Se han apagado las luces del Kursaal este jueves en el Jazzaldia de Donostia y, desde que se ha elevado el telón rojo -ausente en los conciertos de Sílvia Pérez Cruz y Rufus Wainwright-, bajo los gritos en portugués y múltiples aplausos de un respetable, se ha establecido el tono general del concierto de la carioca Marisa Monte. Ese tono era de entrega… del público. Vestida de negro, con el pelo recogido con dos coleteros, Monte ha comenzado el espectáculo con María de Verdade, mientras marcaba el ritmo gesticulando con las manos.
El cuarteto que la acompañaba se ha mantenido en todo momento en un discreto segundo plano, dejando espacio a la voz de la siempre sonriente diva, ganadora de cuatro Grammys Latinos. Una voz que la audiencia ha visto cómo iba de menos a más, pero que en pocos momentos ha llegado a brillar. Para el tercer tema, Ilusion, versión en portugués de Julieta Venegas, Monte ha entrado en calor. Para cantar Carinhoso, tema escrito hace más de un siglo por Jõao de Barro, ha decidido sentarse guitarra en mano y ha parecido que la fiesta en el escenario iba a despegar. É você y el juego de Monte con las escalas invitaba a constatar también esta idea.
Velha infância, Eu sei, Temas de amor y otras tantas se han ido sucediendo, como decimos, con un público entregadísimo y una banda encorsetadísima, como quien va a trabajar a una línea de montaje. Tampoco hay que engañarse, este tipo de espectáculos, pensados para interpretarse exactamente igual en Donostia que en Verona -donde tocará este sábado-, se prestan poco a la espontaneidad y al verdadero lucimiento.
En este caso, lo que ha ocurrido es que se le han visto las costuras del corsé. En ocasiones no quedaba claro dónde empezaban y acababan los pregrabados. Tanto es así, que en un determinado momento, entre los medidos segundos que separaban una canción de otra, desde el público se ha lanzado un grito en portugués que ha despistado a Monte, haciéndole olvidar que debía entrar con el pregrabado.
Solo al final de la audición, con la versión de la tradicional A menina dança y con la más eléctrica Já sei namorar, ha adquirido el concierto algo de alma. Ya era tarde.