El compositor José Serrano volcó en La Dolorosa todo el desconsuelo que lo embargó tras la pérdida de uno de sus hijos. No es de extrañar, por tanto, que esta zarzuela, que será llevada a la escena del Victoria Eugenia este fin de semana por la Asociación Lírica Sasibil, cuente con una gran carga “dramática”. El conjunto, que desde 1999 impulsa representaciones del género chico en la capital de Gipuzkoa, se encuentra inmerso en los últimos ensayos de esta producción. Pese a los nervios de la cercanía de la fecha de estreno –La Dolorosa contará con un pase este sábado y otro este domingo–, abren las puertas a este periódico para que, desde bambalinas, sea testigo de cómo marchan los preparativos de esta historia de amor y desamor, centrada en un hombre que coge los hábitos después de que su amada le abandone por otro. 

Sasibil lleva meses preparando esta obra, comenta Ekaitz González Urretxu, uno de los directores de escena, junto al alma máter de la agrupación, Josean García. Ellos, acompañados por el director musical, Arkaitz Mendoza, y por los solistas David Baños –interpreta al protagonista, Rafael–, Marta Pineda –Dolores– y Julen García –el prior– hablan con NOTICIAS DE GIPUZKOA sobre sus papeles, la música de Serrano y, en definitiva, sobre todo lo que ofrecerán en un recital que, además de esta obra, incluirá una selección de piezas con aire a jota aragonesa.

Josean García recuerda sobre Serrano, autor de origen valenciano de finales del XIX y principios del XX, que se le consideraba un gran compositor al que se le equiparaba con Puccini. De hecho, Serrano se caracterizó por impregnar sus obras de verismo, incluyendo La Dolorosa, una “joyita”, insiste González Urretxu, de apenas una hora de duración, otra de las características de la música del valenciano –apostó por que los trabajos tuviesen un solo acto–, y que ha dejado para la posteridad pasajes musicales que se han vuelto clásicos del repertorio como La roca fría del Calvario, la nana Duerme, niño o el dúo titulado Déjame besar tu mano generosa que protagonizan los personajes de Rafael y Dolores. 

Así lo explicó Mendoza, que añadió que cuenta con una partitura de múltiples capas y “muchos efectos de gran ópera”, que a principios del siglo pasado no eran propias de la ópera y que sólo puede ser plenamente degustadas si se escucha más de una vez. “Eso es, el público tiene que venir el sábado y también el domingo”, dice González Urretxu. Todos ríen.

El título, de hecho, también tiene su contrapunto cómico, que equilibra el dramatismo que le da “empaque”. La Dolorosa es una pieza “discreta” con pocos personajes, pero musicalmente muy poderosa y escénicamente “muy atractiva”, que se mueve en la tragicomedia, contraponiendo elementos “muy oscuros” con otros “muy brillantes, muy puros y claros”. En el elenco de personajes, la soprano Marta Pineda debuta en el papel de Dolores, “un personaje cortito pero muy intenso”, y el tenor David Baños hace lo propio con el personaje de Rafael. Su reencuentro, años después de su romance truncado, motiva la trama. Ella ha sido abandonada con un hijo a su cargo por el hombre por el cual dejó a Rafael. Su presencia, por otra parte, pone al fraile en la tesitura de tener que elegir entre sus votos y aquel amor que su pasado no le correspondió. El abanico de personajes se completa, entre otros, con papeles secundarios como el de la pareja cómica de Nicasia y Perico –encarnados por Amaia Iriondo y Jon Imanol Etxabe– y también por los hermanos del convento. Julen García, por ejemplo, interpreta al prior que acoge a Rafael e intenta que encuentre la “armonía y la tranquilidad” en la fe.

Sasibil invita a este periódico a las bambalinas del Victoria Eugenia. Pedro Martinez

Zarzuela "contemporánea"

Estrenada por primera vez en 1930, La Dolorosa habla, de una cuestión difícil para la época, de una mujer con un bebé que ha sido repudiada por su familia, recuerda la soprano. Pese a todo, es “muy contemporánea”, añade González Urretxu, dado que, a diferencia de otras zarzuelas, no existe “regodeo” en la cuestión de la deshonra. Además, sigue el director de escena, Rafael asume el pasado de Dolores sin ningún tipo de problema, permitiendo que la trama resuene con el presente.