Donostia – Será el próximo 13 de abril en el Coliseo de Eibar. Idoia arrancará esa noche la gira de su segundo disco, De amar y desandar, que justo estos días se convierte en una realidad palpable para el público después del lanzamiento de dos canciones de adelanto, Nueve de febrero y Sarearena. La artista de Aramaio vuelve a encontrarse con el público de la mano de las ocho composiciones, tanto en euskera como en castellano, que integran su segunda referencia de estudio.

Hay que empezar una carrera musical durante una pandemia... ¿Qué espera de este segundo disco, qué le tiene que dar?

–Prefiero no pedirle nada. Con este disco ha sido disfrutar de todo el proceso, de cada etapa. Es un álbum muy mío y para mí. Lo he hecho como un autorregalo. Así que no le pido nada, creo que ya me lo ha dado todo. Es verdad que quiero que funcione y guste, no me entiendas mal. Pero tampoco quiero entrar demasiado en ese juego porque creo que es peligroso. Antes de empezar con este disco ya tuve mis miedos porque, al final, un segundo álbum tiene su peso. Con el primero nadie espera nada de ti. Pero con este sí que empecé pensando: ¿qué esperará la gente Es un pensamiento que conseguí apartar, por fortuna.

El disco es casi como un diario personal que ahora comparte con terceras personas. ¿Cómo espera que reciba la gente estas historias tan íntimas?

–Claro, cada canción cuenta un recuerdo mío. Cuando escucho o canto estas canciones, conecto de manera directa con esos recuerdos, que son tan literales. Como decías, la gente no ha vivido esos recuerdos, pero supongo que todos hacemos ese viaje de escuchar una canción de alguien y llevarla a nuestro terreno. Estas canciones piden reflexionar sobre ciertos temas: mucho sobre la vida, el dolor, los miedos... Son recuerdos míos que se pueden trasladar a cualquiera porque todos buscamos un lugar donde respirar.

En la última canción, ‘Calma’, usted habla de esa idea de vida y recuerdo, de esa relación.

–Es que el disco busca que la gente reflexione más que sobre cada tema, sobre el concepto del álbum en general. Habla de los recuerdos, del valor que tienen, de que somos nuestros recuerdos. A mí me ha funcionado el recordar momentos para volver a revivir sensaciones. Es una invitación también a poner en valor la importancia de rodearte de buena gente. Pero, bueno, supongo que cada persona se terminará haciendo su película (risas).

Hacer un disco y salir de gira significa escuchar e interpretar mil veces un mismo tema. ¿Le preocupa que eso estropee los recuerdos personales de los que habla en estas canciones?

–No porque cada vez que canto un tema, el recuerdo vuelve a mí de manera diferente. Según dónde esté cantando y a quién, todo cambia.

Hay temas que empieza a solas con la voz y otras, como ‘La castellana’, en las que parece que ha metido una banda municipal en el tema.

–He tenido a Sergio Valdehita y Carlos Sosa como productores, que me han acompañado en todo el proceso creativo, pero en realidad todo ha salido de manera muy natural. Cada canción nos ha ido pidiendo lo que necesitaba. Hay una canción que habla de un viaje que hice a Colombia y tiene unos ritmos más latinos, por ejemplo. O está, como decías, La castellana. Esa txaranga que aparece es porque quería simular una fanfarre de pueblo, que es lo que acompaña mi recuerdo relacionado con ese tema.

Hay una decisión previa de que unas canciones tienen que ir en castellano y otras en euskera o...

–No. Nunca he tomado una decisión de decir: este tema tiene que ir en euskera o castellano. Tengo la suerte de que tanto el euskera como el castellano los domino desde que soy muy pequeña.

Dentro de poco, a mediados de abril, empieza gira en Eibar.

–Me apetece mucho. Es verdad que me da cierto respeto. No es que lleve tiempo fuera de los escenarios porque he estado haciendo distintas colaboraciones con varios proyectos, pero sí es verdad que ha pasado lo suyo desde las últimas actuaciones con mi repertorio. Un año y medio casi. Terminé bastante cansada en la gira anterior. Mis últimos recuerdos son buenos pero también tienen que ver con el cansancio. Pero más allá de eso, tengo ganas de empezar, de compartir estas canciones con la gente. Creo que son temas para cantar en directo, de contar algo en vivo a alguien. Me apetece disfrutar de ello.

¿Qué cree que le aporta el proyecto Idoia a la escena musical?

–Es difícil contestar a esto. Con este disco he intentado hacer música muy pura. Aunque haya canciones en las que hay muchos instrumentos y arreglos, las canciones en sí son bastante puras. Son letras y melodías directas. Igual las estructuras no son las más habituales. De eso soy consciente. Tal vez los temas no son tan de ponerlos en la radio porque son largos o el estribillo solo se repite una vez o... Pero creo que la gente puede llegar a emocionarse con este álbum. Es lo que pretendo, que la gente se emocione escuchando estas canciones. Quiero que alguien cuando escuche uno de estos temas le haga reflexionar, pensar y emocionarse desde la pureza y la claridad de la música.

Por cierto, la Idoia Asurmendi cantante se lleva más o menos bien con la compositora, con la guitarrista, con la pianista...

–Nos va bien (risas). Como guitarrista todavía me queda por aprender. l