El Victoria Eugenia se convertirá este sábado y domingo en un puerto franco al que arribarán viejos marinos de película, contrabandistas con sus fardos de cocaína, villanos maltratadores, jóvenes copleros e indigentes enamorados y hasta una femme fatale que, pese a todo, tiene buen corazón. Con motivo de su 25 aniversario, la Asociación Lírica Sasibill llevará a escena la zarzuela La tabernera del pueblo, una de las obras de Sorozábal “más queridas” por los donostiarras. Este es un espectáculo muy especial, no en vano, fue con el que debutó Sasibill en este mismo teatro hace un cuarto de siglo. 

Los solistas, el resto del elenco y la orquesta se enfrentarán este viernes al ensayo general, pero NOTICIAS DE GIPUZKOA pudo colarse ayer entre bambalinas y charlar con el cuarteto protagonista, Helena Gallardo (Marola), David Baños (Leandro), Antonio Torres (Juan de Eguía) y Carlos London (Simpson), con el director de escena, Josean García, y con el director musical, Arkaitz Mendoza.

El pasado y el presente conectan en La tabernera del puerto, no sólo por la propia elección de la obra, también por el hecho de que algunos de sus intérpretes de este fin de semana debutaron con Sasibill en aquella primera representación de 1999. Gallardo recuerda con cariño aquella función: “Fue una experiencia preciosa”. “Fue muy emocionante debutar el rol con Sasibill y en un teatro como el Victoria Eugenia que vuelve loco a cualquier artista que actúe en el”, ríe London, por su parte.

Ensayo de la zarzuela 'La tabernera del puerto' en el Victoria Eugenia

Ensayo de la zarzuela 'La tabernera del puerto' en el Victoria Eugenia Iker Azurmendi

Aquella fue la primera y la de este fin de semana será la 35ª vez que la asociación representa La tabernera del puerto, para la que apenas quedan ya entradas. “Nunca hay un función igual y seguro que la de mañana, será distinta a la del domingo”, cuenta el veterano director de escena, testigo de la evolución de la asociación y que en la primerísima primera función interpretó a Chinchorro, uno de los borrachos del pueblo. “Las 35 veces que Sasibill ha representado La tabernera han sido distintas”, asegura.

'La tabernera del puerto', una zarzuela “muy actual”

“La trama parece de una serie de Netflix”, asegura el barítono Antonio Torres. No le falta razón. El argumento, desde luego, parece tomado de un thriller actual. En el puerto de la ficticia Cantabreda, Marola regenta una taberna frecuentada por el villano que interpreta Torres, Juan de Eguía, un traficante sin escrúpulos. Leandro, al que da vida el tenor David Baños, es un marinero que bebe los vientos por la tabernera y no dudará en aceptar los negocios que le propone el turbio comerciante. Por último, Carlos London se mete en la piel de Simpson, un viejo marinero que en su día formó parte de una banda de trúhanes liderada por De Eguía y que, ahora, en su vejez, intenta proteger a Leandro, al que quiere como un hijo.

Se trata de personajes “grises”, con “sus claroscuros” y, lo más importante, “con un precio”. En este sentido, Torres alaba la valentía de Sorozábal y de los libretistas, Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, que se atrevieron hace casi un siglo a introducir en el teatro lírico temáticas como el tráfico de cocaína, el maltrato contra la mujer e, incluso, el incesto. “Es una zarzuela increíblemente actual. Y lo que hace Sorozábal es criticarlo. Todo lo que ocurre en la obra es una denuncia sobre el machismo que tanto nos preocupa ahora y que más nos tenía que haber preocupado antes”, expone.

Sorozábal y los cantantes

“Marola me encanta”, cuenta la soprano. Se trata de un personaje que tuvo una infancia difícil y en la actualidad vive en la ambivalencia de necesitar manipular a terceros y ser manipulada por el personaje del traficante, algo que debe trasladar también al canto y combinar la profundidad del dramatismo con la ligereza. “Ella finge un personaje” y, por lo tanto, el trabajo de la intérprete es doble, debe enseñar dos caras: “Es como una femme fatale, pero es el papel que interpreta, bajo la protección y, a la vez, el maltrato de Juan de Eguía. Pero ella no es así”.  

Su otra faz, la verdadera, la amable, la bondadosa, la humana la muestra en su relación con Abel, un adolescente coplero e indigente que también está enamorado de la tabernera y que estará interpretado por Klara Mendizabal. Esta es una de las particularidades de esta obra, que el papel de un joven lo interprete una mujer, algo poco habitual. Es cierto, que esto también tiene una explicación más prosaica. Sorozábal escribió el papel de Abel para su mujer, Teresa Gómez.

Klara Mendizabal da vida a Abel, un joven acordeonista e indigente. Iker Azurmendi

David Baños, por su parte, asegura que el papel de Leandro es un rol “soñador para cualquier tenor” y, a la vez, extremadamente difícil en lo vocal, que le “exige” en el aria No puede ser, y también en el “precioso” dúo Todos lo saben que comparte con Marola.

El antagonista de la zarzuela, “un malo de todas todas” que “no pierde nunca la sonrisa”, Juan de Eguía es uno de los roles que más le gusta interpretar al barítono. “Es un reto hacerlo”, asegura Torres. El traficante es un personaje que canta “mucho y muy difícil”. “Sorozábal pone a prueba los barítonos con este papel”, apunta, para después añadir una anécdota del estreno en la cuarta década del siglo pasado. La romanza Chibiri, chibiri, una de las más famosas de esta zarzuela, no constaba en la obra original. El barítono que la estrenó en 1936, la “gran estrella” Marcos Redondo, al ver el éxito y los aplausos que cosechaban los solos de En un país de fábula, de la soprano, y No puede ser, del tenor, pidió a Sorozábal que le cambiase su romanza y es así como nació el Chibiri, chibiri, de un carácter más rossiniano. Esa, también, se convirtió en todo un éxito. Eso sí, “los barítonos terminan agotados”. “Siempre me acordaré de Marcos Redondo”, bromea Torres fingiendo disgusto.

Carlos London y Antonio Torres, en un momento del ensayo de 'La tabernera del puerto'. Iker Azurmendi

En esta obra, incluso el bajo tiene una intervención estelar con la romanza Despierta negro, “un canto a la libertad absoluta”. El Simpson de Carlos London se encargará de cantarla, con cierta destreza, dado que cuenta con “un ritmo sincopado que, incluso, puede llevar al despiste, si uno se deja llevar”. Hay pianistas que no se atreven a tocarla, cuenta, temen no acertar con el ritmo. Esta de Sorozábal fue una de las primeras romanzas de bajo que escuchó de niño y London deseó en aquel mismo momento llegar a tener una voz apropiada para cantarla. Lo consiguió, claro, hasta convertirse en un personaje que le acompañará “toda la vida”.

Una partitura con gran riqueza orquestral

Estrenada en Barcelona por primera vez en 1936, pocos meses antes que el golpe de Estado, La tabernera del puerto supone la primera gran zarzuela, de tres actos, que compuso el maestro Pablo Sorozábal. Pese a todo, cuenta García, tiene sus particularidades. El donostiarra se prodigó en la escritura de obras corales, no obstante, en este trabajo el coro se circunscribe a momentos puntuales.

El director musical, Arkaitz Mendoza, explica que, a su juicio, del tríptico de zarzuelas de Sorozábal, Katiuska, El caserío y La tabernera del puerto, esta última es la que “mayor riqueza orquestal alberga”. También supone un reto para él por los continuos cambios de tempo que escribió el donostiarra, aunque reconoce que el libreto está estupendamente integrado con la música y que esta es tan evocadora que, desde el mismo inicio de la obra, con los ojos cerrados y sólo escuchando los instrumentos, el público del Victoria Eugenia se sentirá inmerso en la algarabía de un puerto de mar.