La galería Altxerri, la más antigua de Donostia y la década de Euskadi en cuanto a arte contemporáneo se refiere, ha cumplido 40 años. Se inauguró en 1983, en un espacio ubicado en la avenida de la Libertad –dos años después pasaría a su actual localización en Reina Regente, junto al local de jazz–, y su primer director fue Juan Cruz Unzurrunzaga. Tras él tomó las riendas Daniel Txopitea y, después, el que más tiempo ostentó el puesto, Juan Ignacio García Velilla, que durante tres décadas se hizo cargo del local. En 2020, coincidiendo con la llegada de la pandemia, Altxerri estrenó un nuevo gestor, el artista iruindarra Javier Balda, que repasa con NOTICIAS DE GIPUZKOA la realidad actual del mercado del arte y que explica los pormenores de la nueva exposición que conmemora esta efeméride y que han titulado El origen es ahora/Jatorria orain da.

Aterrizó como director de la galería Altxerri en un momento complicado, en 2020.

No sabíamos si íbamos a volver a abrir. Finalmente se le dio otra oportunidad a la galería para recuperarnos.

¿Con qué idea entró? ¿Cómo le condicionó el covid-19?

Con la de renovar un poco la galería y también enfrentarnos a los 40 años. Había que hacer un plan de renovación y, sobre todo ,de visibilización otra vez. Los 30 años de Juan Ignacio fueron estupendos porque cogió lo mejor del arte contemporáneo y de la ambición que hubo en esos años en el Estado. Cuando todavía se percibía la crisis del 2008, vino la de 2020. Además, en la última década el arte ha cambiado.

¿En qué sentido?

El arte joven, por ejemplo, es distinto. Hay mucha presencia institucional o está más institucionalizado; ahora los artistas tienen más atención. Hay más residencias, afortunadamente hay más ayudas... Todo eso ha cambiado y creo que la ambición de los artistas jóvenes también lo ha hecho. Ya no se da ese esquema del sistema del arte que consistía en hacer, exhibir en una galería y difundir obra.

Habla de cambio desde el punto de vista de la creación. ¿Ha cambiado también el mercado del arte?

Mucho. Primero, en el Estado todo se concentra en Madrid desde hace muchos años, la mayoría de colecciones están allí y todo se ha adaptado al esquema de ARCOmadrid. Es una cita anual que marca mucho. Aunque estemos en nuestras autonomías, el resto de galerías somos periféricas y lo tenemos mucho más difícil. Por ejemplo, en 40 años, Altxerri ha crecido con unos clientes y los clientes han crecido con la galería. Eran clientes que se dejaban aconsejar, que se metían al mundo del arte solamente desde la emoción y desde un descubrimiento.

"El arte se ha atomizado, el cliente se ha vuelto autónomo y la galería intenta resistir, pero vemos que el modelo de la galería ha cambiado"

Por lo tanto, el público también ha cambiado.

Los clientes que han crecido con la galería ya son mayores y han pasado a comprar solos, son mucho más autónomos que antes. Ya no existe la fidelidad, eso lo hemos perdido todas las galerías.

La idea que predomina, en cambio, es que el público de las galerías siempre es fiel.

Así ha sido y esos clientes han acabado siendo amigos. El reto de la galería es el de volver a tener clientes de entre 30 y 40 años. Es difícil porque el arte está muy atomizado y la consideración del arte es otra, aunque hay entusiastas y hay y siempre hay una fascinación y un primer acercamiento muy bonito, pero ya no hay esa fidelidad. El arte se ha atomizado, el cliente se ha vuelto autónomo y la galería intenta resistir, pero vemos que el modelo de la galería ha cambiado. Ya no te hace falta tener una tienda.

¿Se sigue comprando arte?

Se sigue comprando, pero menos. Han pasado esos años de eclosión del arte. Por ejemplo, en los 90 se editó muchísima obra gráfica porque parece que aquello servía para la difusión y la divulgación. Ahora se edita muy poco, los artistas apuestan por hacer pequeñas impresiones... Se vende, pero de otra manera y menos. Se concentra mucho la venta, otra vez, en ferias.

¿Ha percibido que la gente acuda a Altxerri más a mirar que a comprar?

Esta galería tiene un escaparate estupendo y es una tienda muy visible. Tenemos mucha obra propia y en depósito. Es bonito también que se venga a ver. Es cierto que se mira y que se compra menos por lo que decíamos antes, porque el comprador era más fiel y venía a comprar porque tenía ganas de hacerlo.

Hablaba de tener que conectar con un público de 30 y 40 años. ¿Falta cultura sobre lo que es el mercado del arte?

No falta más que antes. Hay que educar, educar y educar siempre. Nos quejamos de la situación actual, pero la realidad es que el arte es hoy más visible que nunca, hay más información, más programación... El arte es un producto complejo. Necesita un enganche primero y luego cierto conocimiento y se necesita cierta pedagogía.

¿Sigue viéndose el arte como un valor refugio?

Aquí se me escapan muchas cosas, pero sí, claro. La eclosión desde finales de los 80 hasta comienzos de los 2000 se utilizaba como inversión, como un lujo. Sigue siendo un refugio, pero yo digo a muchos compradores que como refugio de una inversión está el arte de según qué artistas y en según qué circuitos. El resto de arte es te tiene que gustar y lo tienes que disfrutar tú. Te preguntan: “¿Esto en un futuro valdrá o no valdrá?”. Valdrá Chillida, Miró, Tapies, Warhol u otros artistas europeos muy conocidos. Pero hay que tener claro que si no te gusta algo es que eso no te va a durar, no vas a estar contento.

"El arte necesita sorpresas y ahora le ha tocado a los NFTs"

Como galerista y también como artista, ¿qué opina del fenómeno de los NFT?

Yo los entiendo poco. Claro que la tecnología y la técnica como siempre son parte del arte. Son productos que que en algún momento se harán valor. El arte está tan atomizado que necesita sorpresas y ahora le ha tocado a los NFTs. Con la eclosión de la fotografía al final de los 90 -y está muy bien que en la fotografía se incorporará al sistema del arte-, hay que recordar que hubo una inflación y una desproporción en cómo se presentaba el producto de fotografía. Llegó a parecer que la fotografía iba a sustituir al arte, que estaba acabado. Así se apostó por grandes formatos y ahora, años después, se apuesta de nuevo por lo mediano y lo pequeño, y la fotografía aparece en otras ferias y en otros lugares especializados. Con los NFTs ocurrirá lo mismo, pasarán a mejor vida y se incorporarán al quehacer del artista sin más.

¿Qué objetivos tiene la galería?

Sobrevivir. Tras los años de pandemia, estamos en un plan a medio para consolidar el camino. También estoy apostando por autores diferentes que hasta ahora no habían expuesto en Altxerri. Vamos por esa senda, pero muy poco a poco, sobre todo, haciéndonos visibles en esta nueva etapa y en esta nueva programación.