Como es costumbre, el nuevo número de la colección Nosferatu, la serie de libros que acompañan al ciclo organizado por Donostia Kultura y la Filmoteca Vasca, goza de un perfecto equilibrio entre el estudio cinematográfico de calidad y la elegancia narrativa de la divulgación. Así lo consideran el director de la Unidad de Cine municipal, Josemi Beltrán, y el de la cinemateca, Joxean Fernández, que encargaron a Elisa McCausland y Diego Salgado la coordinación de la monografía que acompaña al programa Clásicas, modernas y extrañas. Historias feministas del cine. Los cuatro han comparecido este miércoles en la sala de cine que la Filmoteca tiene en la antigua fábrica de tabacos de Egia. Por la tarde, en cambio, han dado pie a la primera proyección del ciclo en la que se han visto El hada de las coles (1896), Falling leaves (1912) y The Ocean Waif (1916), de Alice Guy, y Mabel (1914), de Mabel Normand.

Se trata de un ciclo, ha recordado Beltrán, que incluye una treintena de sesiones y que abordará la historia del cine de una manera “troncal”, pero desde un punto de vista concreto, el de la aportación de mujeres cineastas al séptimo arte desde sus inicios y hasta la actualidad, a través creadoras adscritas al clasicismo, a la modernidad o, directamente, inclasificables.

Además de los dos coordinadores, participan en la monografía investigadores y críticos de cine como Mariona Borrull, Desirée de Fez, Elsa Fernández-Santos, Eulàlia Iglesias, Vicente Morroy, Natalia Piñuel Martín, Felipe Rodríguez, Daniera Urzola y Nuria Vidal. “Hemos intentado que fueran los mejores expertos que podíamos encontrar para cada texto”, ha asegurado Salgado. 

Además, como viene siendo habitual los últimos años, el ciclo contará con un segundo libro, en este caso en euskera, que no será una traducción del McCausland y Salgado, sino una nueva aportación que coordina la cineasta e investigadora Iratxe Fresneda.

¿Genealógica o canónica?

Uno de los debates que pueden darse al afrontar un libro como este es el de abordar la cuestión desde una manera canónica, seleccionando lo que debe o no debe estar en el relato, o desde una manera genealógica o “integrada”, donde a medida que se cuentan los periodos históricos se clasifica a las creadoras en base a esos tres criterios: clásicas, modernas o extrañas. Sobre el debate entre canon o genealogía, McCausland ha opinado que le resulta más interesante la segunda opción, pues es la que puede subvertir el discurso, mientras que el canon implica tener que poner en cuestión unos marcos ya trabajados durante mucho tiempo y que responden a determinados intereses. 

Partiendo de unas líneas maestras previamente definidas, los coordinadores han dejado que sean los investigadores los que aportasen “qué decir”. El papel autoral de las actrices del cine clásico, la conquista de los espacios por parte de las mujeres, los roles de madre, hija o hermana y la proliferación del body horror feminista son algunos de los temas tratados en los doce capítulos que conforman el número 21 de la colección Nosferatu. 

Aunque el libro cuenta con un prolijo índice onomástico y otro índice, también abundante, de películas, sus coordinadores no deseaban que fuese una mera descripción sumatoria que explicase qué, cuándo y dónde. “Lo que queríamos lograr era un cambio de perspectiva. Que a partir de ahora se considere natural hablar de Alice Guy, cuando se hable de cine mudo, o de Ida Lupino, cuando se hable de cine clásico”, ha explicado Salgado.

Asimismo, ha recordado que, en cuanto a las cineastas de hoy en día, sí que se habla mucho de ellas, pero no tanto de aquellas que son más difíciles de clasificar. Es decir, han querido “huir de los lugares comunes” al que, en ocasiones, recurren los programadores cuando quieren aplicar una visión feminista a sus ciclos.

Rechazando el extremo por el cual se puede llegar a programar una película por el hecho de que la haya dirigido una mujer, McCausland y Salgado desean con este volumen contribuir a que sea “inevitable” hablar de las mujeres cuando se hable de la historia del cine, porque “se han integrado de forma orgánica y han supuesto una parte esencial del desarrollo del medio”.