Si algo está demostrando la cosecha de la programación de la 34ª Semana es que el cine español independiente destaca en la actualidad sobre el género de otras geografías. En ese sentido, la segunda película de Caye Casas, La mesita del comedor, es la propuesta más bestia de las que se han podido ver, no sólo en esta edición, sino en los últimos años. No hablamos de terror al uso o de jumpscares, hablamos del genuino horror que supone perder, repentinamente y sin esperarlo, por descuido, omisión o fatalidad, lo que más quieres en la vida. Empieza como una comedia matrimonial, una especie de Escenas de matrimonio con tintes de humor negro. Pero enseguida, Casas y Cristina Borobia hacen que el patio de butacas deje de respirar. Y así se sigue en un crescendo que hace que el público quiera huir de la sala por la verdadera crueldad de aquello que está viendo, el padecimiento inmisericorde de unos personajes que es imposible que tengan salida, ni de los primeros planos que los encierran, ni de una situación como la que plantean los guionistas. Suena ambiguo, lo sé, pero es la única manera de no revelar la sorpresa de la película que te sienta como un jarro de agua fría. La mesita del comedor es como un accidente de coche: no quieres mirarlo, pero no puedes apartar la vista. Esa es la verdadera virtud del buen cine, que te mueve las entrañas, aunque sea para mal.

‘La mesita del comedor’

Director: Caye Casas. Guionistas: Caye Casas y Cristina Borobia. Fotografía: Alberto Morago. Reparto: David Pareja, Estefanía de los Santos, Claudia Riera, Josep Riera.