“La capacidad de olvido es muy grande y la memoria del cine es muy importante”
La directora Helena Taberna recibe hoy el premio especial del Festival de Cine y Derechos Humanos de Donostia en reconocimiento de su “trabajo comprometido”
La gala de clausura del Festival de Cine y Derechos Humanos homenajeará a la cineasta navarra Helena Taberna, entregándole el premio especial del certamen a las 20.00. Antes, a las 16.30, se proyectará su película documental Varados.
¿Ha tenido oportunidad de ver alguna de las películas del festival?
No, estoy ahora mismo recién llegada a Donostia, por lo que no he visto nada. Pero esta tarde (por ayer) sí que quiero ver la programación de las siete de la tarde. Sigo con interés el festival desde el principio, me parece muy interesante que siga existiendo tras 22 ediciones. Me hace mucha ilusión que me hayan dado el premio.
El festival le ha dado el galardón por su trayectoria entera, destacando su “ trabajo comprometido” y “una mirada feminista y social” en su obra. ¿Se siente más especial que un premio a una película concreta?
“Ahora se sufre por desamor mucho más que en otras épocas, es un duelo mayor que el de la muerte”
Parto de la base que los premios seguramente son injustos, porque siempre hay una parte aleatoria. ¿Por qué se elige una persona y no a otra? Dejé de reflexionar al respecto. Por eso, siempre podrías, analizando, ser un poco impostora, pero yo me he quitado eso de la cabeza. He recibido los reconocimientos con alegría, y he tenido la suerte de que ha tenido muchos en mi carrera. Como dice una amiga mía, los premios son abrazos y, por eso, hay que cogerlos todos.
¿Ha tenido alguna vez el síndrome del impostor?
No he tenido, porque mi camino no ha sido fácil, nadie me ha regalado nada, entonces tengo poco síndrome del impostor (ríe). Cada premio me sirve para poder analizar de dónde vengo y dónde estoy. He podido hacer siete largometrajes y me quedo con lo bueno del proceso, ya que he podido cumplir un sueño que parecía imposible. Y de repente tengo siete películas, que además han tenido repercusión y la gente las ha visto. Me parece un buen bagaje.
El foco de los derechos humanos está ahora en Gaza. Hace poco ‘No other land’, que denuncia la ocupación israelí, ganó el Óscar a mejor documental. ¿Israel está perdiendo el relato a nivel mundial?
Totalmente. Todo lo que está haciendo Israel coincide además con el auge de la extrema derecha en el mundo. Es tremendo. Lo peor es que cada vez hay una sensación mayor de que todo el mundo está horrorizado con lo que está pasando en Gaza, pero no se puede hacer nada… Y eso es terrible, porque una sociedad que cree que no es posible ningún tipo de avance genera facilidades para que se instalen los movimientos de extrema derecha y la sinrazón, y para que pase lo que está pasando. Además, esa falta de reacción social también coincide con una cosa que me parece muy peligrosa, de la que no se ha hablado casi nada: cómo la pandemia fue una prueba de la docilidad humana. No hablo de nada negacionista, me fijo en cómo se demostró que la humanidad puede aceptarlo todo. Y no tenemos intelectuales que hablen de ello.
¿Y qué se puede hacer ante esa docilidad que demostramos los humanos?
El momento es muy peligroso. Hay un texto de Pasolini con una metáfora sobre luciérnagas. Estos animales eran una belleza, primero por lo poético, y después porque iluminaban por la noche. Pasolini hace un paralelismo entre las luciérnagas y los intelectuales. Los intelectuales son capaces de poner la luz sobre los problemas que están existiendo, y crean cierta esperanza en la noche oscura. Siguiendo con esa metáfora, echo en falta esos intelectuales, esas luciérnagas que nos guíen en este contexto del ascenso de la extrema derecha.
El documental ‘Varados’, de 2019, se proyectará un poco antes de la entrega de su premio. La película muestra la situación de los migrantes en Grecia. ¿Cómo está la situación tras seis años?
Yo creo que ha empeorado. Hay alguna persona que aparece en el documental que sí ha mejorado. Mohamed, por ejemplo, sí que ha llegado a estar en Alemania, e iba a ir su familia. Jamal puso una cafetería, pero creo que luego le fue mal… Las biografías de todos han variado muy poco y, desde luego, no han logrado lo que querían. Los que han salido del campo de refugiados están en una situación bastante precaria. Zaporeak sigue estando allí, alimentando a esas personas, que no es poco, y hacen una labor encomiable.
‘No other land’ me recuerda a su filme ‘Varados’. Habla de personas que están al margen, y además son dos conflictos enquistados que no tienen visos de solución.
Me encanta que me digas eso. Porque me gustó mucho la película. Independientemente de la cultura de cada uno, que haya una mirada parecida sobre los mismos temas, a mí me refuerza. Sí que tiene bastantes cosas en común. En ambas se da voz a las víctimas de situaciones terribles, y eso es importantísimo.
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Aparte de ‘Varados’, en películas como ‘Extranjeras’ narra la vida de personas que están al margen y que gran parte de la sociedad prefiere no mirar. ¿Con su cine ha querido llegar hasta esos márgenes?
Claro, para darnos cuenta de lo parecidos que son. En el momento en el que ves esas películas y te ves como ellos, te dices que podrías estar perfectamente en ese lado y no en el que estás.
En ‘Varados’ hay varias personas muy jóvenes que cuentan lo que quieren ser de mayores, y cuáles son sus sueños y esperanzas. ¿Cree que escuchar esos testimonios puede servir de contrapeso al discurso antimigratorio?
Yo creo que sí. Mi mirada es cálida. Cuando hice la película Extranjeras se produjo como un efecto espejo en el que me veía reflejada y que nos puede ayudar a unirnos. Todo lo que sea conocimiento siempre ayuda a quitar los estereotipos. En ese sentido, necesitamos el ejercicio de luciérnaga también, haciendo ver las partes buenas de la migración. La parte positiva para nosotros de tenerlos en nuestro país y también la parte que ellos pierden. Por ejemplo, que una abuela esté cuidando a unos niños en una casa, con su uniforme, mientras tiene a su nieta, a la que no conoce, en Ecuador no deja de ser algo terrible. Un ataque a los derechos humanos que estamos ejerciendo.
Otro lugar donde se están vulnerando sistemáticamente los derechos humanos de las mujeres es en Afganistán. Un tema que ya no está en el foco mediático.
Totalmente. Y nadie dice nada. No solo hay que poner el foco, hay que abrir una puerta a la esperanza, porque es que si no la hay, la luz te ciega y no te ayuda a cambiar.
¿Qué puede hacer el cine?
El cine puede ayudar, pero estamos en un contexto en el que somos muy sensibles una tarde y a la mañana siguiente ya nos hemos olvidado. Nos han ido aislando. La pandemia nos llevó el cine a casa, nos llevó la comida a casa, nos llevó a la insolidaridad. Las plataformas ideológicamente están generando un ruido que es tremendo. Ahora es cuestión de consumir contenido sin parar.
Cada vez tenemos más cosas para ver, estamos saturados.
Pero sin capacidad de reflexionar, de responder. No sirve de nada, tantos productos te dejan totalmente noqueado.
En películas como ‘Yoyes’ o ‘Nagore’ se muestra la violencia contra las mujeres. Ahora la serie ‘Adolescencia’ ha contado cómo muchos jóvenes acaban teniendo una visión antifeminista e incluso violenta contra las mujeres mediante discursos en redes sociales.
Es preocupante y terrible lo que hemos ido descubriendo con las redes sociales, que pensábamos que iban a ser la libertad absoluta, pero están siendo lo contrario: bulos, una cultura de mierda, irreflexiva, que está apoyando los valores más reaccionarios… Por eso, yo propongo, al igual que las bibliotecas, filmotecas públicas. Las plataformas de streaming son de pago y además no tienen todo el cine, pero lo peor es que de esta forma no se puede ver en sala y en grupo. Entonces, desde luego, visto lo bien que funcionan las bibliotecas públicas, no sería demasiado costoso montar algo así partiendo de esa base. Si pensamos en este tipo de cosas podemos empezar a luchar por ellas. Lo importante es educar personas sólidas, con un criterio. Si no tienes afición a la lectura y al cine, una vez terminas los estudios reglados, ¿dónde sigues aprendiendo?
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Con ‘Nagore’ la conciencia social sobre la violencia machista cambió. De hecho, se ha solido visionar en institutos. ¿Cree que se pueden contrarrestar esos discursos reaccionarios de redes sociales poniendo este tipo de películas en colegios?
Sin ninguna duda. A través de las redes sociales cedí los derechos de la película para que se exhibiese, y se hizo en 150 centros de todo el Estado, con debate incluido después. Me pareció un éxito total. Demuestra que nos hacen falta caminos para transitarlos. Me llena de gusto haber hecho eso, porque supone que no se olvida. Porque la capacidad de olvido es muy grande y la memoria del cine es muy importante.
Ha dicho que durante años estuvo muy sola, al no haber casi directoras. Ahora que cada vez hay más que mujeres que hacen cine, ¿hay alguna a la que siga especialmente?
Hay una gran cantera, me gustan muchas. Alguna despunta muy claramente, pero yo creo que hay muchas posibilidades de que aparezcan más. No es el momento de hacer un balance total, porque todavía está siendo la explosión de nombres.
Hay algunos derechos humanos que aquí no se cumplen, como el derecho a una vivienda digna. En su última película, ‘Nosotros’, se aborda cómo la precarización afecta en las relaciones amorosas.
¿Por qué no se divorcia la gente? Pues muchos porque no pueden, porque no tienen otro sitio donde vivir. En el filme se muestra una pareja que se está separando. Desde ahí hago unas entradas y salidas al mundo del recuerdo. Entonces, como todos los humanos hemos pasado por el amor y el desamor, a partir ya de una mínima edad, hemos conocido ese dolor de la pérdida. La tesis de la película es que el amor existe pero que se acaba casi siempre y que no hay culpables. La originalidad del planteamiento, por lo que está gustando mucho, es porque se habla de la no culpabilidad. Venimos de una tradición judeocristiana en la que nos flagelamos. En una pareja parece que siempre hay alguien que quiere mantener las cosas como están, pero no suele estar enamorado, quiere seguir con la relación, que es distinto. Ese querer seguir hace que muchas veces el rencor aparezca, y le echas la culpa al otro. Si tú has amado algún tiempo y has sido amado, aunque sea un segundo de tu vida, eso es una maravilla. Es un regalo para siempre.
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Peor que la muerte incluso. Enfocamos las situaciones como éxito o fracaso. La protagonista dice en la película: "El haber llegado hasta aquí no es un fracaso, es un éxito, por cómo nos hemos querido, hasta hemos tenido una hija". El final no tiene que marcar el pasado. Separarte porque te has desenamorado requiere de valentía.
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Es optimista?
Sí, pero no ingenua. Soy optimista porque sigo creyendo en el ser humano, sigo creyendo en la posibilidad que tenemos de seguir creciendo y de ser más sensibles y de tener una vida más plena. Lo que hay que hacer es exigir a las administraciones que potencien la posibilidad de que los seres humanos sigamos creciendo siempre. Si fuéramos capaces de ser más vivos participando en la sociedad creo que el mundo avanzaría un poquito. Muy poco, pero avanzaría. Hay que ver la botella medio llena. Da más ímpetu en momentos en los que estamos apabullados ante lo que está pasando.
¿Proyectos de futuro?
Ahora estoy mimando Nosotros, que todavía tiene mucho recorrido. Pero sí que estoy con una historia, que he rescatado y que es muy hermosa. Igual era demasiado pronto para hacerla cuando se me ocurrió y ahora estoy en ello. Eso sí, estoy abierta a cosas que me sorprendan o me apetezca hacer. Seguramente algo un poco diferente sí que haré. El cambio me gusta.