Tras haber prácticamente colgado el cartel de No hay entradas, el año pasado en el Kursaal, con su espectáculo Fordlandia, la zumaiarra Lucía Lacarra y el canadiense Matthew Golding volverán el 3 de junio a este auditorio de la capital guipuzcoana para presentar su más reciente trabajo, In the still of the night, un espectáculo que mezcla danza y cine y gracias al que Lacarra logró un Premio Max a Mejor intérprete femenina en 2022. Ambos bailarines han presentado este lunes en Donostia esta obra que, al igual que Fordlandia, es heredera de los turbulentos “tiempos de la pandemia”.

Si bien el anterior trabajo de la pareja creativa surgió como consecuencia del confinamiento que vivieron uno separado del otro –Fordlandia se estrenó en septiembre de 2020–, la experiencia de “crear juntos”, aun en la distancia, les motivó a volver a probar suerte. Así surgió In the still of the night, un espectáculo de danza que tiene mucho de experiencia cinematográfica y también de banda sonora de los 50 y los 60, que se estrenó en otoño de 2021 en Dortmund (Alemania). El proceso de creación discurrió en paralelo a los confinamientos periódicos, establecidos en función a las distintas olas del covid-19, que condicionaron la práctica cultural y, sobre todo, escénica.

Se trata de una historia de “amor eterno”, en la que la danza sobre escena se intercala con clips de vídeo que representan flashbacks. De hecho, según ha subrayado la zumaiarra, esa es una de las peculiaridades de esta pieza, que transcurre en dos tiempos diegéticos, una noche en el pasado en el que algo ocurrió entre la pareja protagonista, a la que encarnan ambos bailarines; y el presente continuo en el que los amantes vuelven a encontrarse y en el que se muestran recelosos y distanciados uno del otro: “En la danza no suele haber sorpresas. Según el título de la obra se sabe si acaba bien o acaba mal, si mueres o si te casas. En este caso queríamos jugar con ideas y con un factor sorpresa que permite al espectador descubrir la historia a mitad del espectáculo”.

Banda sonora

Este espectáculo toma su título de la célebre canción In the still of the night, publicada en 1956 por The Five Satins. Toda la producción se tiñe con música de aquellas décadas. Teniendo en cuenta los dos tiempos en los que se desarrolla la historia, lo que acontece en el pasado se acompaña con grandes éxitos de la música como Be my baby, de The Ronettes (1965); Unchaine Melody (1965), de The Righteous Brothers (1959); The magic moment, de Ben E. King & The Drifters; o Non, je regrette rien (1960), de Ëdith Piaf.

En cambio, aquello que ocurre en el presente, representado por la danza en directo, se acompaña por música minimalista de dos compositores contemporáneos: el alemán Max Richter y el norteamericano Philip Glass.