Los amantes de las guitarras de jazz no se pueden quejar de esta edición del Jazzaldia por la que ya han pasado figuras con Julian Lage o Bill Frisell.  Este lunes le tocaba el turno a otro gigante de la guitarra. Quizás el más popular de todos y que ya se ha pasado por aquí en distintas ediciones. Pat Metheny irrumpió en el mundo de la música en los años 80 con una fuerza inusitada, sorprendiendo con su estilo propio, mezclando estilos diversos, como jazz, rock o música brasileña, y apoyándose en una gran banda, en la que destacaba el malogrado pianista Lyle Mays. La respuesta fue enorme en todo el mundo y en pocos años se convirtió en la principal referencia guitarrística. Desde entonces su actividad es frenética, inabarcable su extensa discografía y larguísima la lista de músicos con los que ha colaborado.

Metheny se ha presentado en trio, con el pianista Chris Fishman y el batería John Dyson, y volvió a deslumbrar con su generosa actuación. En esta ocasión, han sido dos horas que han comenzado con una voz en off que pedía en inglés que no se tomaran fotos ni videos y que se apagaran los teléfonos. La misma voz ha presentado a la estrella de la tarde.

Pat Metheny ha salido al escenario con esa guitarra a la que llaman Picasso por su aspecto cubista y que incluye varios mástiles y distintas sonoridades, incluso asociándose al sonido del arpa. Ya con sus dos acompañantes en escena, ha viajado a su época más popular interpretando So May it Secretly Begin del álbum Still Life de 1987. Ha sonado también Bright size life, una de sus primeras grabaciones que el público ha reconocido.

Metheny vive con todo su cuerpo lo que interpreta, su guitarra Ibanez es un miembro más de su físico. Ha cedido un poco de protagonismo al teclista para interpretar uno de los cortes de su último proyecto Side Eye, la sosegada Better days ahead. En Timeline ha subido el listón. El tema de Michael Brecker está cargado de un ambiente vintage sobre todo por la excelsa aportación del sonido hammond del teclista; se ha agradecido el cambio de textura.

También han recuperado Always & Forever , pausada, relajada, frágil, encantadora y que ha hecho frenar el ímpetu del grupo. En el otro extremo se ha situado When we were free, con una segunda parte vertiginosa con cambio de guitarra, Fishman desbocado y un sonido grueso y menos natural. Han terminado con desenfreno, dando la sensación de que no podían parar, jugando con las cuerdas de la guitarra utilizando sus diferentes sonidos según donde las manipule.

Después, se ha sentado con la guitarra acústica y ha recordado un tema de hace 40 años, Farmer´s trust, delicadísima y con tímidas aportaciones de los acompañantes. Más adelante, han vuelto al último disco con It starts when we disappear, que ha servido para percatarnos de que llevan un arsenal de artilugios de percusión que son disparados desde la batería: pedales que se mueven solos, vibráfonos autómatas, algo insólito... Tampoco es que haya supuesto una gran aportación, pero siempre hemos sabido de la querencia de Pat Metheny por las nuevas tecnologías. Phase Dance nos ha transportado a los inicios de Metheny con esas escalas que miran siempre a las notas altas. Ahí ha refrendado ser el guitarrista amable al que muchos sucumbimos, antes de un cambio radical para recordar aquel disco que hizo con el gran Ornette Coleman, X, y moverse en el free jazz con estructuras complejas. Trigonometry incluso nos ha recordado a Zappa por momentos; no hay concesiones. Ha sido una gran exhibición.

Ya no lleva camisetas a rayas horizontales, pero sigue siendo un musico atrevido, ilimitado, sorprendente e innovador. No se ha mostrado muy comunicativo, ha dado las gracias y ha sonado Zenith Blue con un acelerón final mayúsculo por parte de los tres. Indudablemente, ya lo sabíamos, las capacidades técnicas y creativas de este hombre están fuera de toda duda, es de otra galaxia, otra cosa es que a algunos ese brainstorming musical les resulte apabullante. Para concluir ha vuelto con la acústica para ofrecer Solo Nylon, calmada, sutil y que pone al público en pie. Ante la insistencia, nuevo bis con un clásico como Letter from home jaleada por el publico. Y hasta la próxima.