vasco y el patrimonio cinematográfico vasco. La idea misma habría sido inconcebible si no hubiésemos tenido un apoyo muy claro del Gobierno Vasco.
¿Cómo se gestó esta candidatura?
Fueron sedes del congreso la Filmoteca Portuguesa, a finales de los 80; a finales de los 90, la Cinemateca Española; y en 2013, la Filmoteca de Catalunya. En un estadio previo, pensamos que deberíamos pasar de ser miembros asociados de la FIAF a ser miembros de pleno derecho. Eso, finalmente, se dio en 2022. Y, después, pensamos que debíamos intentar situarnos al nivel de las citadas cinematecas siendo sede del congreso y, ya puestos, que coincida con el 50 aniversario.
¿La FIAF visitó Donostia?
Hemos tenido conversaciones abundantes con el delegado general de la FIAF y, sobre todo, con su comité ejecutivo. Hicieron una visita a Donostia y ahí se empezó a fraguar la posibilidad. Vimos que había una actitud muy positiva hacia nuestra candidatura. Lo que no sabíamos es si vamos a ganar o no, o si iba a haber muchas candidaturas o no. Eso sí, vimos que la FIAF se posicionaba muy claramente a favor de nuestra opción hasta el punto de decirnos: “No moveremos otras candidaturas si Filmoteca Vasca presenta la suya”.
¿Qué cuestiones consideran que jugaron a su favor?
La candidatura estaba bien armada. La FIAF fue consciente de que vivimos en un contexto institucional muy favorable y muy atractivo: Tabakalera, el Zinemaldia, la Elías Querejeta Zine Eskola... Y luego, claro, que teníamos al Gobierno Vasco detrás.
¿Se va a dotar a la Filmoteca de los recursos económicos necesarios para afrontar el congreso?
Evidentemente, ese año sí. Tenemos que ir viendo el recorrido. Hemos estudiado cómo se organiza en Montreal; vamos a ver qué pasa en Rabat y luego en Berlín. Ese año es evidente que necesitaremos más recursos, aunque el propio congreso de la FIAF también es capaz de lograrlos. Creemos es que va a generar una nueva percepción de nuestra institución y del cine vasco, insisto, que es nuestra razón de ser, pero también va a ser un proyecto de país. Por eso el grueso de las actividades se celebrarán en Donostia, pero también en el resto de capitales vascas.
Para bajar la cuestión a tierra, ¿qué se hace en un congreso de filmotecas?
Es una semana de actividades. El primer y segundo día tiene lugar un simposio sobre el tema elegido. Nosotros hemos propuesto la cuestión de Los archivos fílmicos en la historia, la historia en el patrimonio cinematográfico con una reivindicación clara: sin archivos no hay historia, sin archivos fílmicos no hay historia del cine y, por tanto, no hay patrimonio cinematográfico. Esto es una reivindicación básica pero sobre la que hay que hacer mucha pedagogía.
¿Y después?
El tercer día es una jornada de sesiones muy técnicas que organiza, sobre todo, la propia FIAF. El jueves y viernes tendrá lugar la propia asamblea. Es una especie de Organización de Naciones Unidas en el ámbito de los de los archivos fílmicos y ahí se debaten y se votan cuestiones intrínsecas de la propia organización.
¿Habrá actividades para el público en general?
Sí, queremos llevarlo a la sociedad. Estamos pensando en proyecciones públicas, proyecciones de patrimonio cinematográfico vasco y en proyecciones que den nueva vida a grandes clásicos.
Además del congreso, ¿la Filmoteca Vasca desarrollará alguna otra actividad por el 50º aniversario?
El congreso es la mejor celebración con la que podíamos haber soñado. Es una manera de decirle al mundo: “Vengan a vernos, vengan a ver a qué nos dedicamos, vengan a conocer el cine vasco”. También estamos pensando en algo más, pero el eje del 50 aniversario será el congreso.
Más allá de 2028, ¿a qué retos inmediatos se enfrenta la Filmoteca?
En 2021 anunciamos que nos gustaría restaurar grandes títulos de la cinematografía vasca y dos años después estábamos poniendo en marcha el proyecto de Tasio que, en 2024, ha acabado desarrollando un trayecto internacional que no esperábamos. Hemos traído a la era digital una película como esa. Vamos a plantear todos los años proyectos de restauración y pasado mañana presentaremos uno potente. Tenemos alguno contemplado para 2027, incluso, para 2028. Esto tiene que ser una constante. Lo vemos claro, además, cuando nos fijamos en las programaciones de otras filmotecas. Si queremos dar peso a nuestro cine, tenemos que estar ahí, porque mejora las condiciones de conservación de nuestro cine y porque le da luz.
¿Cómo trabajan las filmotecas en la era digital?
Teníamos más de 100 años de historia de cómo se conservaba el fotoquímico y, de pronto, el digital nos ha abierto unos horizontes que no tenemos tan claros. Y eso plantea retos extraordinarios.
Supongo que el principal será el coste económico que eso tiene.
Es mucho más caro en digital. La conservación en fotoquímico, en buenas condiciones de temperatura y humedad estables, sabemos que puede superar los 100 años. Con lo digital seguimos teniendo muchas dudas y, encima, lo que ocurre es que los archivos además pesan muchísimo y eso hace que la memoria necesite grandes servidores refrigerados. Además, tienes que diversificar: no puedes tener todo en un solo lugar.
¿El camino que ha hecho ‘Tasio’ ha servido para demostrar a las instituciones que el de las restauraciones era el camino a seguir?
No todos los años vamos a tener un Tasio y, además, habrá que diversificar también los proyectos: tendrán que ser diferentes. Cuando en el seno del patronato de la Filmoteca Vasca planteé el tema, después de haber hablado con Montxo Armendáriz, el proyecto se vio claro. Lo que yo creo que no pensábamos, ni el Gobierno Vasco, ni las diputaciones, ni la propia Filmoteca, era que íbamos a poder hacer todo ese recorrido: Cannes Classics, Il Cinema Ritrovato Festival de Bolonia, el Zinemaldia reuniendo a todo el equipo original, el Festival Lumière en Lyon... Lo que ha ocurrido con Tasio ha sido una de las mayores alegrías de los últimos años de Filmoteca Vasca.
“Lo que ha ocurrido con la restauración de ‘Tasio’ y con su recorrido ha sido una de las mayores alegrías de la Filmoteca Vasca”
¿A qué se debe el gran interés que ha mostrado el Estado francés por ‘Tasio’?
En el Estado francés la distribuye Tamasa. Estuvimos José Luis Rebordinos y yo, además, presentándola en París, en Le Champo, el mítico cine de la nouvelle vague. Pronto estaré en unas sesiones en Iparralde, han hecho unos dossieres para escolares muy bonitos... El Estado francés es así con el cine, tenemos mucho que aprender de ellos. Tamasa estuvo muy convencido desde el principio. Les gustaba mucho la película. Creo que, en su día, en los 80 tuvo una pequeña distribución y, ahora, lo han hecho mucho mejor. Esto no quiere decir que nos vaya a pasar todas las veces y, de hecho, en el Estado español no ha ocurrido.
¿Por qué?
Hay mucha menos tradición de reestreno de grandes clásicos en salas comerciales, a diferencia de Francia. Por eso digo que tenemos que mirar a lo que hacen aquí al lado, porque lo hacen mejor.
¿Es la Filmoteca Vasca propietaria de la restauración?
No somos los propietarios. Tuvimos un acuerdo con Mercury Films, que es quien ostenta los derechos. El acuerdo consistía en que nosotros nos encargábamos de la restauración y de moverla durante 2024 por filmotecas y festivales. A partir de 2025 recuperaron los derechos. Nosotros hemos seguimos moviéndola, porque nos la siguen pidiendo, pero ya siempre de acuerdo con Mercury Films.
Se habló también de un Blu-ray en el Estado...
Tamasa la comercializará en Francia es seguro. A mí sí me gustaría que tuviera una salida física en el Estado español, que además incluyese Carboneros de Navarra, que hemos restaurado en nuestro propio laboratorio con el nuevo escáner que pudimos comprar gracias a una subvención del Gobierno Vasco. Ahora tenemos un escáner y unos equipamientos que nos permiten llevar a cabo, de vez en cuando, algunas restauraciones.
¿En un futuro la Filmoteca Vasca dispondrá de un laboratorio aún más potente como para no tener que externalizar trabajos?
Dependiendo de dónde nos pongamos nuestra propia barrera. Insisto, restaurar Carboneros de Navarra, que es un mediometraje, nos costó meses. Es un trabajo de filigrana y nos costó mucho tiempo. No podemos aspirar a ser L’immagine Ritrovata de Bolonia, es la Champions League de los laboratorios, llevan mucho tiempo, tienen mucha experiencia y hacen decenas de proyectos a lo largo del año, llegados de todas las partes del mundo. Pero de nuestra experiencia con Tasio en Bolonia también hemos aprendido mucho.
Supongo que una de las preocupaciones que las filmotecas en materia de restauración es la de la incorporación de la inteligencia artificial.
En el último congreso de la FIAF, el título de una de las ponencias era La inteligencia artificial y la conservación del patrimonio cinematográfico, el elefante en la habitación. Va a ser un tema que, a partir de ahora, va a estar siempre presente en todas las reuniones de la FIAF, en todos los congresos internacionales, en los encuentros de Filmotecas Ibéricas –vamos a organizar uno en la primera semana de noviembre–...
¿La Filmoteca Vasca trabaja con inteligencia artificial?
Estamos probando. Hay que tratar de sacar lo positivo que tenga la herramienta y tratar de evitar los riesgos que también pueda conllevar. Habrá que ser inteligentes con la inteligencia artificial. Hay que tener mucho cuidado, por ejemplo, en los aspectos en los que la IA se meta en cuestiones de la creación humana. Que la IA llene de color lo que Fritz Lang pensó en blanco y negro es un riesgo. A nadie se le ocurriría ponerle un poquito de color al Guernica de Picasso; sin embargo, hay a muchos a los que se les ocurre poner color a grandes clásicos.
Antes también se coloreaban películas.
Y no nos gustaba entonces y tampoco ahora (ríe). El código de ética aprobado en Quebec es muy claro: hay que ir a la versión más cercana a la película original.
¿Qué me dice de los retos de la programación de la Filmoteca Vasca?
Hemos pasado de ser una filmoteca que no tenía programación estable a, desde 2015, ir poco a poco programando prácticamente todas las semanas y, en algunos momentos, hasta en cinco capitales vascas. Tenemos que ir asentando eso, siendo conscientes de que, a veces, es difícil atraer al público, aunque en algunos de nuestros ciclos lo conseguimos de manera extraordinaria. Siempre hay que ir mejorando y dándole vueltas a la cabeza.
“A nadie se le ocurriría ponerle color al ‘Guernica’ de Picasso; sin embargo, hay a quien se le ocurre poner color a grandes clásicos”
El ciclo de Cine y Ciencia que desarrollan con el DIPC es uno de los que mejor funciona.
Funciona muy bien y nuestra relación con el DIPC es extraordinaria.
¿Qué tal marcha Klasikoak?
Se hace en tres ejes con el Zinemaldia y nos ha abierto a la red. Estamos seleccionando clásicos de todo el mundo, restaurados por archivos fílmicos de todo el mundo y eso también nos ha colocado en el mapa. Hemos invitado a gente de Bolonia, hemos invitado al director de la cinemateca Suiza que fue a su vez presidente de la FIAF... Ahora mismo estamos trabajando de cara Klasikoak de septiembre a diciembre.
Ha concluido el ciclo de Cineastas Vascas. ¿Prevé que lo recuperen en un futuro?
El ciclo concluye porque ya hemos llegado a la generación de cineastas más jóvenes. Ha sido el ciclo de cine vasco más longevo que hemos hecho y nos ha encantado acompañarlas. No es en absoluto descartable que volvamos a Cineastas Vascas en el futuro, cuando vuelva a haber nuevas olas y hornadas. De cualquier modo, el año que viene vamos a ir por otro camino, aunque no hemos decidido cuál. Tenemos cuatro o cinco ideas encima de la mesa. Lo que sí sabemos es que entre abril y junio el cine vasco será protagonista de un ciclo.