20012. Este es el código postal del barrio donostiarra de Egia. Esa es también la coordenada de la creación bajo la que se empasta el colectivo de artistas Formato Norte: la pintura. Gabriel Coca, Mikel del Río, Iñaki J. Areizaga, Mikel Remak, Jokin Sortwo, Iñigo Sesma y Sebas Velasco tienen su estudio en un amplio local de la calle Egia en el que cada uno desarrolla sus obras respondiendo a sus querencias particulares -tanto en lo local pero también con muestras y trabajos en las cuatro esquinas del mundo-, pero en el que, a su vez, surgen “sinergias”; no puede ser de otra manera. Pasado mañana, la galería Lumbreras de Bilbao inaugurará 20012, la primera exposición en conjunto de este colectivo, un grupo de artistas con una disciplina en común que los hilvana y que surgió de forma “natural” y desde la “amistad”.
El colectivo abre la puerta de su estudio a este periódico para charlar sobre su trayectoria y también sobre 20012, una exposición que intencionadamente nace sin una narrativa previa, dado que busca ser fiel reflejo de la manera de hacer de cada uno de sus siete componentes. De la misma manera, la forma que la muestra no tiene una idea sobre la que pivota, Formato Norte tampoco surgió como un fin en sí mismo. Así lo cuenta Sesma, quien coincidió con Velasco, Coca y Del Río en estudios de Máster en la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU en Leioa. Tras finalizar el periodo académico, en 2016 se trasladaron a Donostia y con vocación de “continuar con la dinámica” de trabajo, pero con el objetivo de desarrollar sus carreras de manera profesional, se instalaron su primer espacio de creación en un garaje de Amara. Posteriormente, dieron el salto a su actual ubicación en Egia, a la vez que el grupo se fue ampliando y de forma “natural” todo derivó en un concepto, el de Formato Norte, al que le pusieron nombre hace un año. “Parece que las cosas no existen hasta que se les da nombre, aunque hayan estado ahí siempre”, subraya Sesma.
“Cada uno siempre ha mantenido su carrera individual y lo que nos unía era la amistad y compartir un espacio”. Velasco se suma así a la conversación. Frente a lo “solitaria” que puede resultar la creación, compartir un estudio favorece ciertas “sinergias” y, por supuesto, es algo “enriquecedor”. Así lo confirma Coca, que opina que compartir estudio con “gente tan talentosa” permite “aprender mucho unos de otros”, casi, de una manera “inconsciente”: “Sin querer ves al otro cómo pinta, cómo mezcla los colores, sus pinceladas...”.
Unos trabajan lo figurativo, otros lo abstracto, algunos trabajan el muralismo de forma habitual, otros, en cambio, se centran en obras cercanas a la ilustración. Todos pintan, sí, pero todos son “pintores muy diferentes” y eso es lo que permite, cuentan, que unos aprendan de otros.
De Egia a la galería Lumbreras de Bilbao
Algunos de ellos han coincidido en exposiciones, han trabajado algún mural de forma conjunta de forma puntual, pero no suelen trabajar obra conjunta. La exposición 20012 es, a su vez, su puesta de largo como colectivo, la primera vez que en una sola mirada podrá descubrirse a qué se dedica cada integrante de Formato Norte.
La de la exposición colectiva era una idea que ya tenían en mente y que, desde luego, si tienen la ocasión repetirán. En este caso, la galería Lumbreras de Bilbao, un espacio en el que ya expusieron algunos de los profesores que tuvieron en la Facultad de Bellas Artes, se mostró interesada en estos artistas y su obra. Apostaron por el título 20012, no sólo por ser el código postal del enclave en el que tienen su local, sino porque representaba una idea “abierta”, que resumía el trabajo que llevan a cabo en su estudio y que resume “el código común” que les une y desde el que trabajan todos: “Somos siete códigos aparentemente diferentes que se unen en un medio, la pintura”. “La exposición no tiene ninguna narrativa, ni discurso específico más allá de lo que ocurre en el estudio. Lo que queríamos era mostrar lo que cada uno hace aquí”, subraya Coca. La muestra, por lo tanto, intenta reflejar cuál sería la experiencia de un visitante que se acerca a este espacio y se encuentra con lo que cada pintor esta pergeñando en cada momento.
Cada uno de los siete creadores aporta distinta cantidad de obras, así como variedad en los formatos para generar un dinamismo en el eventual recorrido por la exposición. Velasco, por ejemplo, exhibirá dos obras. La primera, de gran formato, mezcla varios elementos con unos personajes que caminan en primer plano, mientras que en el fondo se representa Belgrado y su arquitectura brutalista y retrofuturista. En contraste con la anterior, ha pintado un interior de una habitación de Sarajevo que, de alguna manera, remite a la primera: “Me gustaba la idea de que hubiese un diálogo entre las dos piezas”.
Sesma, por su parte, ha apostado por seguir la línea de trabajo que viene desarrollando desde hace un tiempo, eso sí, con unas imágenes algo más “luminosas”, a medio camino entre la idea del atardecer y la ensoñación, que ha plasmado en tres obras de medio y pequeño formato: “He seleccionado una serie de imágenes que me parecían lumínicamente delicadas en cuanto a la atmósfera, sobre todo, con colores suaves”.
En el caso de Coca, ha querido ir “un paso más allá” en su trayectoria. Así, explica que, acostumbrado al lenguaje de la abstracción, ha empezado ahora trabajar con el dibujo como estructura para la pintura. Así, su investigación, que ha plasmado en un lienzo de gran formato y en otros cuatro de medio-pequeño, se ha centrado en el dibujo y en el color. Estas, al igual que el resto de piezas del colectivo Formato Norte, se podrán ver a partir de pasado mañana en Bilbao.