En la última década del siglo pasado la flota de embarcaciones de madera de Gipuzkoa dio paso a una nueva generación de navíos de fibra, poniendo fin, de este modo, a una milenaria tradición. Con el cambio, gran parte de estos barcos desaparecieron, pero cerca de una treintena sobrevivieron gracias a una iniciativa del entonces Museo Naval de Donostia, que trató de salvar de la desaparición al mayor número posible de embarcaciones. Tres décadas después, estos navíos, desde gabarras y bateles hasta botes, motoras y merluceras, se encuentran bajo la protección de la Diputación de Gipuzkoa dentro de la Colección de Embarcaciones Tradicionales del País Vasco, mientras se trabaja en su restauración con el proyecto Hondotik Ondarera.

“En su momento se actuó de emergencia. Vieron que la flota de madera iba a desaparecer y no se preocuparon en pensar en posibles criterios, fueron a recoger todo lo que pudieran”, cuenta a este periódico Xabier Alberdi, director de Euskal Itsas Museoa. Euskadi, en general, y Gipuzkoa, en particular, fue durante siglos la mayor referencia mundial en la construcción de barcos, por lo que estas embarcaciones eran “las últimas representantes de una milenaria tradición”.

La Diputación, consciente de ello, pudo adquirir a tiempo varios de estos navíos que habían sido dados de baja, a los que se sumaron varias donaciones realizadas por antiguos propietarios, lo que no fue suficiente para evitar que los grandes barcos desaparecieran. “Se consiguieron, sobre todo, botes menores”, cuenta Alberdi, al tiempo que apunta que, entre ellos, existen “varias joyitas”.

“En su momento se actuó de emergencia. Vieron que la flota de madera iba a desaparecer y fueron a recoger todo lo que pudieran”

Xabier Alberdi - Director de Euskal Itsas Museoa

“Desde Euskal Itsas Museoa y Albaola Itsas Kultur Faktoria hicimos una lista priorizando las embarcaciones de mayor valor a partir de criterios históricos, patrimoniales y materiales. ¿Solo por ser de madera deberían ser recogidas? Depende de su valor. Puede que sea una embarcación sin ninguna característica especial, pero que ha estado presente en un momento históricamente muy importante”, explica Alberdi.

Un ejemplo de ello es la Guipúzcoa, la que fuese la primera lancha motorizada del Estado y que ha sido recientemente restaurada gracias al proyecto Hondotik Ondarera, pero hay otros, como un batel casi centenario que fuese propiedad de la bacaladera PYSBE y que llegó a trasladar a grandes personalidades como el rey Alfonso XIII. “La utilizaron como góndola de paseo para llevar a los visitantes que iban a ver las instalaciones de la empresa. Se trata de la última representante de un tipo de embarcación muy propia de Euskadi, pero es importante sobre todo por su peso histórico”, explica el director del Euskal Itsas Museoa.

Otras de estas joyas de la colección es el Trinido, una lancha bonitera construida en los años 40 a la que posteriormente se le incluyó un motor y que forma parte de la última generación de embarcaciones de este tipo antes de que se les incorporara un vivero en la borda. El barco, además, es famoso por aparecer en el documental Gente de mar, elaborado por el NODO en 1957 para dar a conocer la pesca de la anchoa y la tradición pesquera en Donostia.

El pódium de embarcaciones se completa con el primer barco Pilot con motor que se utilizó para cruzar la bahía de Pasaia en 1939. “Son todos barcos muy diferentes entre sí, de distintas tipologías y que sirven perfectamente como radiografía de la flota que existía hace casi un siglo”, observa Alberdi.

Vuelta a sus orígenes

En la actualidad, estas embarcaciones permanecen custodiadas en un pabellón de Pasaia que actúa de igual modo tanto como almacén como taller. Desde hace cuatro años, a partir de una iniciativa conjunta entre el Itsas Museoa y Albaola, la Diputación trabaja en la restauración, mantenimiento, conservación, ampliación y puesta en valor de las piezas pertenecientes a esta colección.

"Creemos que contar con un almacén que se pudiera visitar sería un referente para Gipuzkoa y para Euskadi”

Xabier Alberdi - Director de Euskal Itsas Museoa

La mencionada Guipúzcoa, que ha permanecido expuesta en el reciente Pasaia Itsas Festibala, es la primera embarcación que ha pasado por este lavado de cara, pero el objetivo es hacer lo mismo con todas ellas. “Muchas se encuentran en un estado bastante tocado, por lo que es un proyecto a largo plazo. Vamos a ir trabajando poco a poco y de una en una”, explica Alberdi.

Para llevar a cabo esta restauración, el Euskal Itsas Museoa se encarga de dar con toda la documentación existente sobre cada embarcación, ya que se trabaja en su reconstrucción original respetando al máximo cada uno de sus elementos primigenios. Para ello, se acude a documentos, fotografías y vídeos de cada época, que son trasladados a los alumnos de Albaola encargados de la reconstrucción. Una vez el barco está listo, este se pone en valor a través de publicaciones, exposiciones y charlas

“Lo ideal sería contar con un espacio en el que se pudieran ver, pero es algo que queda fuera de nuestra mano. Creemos que contar con un almacén así sería un referente para Gipuzkoa y para Euskadi”, apunta Alberdi, señalando que se trata de “una colección única” en el mundo.