Sus mezclas de electrónica han causado furor en muy poco tiempo, no sólo en su ciudad sino también en Euskal Herria y en el Estado. Julen Goldarazena (Flako Fonki), cantante del grupo, reconoce que le hace “gracia” subirse al escenario del festival.

Es su primera vez en el Jazzaldia.

Me hace gracia. No sé cómo se lo tomará la gente de mi grupo, yo hablo por mí. Me hace un poco de gracia pero tampoco le doy demasiada importancia, está de puta madre.

Están acostumbrados a tocar en escenarios grandes.

Sí. El último concierto fue en la Plaza del Castillo de Pamplona y ese concierto me acojonó bastante. En general, me acojono con los conciertos, pero intento no pensar mucho en ello.

En una entrevista comentaban que “Merina gris traen aire fresco a la escena”. ¿Qué opina de tocar en el mismo escenario que ellos?

Está guay. Mola que haya gente joven haciendo música electrónica nueva.

Han crecido mucho desde que empezaron. ¿Qué sensación tiene de lo que han conseguido?

Tengo muchísimas sensaciones. Está muy guapo, la verdad. Personalmente tiene sus momentos de subidas y bajadas. A veces se me hace inestable- Cuando empezamos, se me hizo un bola todo y era bastante agobiante, pero una vez que te vas acostumbrando, apartas un poco todo lo negativo que te pueda traer toda esa fama o reconocimiento y te quedas con lo positivo. He acabado conociendo a gente muy guapa y luego te paran chavales para hacerte fotos que, si no son muy pesados, la verdad es que está bien.

La fama está bien, pero en su justa medida.

Sí. Está bien hasta que te meten la tabarra del siglo a las tres de la mañana. Pero aprendes a mandar por ahí a la gente. Si me hubieras preguntado esto hace un par de años, diría que muy mal, pero ahora de puta madre

¿En Pamplona les suelen parar o hacen vida normal?

De normal no nos para ni dios. Ya conocíamos a mucha gente de antes. Ahora, obviamente, conocemos a mucha más gente, pero en el día a día, no. Ahora que han sido sanfermines ha sido más loco porque había gente de fuera, la gente se emborracha y tienen menos vergüenza de pedirte fotos o pararte.

¿Fuera de Iruña les reconocen más?

Sobre todo en Bilbao o Gasteiz, pero a mí personalmente no. Seguramente a Ben Yart lo paren hasta en Angola y a Kiliki también. Igual paso más desapercibido y me paran menos. Pero sí que noto que me paran más en los sitios de Euskal Herria que no son Pamplona y, sobre todo, si es de fiesta. Pero bien, podemos hacer vida normal.

Hacen todo el trabajo de marketing, logos, camisetas... Además de componer y producir, ¿les gusta esta faceta?

Quitando los vídeos, que normalmente los hago yo, de lo que no está relacionado directamente con la música se encargan nuestros amigos. Nos ayudan y nos quitan ese trabajo. Son gente en la que podemos confiar. Sabemos que si nos comunicamos y ellos hacen su trabajo y nosotros el nuestro, no vamos a discernir. Raramente lo hemos hecho. Nos suele gustar todo lo que hacen.

¿Cómo se le ocurren las ideas para los videoclips?

Depende. Muchas veces solemos quedar Kiliki, Ane Aldaia, una chica que anda entre DJ y trabajos de producción de vídeo, y yo, y nos ponemos a idear ideas locas. Una vez que tenemos cuatro ideas, me voy a casa y me pongo a hacer el mongolo. Luego muchas ideas se me ocurren en el mismo momento de montar, no suelen ser cosas demasiado organizadas. Damos unas cuantas pinceladas y luego, en el rodaje o montaje, se me van ocurriendo otras cosas.

¿Para las canciones es igual?

Es otro mundo, cada uno va a lo suyo. Yo soy más partidario de pensar lo que me gustaría hacer en mi casa y luego hacerlo, pero Kiliki y Ben Yart son más de ir al estudio, quedar con un amigo que les gusta cómo produce y hacer algo. A mí hacer eso me pone un poco nervioso. Si no tengo las cosas bajo control me pongo nervioso así que prefiero ir con una idea de casa. Hacemos canciones de todas las formas.

Provocaron un ‘boom’ en el panorama musical de Euskal Herria.

Al principio sí fue algo bastante impactante para cómo estaba la música vasca. A partir de ahí han salido muchos grupos de nuestro estilo. Ahora hay una oferta mucho más amplia, entre rapeado y electrónico. En su momento fue un boom que marcó, pero ahora somos otro grupo que hacemos nuestras cosas, nos lo pasamos bien y con suerte le ofrecemos a la gente algo distinto.

¿Cuáles son sus referentes musicales?

No escucho casi música actual. Ahora justo estoy escuchando mucho a Yahir Saldivar, que es un chico mexicano que hace narcocumbias. Me hace mucha gracia porque utiliza bases de cumbia con una sonoridad infantil y las letras están hablando de tiroteos en México. Quitando eso, suelo escuchar música más antigua, últimamente muchos corridos mexicanos.

¿Qué es lo que más les gusta de las giras?

De todo un poco. Me gusta mucho cuando vamos a comer de puta madre, estás con tus amigos… Después de dar un concierto que sale bien, comer bien y salir un poco de fiesta es guay. Lo de los viajes también es verdad que es un poco cansado y, como somos un grupo de gente con déficit de atención tan jarto, se me hace un poco cansado. Si hacemos conciertos cortos, ir a un sitio para cantar y al día siguiente volver, está bien. Ahora, si tenemos que pegarnos tres días de viaje, se hace muy largo.

¿Qué concierto guarda en el recuerdo?

Este último de los sanfermines ha sido la ostia. Yo llevaba mucho tiempo nervioso por ese concierto. Fue salir y la gente estaba loca. Mogollón de gente, todos cantando… Salió todo muy redondo, lo guardo con mucho cariño. También recuerdo con cariño un concierto en la sala Zentral e Iruñea que dimos con Joseba Tapia, donde tocaron ellos primero y luego cantamos todos juntos. Fue en navidades, y fue muy bonito. Además, íbamos vestidos de 'kaxeros' y me gustó mucho.

¿Tienen algo entre manos?

Tenemos algunas canciones que seguramente las sacaremos en septiembre.