Ubicada en la costa de Jaizkibel, la Punta Biosnar, que hace siglos fue un lugar de avistamiento de ballenas, continúa poseyendo hoy en día una belleza innegable. Así puede apreciarse en la portada de El pacto de las colonias, una novela policíaca que la periodista y analista digital navarra Laura Azcona ha ambientado en Hondarribia.

Licenciada en Comunicación Audiovisual, Azcona reconoce que en la Universidad siempre se sintió atraída por las asignaturas relacionadas con el guion, pero que nunca pensó en escribir una historia de ficción, más allá de un breve relato que desarrolló durante el confinamiento, como entretenimiento para sus compañeros de empresa.

Pamplona negra

Hasta que en 2022 acudió al festival Pamplona Negra. “Me fui de allí muy motivada, pensando que tenía que escribir algo”, recuerda, para explicar después que esa misma semana se apuntó a un taller de escritura de novela negra.

Durante la formación, pensando dónde podría desarrollar la trama de su historia, le vino primero a la cabeza su pueblo, Caparroso. “Como normalmente las historias suelen girar en torno a gente joven, se me ocurrió centrar la mía en un grupo de abuelos a los que les pasara algo”.

Sin embargo, de repente pensó en las instalaciones de las colonias de la Fundación Caja Navarra ubicadas en Hondarribia, donde había trabajado una tía suya. “Me vino sin pensar y me pareció que era un lugar muy atractivo para la novela, porque no está nada explotado”.

El entorno de Punta Biosnar. L.Azcona

Surgió así el germen de El pacto de las colonias. Buceando después en Google en busca de información acerca de la localidad bidasotarra, Azcona se topó con un vídeo en el que se narraba la historia del corsario francés Jean Fleury, un relato con cierto toque de leyenda. “El corsario existió de verdad y en 1522 asaltó en las Azores las carabelas de Hernán Cortés y se trajo el oro de vuelta a Francia. Lo que es una hipótesis histórica es que saliera del sur de Francia, de la Rochelle, y parase en Hondarribia a reclutar a marineros para ir a asaltar esos barcos. Esto no quiere decir que sea mentira, pero como no está documentado, están trabajando en esa línea para encontrar pruebas de que haya pasado”.

1992

Con la leyenda como telón de fondo, El pacto de las colonias es una novela con dos tramas temporales. La primera de ellas ambientada en 1992, cuando un grupo de amigos que disfruta de un verano en las colonias de Hondarribia descubre en una de las cuevas cercanas a Biosnar el diario de Jean Fleury. La muerte en extrañas circunstancias de uno de ellos treinta años más tarde hace evocar al resto aquel episodio de su infancia, puesto que todo podría estar relacionado.

Si en algo coinciden quienes ya se han adentrado en las páginas de la primera novela de Azcona es en que resulta adictiva y muy entretenida. “La mayoría de la gente que la ha leído me ha comentado que no puede dejar de leer, que siempre quieren saber qué pasa en el siguiente capítulo”.

La nostalgia retro es otro de los ingredientes de esta novela. “1992 fue el año de las Olimpiadas, de Naranjito, de Indurain, de la música de Nirvana… Hay un montón de referencias culturales a los 90 y también a los 80”.

Punta Biosnar, en la costa guipuzcoana. Laura Azcona

En cuanto a los escenarios, además de Biosnar y las colonias, también el Santuario de Guadalupe tiene un peso muy importante en el libro, en el que pueden encontrarse asimismo continuas referencias a enclaves hondarribitarras. Para poder describirlos con precisión, Azcona, que ya conocía Hondarribia, realizó varias visitas al municipio. “La documentación in situ ha sido vital. Incluso hice un tour por las Colonias con su director, que me contó la historia de Clara que narro en el libro”.

En este sentido, Azcona expresa que el proceso de investigación previo a la escritura resultó “muy bonito”. No solo realizó visitas a nuestra costa, sino que también se apoyó en personas expertas en diversas materias, como el bibliotecario Kote Guevara, el portavoz de la Policía Foral, Mikel Santamaría, el agente de la policía judicial, Iñaki Armendariz, el historiador navarro Peio Monteano, la jefa de Restauración de Bienes Muebles del Gobierno de Navarra, Alicia Ancho, y la responsable del taller de arqueología de Pamplona, Berta Valduz.

El Santuario de Guadalupe, en Hondarribia.

Tras reunir toda la información necesaria, a Azcona apenas le llevó ocho meses escribir la novela. Una vez terminado, envió el manuscrito a varias editoriales, preparada para enfrentarse a meses de espera y de ausencia de respuestas, tal como le habían advertido otros escritores amateurs. Sin embargo, en apenas unos días recibió contestación de dos editoriales, una de ellas Plaza & Janés, bajo cuyo sello ha publicado finalmente la obra. “Fue algo totalmente increíble, ha pasado un año y todavía me cuesta creerlo”.

Ahora la autora se encuentra realizando presentaciones en diversas localidades, y espera con muchas ganas la que realizará en Hondarribia el próximo 18 de abril, en un acto que tendrá lugar en el propio edificio de las Colonias de Navarra y en el que estará acompañada por la periodista hondarribiarra Sara Escalante.