La dibujante, pintora y muralista Elena Arrese Villanueva (Tolosa, 1966), afincada en Altzo, presenta en la galería La Central de Donostia un conjunto de obras adscritas a corrientes expresionistas, a las que ella se entrega con total libertad tanto en el color como en la forma, y a las que manipula, y con las que construye tanto paisajes naturales, poblacionales o de figuras humanas.
Tras sus primeros pasos con el pintor tolosarra Matxin Labayen, marcó sus pasos con total libertad y amor por los colores salvajes y las formas libres, creando auténticos tapices y vitrales llenos de color y de vida, fuera de los cánones esperados.
Surgieron así diversas colaboraciones con escritores como Juan Cruz Igerabide y Carlos Linazasoro ilustrando sus textos, así como diversas exposiciones individuales y colectivas en Córdoba, Madrid (2023), Donostia (2024) y el País Vasco, y también realizando pinturas murales en diversos lugares de Europa y América.
Toda su producción posee acentos expresionistas fruto de su propia personalidad, utilizando técnicas mixtas, y un concepto cercano al collage en que forma y color lo llenan todo, manifestando un claro horror al vacío, “horror vacui”, cercano al mosaico.
Sobre planimetrías horizontales, la autora traza espacios para el monte, la tierra, las flores y los cielos arrebolados, cargados de luces fuertes, y colores fauvistas. Pequeños caseríos se posan sobre verdes prados o se articulan en torno a cascos históricos. Tapices de flores y manadas de pájaros componen hermosas sinfonías de colores o de sombras oscuras.
En cuanto a las figuras humanas (Lolas y Hábitos religiosos de Clarisas), poseen un encanto especial, con sus grandes ojos, y su formas libres un tanto ingenuas, naif. Presencias y ausencias humanas de la ciudad de Donostia se presentan con su sintaxis cubo-expresionistas, junto a paisajes urbanos y paisajes abstractos, de colores más suaves y matizados. Parejas de seres humanos que recorren las calles de la ciudad o las arenas de la playa construidos con técnicas cercanas al collage, y a la suma de pequeños elementos a modo de teselas, confieren a sus figuras un halo de provisionalidad y contingencia que los hace más humanos.