En un futuro inconcreto una suerte de catástrofes naturales sin explicación asolan el mundo. Los Días Oscuros acabaron con la vida de los padres de Rebeka, protagonista de Los guardianes de la Tierra, la primera novela en papel del periodista Ander Terrones Arellano, que llegará a las librerías pasado mañana. Ambientado en una Donostia distópica, el libro presenta una sociedad dividida y condicionada por una inminente crisis climática que acabará con el mundo.
‘Los guardianes de la tierra’ es su segunda novela, la primera que publica en papel. En 2021 también publicó un poemario, que partía de una reflexión de la pandemia.
Aquel fue un poemario corto, íntimo. A los 17 años comencé a escribir una novela romántica, adolescente, pero no la llegué a terminar. Dos años después comencé a escribir Mundo de plástico, que está disponible en formato ebook en Lektu. Trataba un tema muy diferente a Los guardianes de la tierra, más relacionado con lo que siempre he solido escribir, sobre la juventud de hoy en día o lo que yo veo, llevándolo a la crítica social. Hace más de un año comencé a pensar en una novela que mezclara esa crítica social y política con fantasía y ciencia ficción. Acabé Los guardianes de la Tierra en junio del año pasado, la leyeron mis padres y mi hermano, que también es escritor. La envié a varias editoriales y me gustó la propuesta que me hizo Donbuk, un sello de Sevilla especializado en escritores noveles.
Su hermano es Xabier Terrones Arellano, autor de la novela ‘La noche del 19’. Parece que la escritura es cosa de familia. ¿Le inculcaron la lectura en casa?
Sobre todo me la inculcó mi hermano. Él ha sido mi mejor profesor. Me saca nueve años; él leía mucho y me contaba lo que leía. Nos pasábamos horas y horas hablando. Hizo que me picase el gusanillo por las historias. Además, cuando él tenía 18 años y yo nueve, empezó a leer muchísimos clásicos, que traía de la biblioteca o de mercadillos, que yo también quería leer. De la pasión por la lectura vino el querer crear. Los dos empezamos a escribir sin saber que el otro también lo hacía hasta que empezamos a intercambiarnos nuestras primeras novelas. Cuando era niño era mi mejor profesor y ahora me ayuda con mis novelas y yo le ayudo con las suyas. Hacemos un buen tándem.
Ambienta su novela en una Donostia del futuro, algo diferente a la actual. ¿Es Donostia un buen escenario para una distopía?
La gente tiene una imagen tan perfecta de Donostia que me hacía gracia ambientar una distopía en la ciudad. Además es donde he vivido siempre y donde más fácil se me hacía ambientar la historia. También pensé en crear un mundo propio, pero me hacía más ilusión mezclar lo real con lo ficticio, tal y como yo quisiera. Es algo que me permite que esté situada en el futuro. Me gustaba poder utilizar los lugares en los que no hay nada para, por ejemplo, poner un edificio que viene bien para la historia.
Ander Terrones es de Martutene, al igual que la protagonista Rebeka.
Es cierto que Martutene no sale mucho en esta novela. En Mundo de plástico el protagonista también es de Martutene y sale mucho más. Es algo más local. Mis historias siempre parten desde un punto cercano a mí. Rebeka no soy yo pero parte del mundo en el que yo vivo, aunque esté ambientado en el futuro.
Dice que buscaba aunar, en cierta manera, su realidad con un mundo fantástico. ¿De dónde surge ‘Los guardianes de la tierra’?
Sin hacer spoilers (ríe), aposté por mezclar la magia, la tecnología y la ecología y plantear una reflexión sobre la naturaleza. Todo ello, intentando que sea algo cercano a la gente. Planteo un futuro con una serie de problemas de hoy en día, para que sea reconocible para el lector. De ahí surgió la idea. La crítica social es algo muy amplio y en ello entra lo que le estamos haciendo al planeta. ç
Uno de los aspectos centrales de la novela es que tiene que ver con la emergencia climática.
Es algo intrínseco a mi generación. Recuerdo que cuando era niño solían venir a darnos charlas en las que se nos advertía de que Donostia iba a desaparecer bajo el agua. No creo que tenga ansiedad climática pero soy producto de la época en la que he nacido.
Habla de la tecnología, de la naturaleza y también de la magia. ¿De dónde le viene ese interés por la fantasía?
Soy un niño que ha crecido con Harry Potter. De hecho, nací en 1997, cuando se publicó el primer libro de la saga. Diría que el interés por la fantasía viene de ahí. Me parece que es una forma que permite evadirte de la realidad pero que también sirve para reflexionar sobre esa realidad. Eso es lo que he intentado, contar una realidad a través de un mundo en el que la magia está presente.
Plantea una realidad que se divide entre el orden y el caos y entre lo diurno y lo nocturno.
Lo hago así porque siempre me ha interesado la vida nocturna. Me parece que es mucho más literaria, la noche me resulta más inspiradora. Cuando no hay luces es cuando puede haber caos. El día, en cambio, es cuando la gente se contiene.
La sociedad que plantea recuerda a las de George Orwell o a las de Aldous Huxley.
He leído a los dos, claro. Puede ser. Me gusta más Huxley que Orwell porque me gusta más reflejar el control sin que se note, que un control autoritario firme y visible. Hablando de distopías más modernas también está Los juegos del hambre.
También se asemeja, sí.
Podría decir que me han inspirado los tres autores, Suzanne Collins, Orwell y Huxley.
Al igual que en ‘Los juegos del hambre’ en su novela la protagonista también es una mujer fuerte.
El resto de la historia no se parece mucho pero es verdad que a mí el personaje de Katniss –protagonista de Los juegos del hambre– me gusta mucho. Hasta ahora siempre he solido escribir personajes masculinos pero quería cambiar eso, probar algo nuevo. Además, a Rebeka, la protagonista de Los guardianes de la Tierra, he intentado no hacerla perfecta. Cuando escribimos personajes protagonistas tendemos a idealizarlos y a crear a alguien perfecto, como si fuese un reflejo del propio escritor. En cambio, he intentado que sea un personaje algo más profundo con más implicaciones, como lo es Katniss; me ha servido de inspiración.
En determinado momento de la novela Rebeka dice que aunque no ha comenzado a luchar, siente como si ya hubiese sido derrotada, como si no hubiese futuro. Se trata de un pensamiento muy posmoderno.
Totalmente. Mi generación siente, al igual que decía el punk, que el futuro está hecho, que no hay nada que hacer. Es cierto que la novela está ambientada en un futuro que sí ha llegado (ríe). Rebeka es un reflejo de ese pensamiento de mi generación, es muy posmoderna.
En la novela, de hecho, plantea la existencia de una parte de la sociedad que se agrupa bajo el lema ‘Carpe diem’ y que se lanza al hedonismo pensando en que el fin del mundo está cerca.
Me considero escritor de descubrimiento, voy descubriendo a medida que escribo. Cuando escribí el capítulo en el que describí cómo estaba organizada la sociedad, me pareció evidente que la mayoría de la gente iba a pasar del tema e iba a querer vivir la vida. Al final, todos sentimos eso en algún momento, que no hay nada que hacer y que debemos aprovechar lo que nos queda.
También plantea el extremo contrario.
Es el caso del tío de Rebeka, una persona inflexible que no quiere ni oír hablar de eso, que quiere seguir luchando por mejorar las cosas.
Introduce a un villano, Roi Jan, que se asemeja a los de Huxley. Al igual que el Capital, quiere hacerse con todo.
Es un villano que quiere controlarlo todo. Representa el inmovilismo y el querer que las cosas sigan igual porque así le va muy bien. Es lo que ocurre con mucha gente, que aunque las cosas se vayan a la mierda, no quiere que nada cambie porque a ellos les va bien así. También es cierto que he intentado que el lector pueda empatizar con el villano y sus argumentos.
¿Considera ‘Los guardianes de la Tierra’ una novela pesimista?
Sí, totalmente. Es muy pesimista, aunque hacia el final se vislumbra algo de esperanza. No me considero una persona pesimista pero, a la hora de escribir, cuando intento representar el presente no puedo evitarlo.
¿Estamos ante la primera parte de una saga?
Tengo pensado escribir una trilogía, pero quiero ver si a la gente le gusta. Por ahora parece que sí está gustando. Pienso ponerme a escribir la segunda parte este verano, que se publicaría con la misma editorial. Quizás el final no sea tan negativo (ríe).