Tras haber demostrado la calidad de sus músicos con la grabación de obras de compositores estadounidenses contemporáneos de música clásica y después de haber puesto el punto de mira internacional a creadores vascos del pasado como Maurice Ravel, la Euskadiko Orkestra ha vuelto a trabajar con el prestigioso sello Ondine, uno de los más importantes del mundo sinfónico a nivel mundial, para llevar las composiciones del bilbaino Gabriel Erkoreka a un nuevo nivel. El conjunto se ha rodeado de artistas de primer nivel para poder elevar tres obras relativamente recientes de Erkoreka, Ekaitza, Piscis y Tres sonetos para Michelangelo, a nuevas cotas de excelencia. Juanjo Mena se ha subido al podio del director para conducir a la Euskadiko Orkestra y a los tres solistas que han dado vida a la música del compositor vizcaino, el violonchelista Asier Polo, el contratenor Carlos Mena y el pianista Alfonso López. Estos, acompañados por el director gerente de la agrupación, Oriol Roch, y representantes de los departamentos de Cultura de las tres diputaciones vascas que han apoyado el proyecto, han comparecido este lunes para presentar el álbum que ya se encuentra en el mercado.

Roch ha recordado que una de las funciones de la orquesta del país es divulgar el trabajo de músicos vascos, una labor que se ve beneficiada del factor multiplicador que imprime el sello Ondine, al poner a los creadores de Euskal Herria ante una audiencia global. “No es solo un sello respetado en la música contemporánea, también en la clásica. Va a ser una acicate para divulgar este CD a nivel mundial”, ha añadido, por su parte, el compositor.

Tres sinfonías recientes

Erkoreka ha asegurado que el disco representa una propuesta “ambiciosa” e “ilusionante”. El vizcaino presenta dos conciertos, Ekaitz y Piscis, y una obra concertante, Tres sonetos de Michelangelo. “Ese es el vinculo común y me parece precioso que aparezcan las tres juntas en este álbum”, ha dicho. Estas tres obras de “naturaleza concertante” lo que hacen es generar relaciones entre el colectivo y el individuo, por lo que presenta, a juicio de su autor, “cierto componente social y psicológico”. “Podemos hacer una traslación con estas piezas, que pueden ser un reflejo de la vida. Somos nosotros sólos ante el mundo”, ha descrito.

Fue en 2009 cuando comenzó a escribir la más antigua de las tres composiciones, los Tres sonetos de Michelangelo, por encargo de la Bilboko Orkestra Sinfonikoa. El debut estuvo a cargo de Carlos Mena. 

Tres años después fue la Euskadiko Orkestra, con motivo de su 30º aniversario, la que le propuso la escritura del concierto para violonchelo Ekaitza, pieza pensada para Asier Polo.

La más reciente en el tiempo es el concierto para piano Piscis, de 2021, una composición “algo más extensa” y con “muchas notas”, también un encargo de la BOS, por su centenario, y que protagonizó Alfonso Gómez. 

El álbum de Ondine sirve de “fotografía muy fidedigna” de la actualidad en tres facetas de la música vasca: la interpretación de mano los “excelentes” intérpretes que participan; la dirección, gracias a Juanjo Mena; y la creación, dado que se trata de tres partituras relativamente nuevas.

Erkoreka, bien rodeado

“El trabajo de Gabriel es impresionante”, ha asegurado el director Juanjo Mena, que lleva vinculado a la música de este compositor desde el año 1995, cuando dirigió la obra Cráter en el Aula Magna del Conservatorio Jesús Guridi de Vitoria. “Su trabajo puede ser muy duro, agrio y también maravilloso”, ha descrito, para después añadir que este disco era algo ampliamente deseado por todas las partes.

Asimismo, el pianista Alfonso Gómez ha asegurado que para él es un gran “privilegio y orgullo” haber participado en este proyecto, con músicos como los que le han acompañado y con “una gran orquesta” como la vasca. En cuanto a las piezas de Erkoreka, las ha descrito como partituras “llenas de colores, de timbres inusitados y que permiten sacar lo mejor de los instrumentos y los instrumentistas”. 

Por último, Carlos Mena se ha sumado a los halagos del otro solista y se ha centrado en concreto en la pieza en la que él participa, una obra “madura” y de gran poso: “Es una música que me ha enriquecido y me ha cambiado como persona”.